La realidad de los guetos escolares en Vitoria-Gasteiz

24 noviembre, 2017

La agrupación de diversas culturas y de familias con pocos recursos económicos genera desequilibrios educativos en la enseñanza pública

Los guetos escolares son una realidad en Vitoria-Gasteiz. Existen colegios (todos ellos públicos) en los que los niños y niñas provenientes de familias inmigrantes se concentran y superan ampliamente a las familias vascas. Estos centros no son peores que el resto por albergar diferentes culturas, pero se han convertido en núcleos de pobreza y de etnias culturales tan dispares que provocan una segregación escolar.

Los colegios de la ciudad se dividen entre los que albergan a la población vasca y tienen recursos económicos, y los que se componen de población inmigrante y poca capacidad económica. El 80 % de los niños y niñas de origen inmigrante se encuentra en las escuelas públicas. Además, según desciende la edad del alumnado, la brecha es mayor. El porcentaje asciende al 95 % en Educación Infantil y en Primaria, según publicó en marzo la mesa de educación y diversidad del Ayuntamiento.

Según el Gobierno Vasco, el porcentaje de población de origen extranjero que debe tener un centro es del 30%. En Vitoria Gasteiz una veintena de colegios duplican este porcentaje, mientras que otros no llegan. Evidentemente, los que superan la barrera del 30 % son públicos, mientras que los que no llegan a esa franja son en su mayoría concertados.

El 80 % de los niños de origen inmigrante se encuentra en las escuelas públicas

Lurdes Errasti, directora de Denon Eskola, tiene muy claro por qué se genera este desequilibrio: "Hay niños que son asignados a colegios concertados, pero están un año y se van lo antes posible. En esos colegios realmente no se está obligado a pagar las cuotas por ley, pero existen presiones sociales para que se paguen. Por lo tanto, todos los niños procedentes de familias inmigrantes acaban en los colegios públicos y se crean estos guetos escolares. No queremos que la enseñanza pública quede reducida a esto".

Desde esta Federación de Ampas de colegios públicos quieren apostar por la integración en la sociedad de todos estos menores y evitar su marginación. Siempre teniendo en cuenta las costumbres locales: "Nuestro vehículo es el euskera y todo lo que nos pertenece. Queremos diversidad cultural, pero siempre partiendo desde la nuestra".

  • Samaniego, el ejemplo más representativo

Uno de los colegios públicos que más menores de origen inmigrante tiene es Samaniego. El colegio de la calle Monseñor Esteaga es uno de los que más índice de familias extranjeras posee de Vitoria. Su directora, Cristina Arguijo, defiende que el problema no es racial, sino económico.

El 95 % de sus alumnos son becados. Estas becas les dan a los niños el acceso diario al comedor y al material escolar, así como a las excursiones. Además, si pagan una cuota anual de 90€ (que sale aún más barata con la beca) tienen acceso a todo el material necesario para las clases. "Ni siquiera podemos asegurarnos de que vayan a traer un estuche o un cuaderno de casa", añade Arguijo.

El 95 % de los alumnos de Samaniego son becados

Además de la escasez económica, las barreras culturales también juegan un papel fundamental en el desarrollo del colegio. El 80 % de las familias de los alumnos de Infantil no tiene el castellano como lengua vinculada. "Muchos niños y niñas están aprendiendo una tercera y cuarta lengua en el castellano y el euskera con tres o cuatro años. Sus padres vienen muchas veces pidiendo ayuda porque no entienden los informes médicos o no saben cómo hacer la beca para sus hijos", explica el profesor del centro Joseba Piérola.

Esto requiere un esfuerzo extra por parte de los profesores, lo que a su vez genera un vínculo especial con estas familias. Unos lazos que en Samaniego están encantados de tener, según su directora: "Yo no creo en la dispersión, ni mucho menos hablando de niños. Insisto, lo que hace falta aquí es presupuesto, no separar a los niños".

La ikastola Landazuri es otro centro con características similares, apunta su AMPA: "Son escuelas de modelo D que en los últimos años están sumergidas en un proceso de segregación. Es un fenómeno que, a pesar de estar denunciado, no han tomado ningún tipo de medida desde el Gobierno Vasco. De hecho, niegan que exista".

  • Incorporaciones a mitad de curso

La llegada de alumnos una vez empezado el curso escolar también está a la orden del día en los colegios públicos. El AMPA de Samaniego denuncia que esta situación se repite "más de lo que debería" y que "puede alterar el funcionamiento de la clase". Sin ir más lejos, este centro recibió en el curso 2016-17 un total de 40 alumnos con el curso empezado. En el curso actual van camino de superar esa cifra con los 19 que tienen registrados actualmente.

Muchos colegios concertados parten con un máximo de alumnos que impide nuevas entradas durante el curso

Según la presidenta de Denon Eskola, esto se debe a lo denominado como matrícula viva. En cada aula de Primaria el número máximo de alumnos tiene que ser de 25, con un margen de dos o tres plazas para las incorporaciones que se produzcan a mitad de curso. "En los centros públicos se respeta esta cifra, pero en los concertados ya parten de los 27 o 28 niños de base. Con lo cual, se aseguran que no entre nadie a mitad de curso y los niños que llegan a van a parar a las escuelas públicas" afirma.

Muchos de esos niños desconocen el funcionamiento de una escuela típica, por lo que alteran el funcionamiento de la clase. Algo que se ve aún más agravado en los centros que reciben decenas de estos menores en un mismo año.  "Educación tendría que controlar más donde acaban las incorporaciones a mitad de curso para que no fueran todos al mismo colegio. Una revisión de ese funcionamiento sería un buen sitio por el que empezar", recomienda el AMPA de Samaniego.

  • Financiación conflictiva

Para Denon Eskola y las escuelas públicas la solución no parece nada sencilla, pero sí saben por donde empezar. "El sistema de subvenciones y financiación de las escuelas no tiene ningún sentido. Las escuelas concertadas, además de financiarse por las cuotas de sus alumnos, también reciben más subvenciones por parte de las instituciones", denuncia Arguijo.

Al obtener más financiación la brecha entre colegios concertados y públicos se agranda cada vez más. Entran en juego elementos estéticos. "La estética juega un papel fundamental, basta con ver algunos colegios por fuera y compararlos. Yo quiero que el dinero público sea para el colegio público, para los niños de este centro. Los beneficios de los colegios públicos van a parar a los concertados y eso no puede ser", insiste la directora.

Las escuelas concertadas, además de financiarse por las cuotas de sus alumnos, también reciben más subvenciones

Otro de los aspectos que denuncian desde Samaniego es la "brecha digital" que surge entre los alumnos que reciben educación pública y concertada. En algunos centros concertados ya se están añadiendo las tablets y dispositivos digitales como elementos básicos en la formación de algunos menores. Algo económicamente imposible para los colegios públicos más modestos.

Aunque, probablemente, lo más importante para acabar con la segregación escolar sea tirar las barreras psicológicas existentes respecto a la población de origen inmigrante: "Es un poco hipócrita. Por una lado decimos que está bien trabajar con otras culturas, pero cuando se mete a un niño de diferente cultura en la clase de nuestro hijo nos llevamos las manos a la cabeza", apunta Errasti.

Desde Samaniego tienen una percepción similar, según Piérola: "Cuando ven un velo desde la calle les causa mala impresión, pero la percepción desde dentro es muy diferente. Los chavales de aquí ganan una diversidad cultural y capacidad de relación con otras culturas. Hay muchos otros chicos y chicas en Vitoria que no se relacionan con inmigrantes; casi les tienen miedo".