Los Palacios del Renacimiento
El Casco Viejo de Vitoria cuenta con cuatro ejemplos destacados de la arquitectura palaciega renacentista. Son los Palacios de Montehermoso, Villasuso, Escoriaza-Esquivel y Bendaña. Todos ellos están incluidos en la Ruta de los Palacios del Renacimiento, pero Escoriaza Esquivel y Villasuso también serán visitables de 11:30 a 13:30 y de 17:00 a 19:00. El Palacio […]
El Casco Viejo de Vitoria cuenta con cuatro ejemplos destacados de la arquitectura palaciega renacentista. Son los Palacios de Montehermoso, Villasuso, Escoriaza-Esquivel y Bendaña. Todos ellos están incluidos en la Ruta de los Palacios del Renacimiento, pero Escoriaza Esquivel y Villasuso también serán visitables de 11:30 a 13:30 y de 17:00 a 19:00.
El Palacio de Montehermoso se encuentra en la parte más alta de la almendra medieval, cerca de la Catedral Vieja. Fue construido en 1524 a iniciativa del ilustre cortesano Ortuño Ibañez de Aguirre y su mujer María de Esquivel y Arratia. Desde el principio fue residencia privada de la familia Aguirre-Esquivel. Además varios monarcas españoles se alojaron allí a su paso por Vitoria. El Palacio cayó en desgracia tras la guerra de la Independencia.
En la actualidad el Palacio alberga el centro cultural Montehermoso dedicado al arte y la cultura contemporánea. El centro se inauguró en 1997.
Unido a este edificio se encuentra el Antiguo Depósito de Aguas, construido en el año 1885. Hoy en día, este espacio al que se accede por un paso subterráneo se utiliza como sala de exposiciones.
En la plaza del Machete y junto a la iglesia de San Miguel, encontramos otro de los tesoros renacentistas: el Palacio de Villa Suso. Martín de Salinas, embajador de Carlos V, ordenó su construcción en 1539. En un principio no querían dejar que el embajador construyera el palacio porque debilitaría la defensa de la ciudad. Finalmente las influencias de Martin de Salinas permitieron que la vivienda se construyera pero debía cumplir una serie de normas, por ejemplo que la puerta se situara en la parte alta de la casa. Precisamente debido a este detalle el Palacio se llama Villa Suso, lo que en la época hacia referencia a la parte alta de la villa. En ella encontramos el escudo de Los Salinas.
Aunque el Palacio se considera renacentista no cumple las normas de este estilo. Y es que el tener que salvar el desnivel de la colina hizo que por ejemplo una parte de la casa tuviera más plantas que la otra, cuatro frente a una. Además se tuvo que construir un patio interior abierto que permitiera dejar entrar la luz en las estancias, un tipo de construcción no demasiado aconsejable para ciudades con el clima de Vitoria.
En la parte superior se encuentra el salón de actos, adornado por un tapiz flamenco de la escuela de Bruselas del S.XVI con el tema de la Huida de Enea y su familia de Troya. En esta estancia podemos ver la piedra con la que se construyó el palacio. El trabajo de encalado ha permitido descubrir que no se utilizo material de la misma calidad en todo el palacio.
Y como buen palacio, también tiene su fantasma. Dice la leyenda que los vecinos escuchaban la voz de una mujer pero cuando iban allí no había nadie. Con el tiempo se descubrió los restos de un esqueleto enterrado. Se trataba del cuerpo de una mujer. Tras el descubrimiento se volvió a enterrar el esqueleto y actualmente permanece en el Palacio.
Villasuso alberga hoy en día en sus dependencias el departamento de Cultura del Ayuntamiento de Vitoria. También se utiliza como sede de congresos.
El Palacio Escoriaza Esquivel es el ejemplo mejor conservado en la ciudad de un palacio del Renacimiento. De hecho, está catalogado como uno de los conjuntos arquitectónicos más importantes del siglo XVI. Fernán López de Escoriaza, médico del rey Enrique VIII de Inglaterra, y su esposa Victoria de Anda y Esquível ordenaron su construcción en 1535. Curiosamente, él y su esposa Victoria de Anda y Esquivel nunca residieron en el Palacio ni lo vieron terminado.
La fachada principal de estilo plateresco contiene los bustos del propietario y su esposa. Ambas imágenes se encuentran a la misma altura, algo innovador para la época.
El interior esconde un espectacular patio cuadrado de doble arquería cubierto por un lucernario. Es conocido como el patio del amor por los medallones y bajorrelieves que contiene figuras alegóricas que hacen precisamente referencia a este sentimiento. De este modo, encontramos a Lucrecia, una noble romana que se clavó un puñal tras ser deshonrada, o a Venus y Marte que vivieron una amor prohibido al estar ésta, casada con el Dios Vulcano.
En la planta superior se puede visitar la estancia donde se reunía la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.
Después de muchos trámites el Ayuntamiento se hizo cargo de este Palacio, en 2010. Hasta su venta albergaba la fundación Patronato Eclesiástico de Aguirre. Su futuro sigue siendo incierto. Se baraja que pueda convertirse en un hotel con encanto, un parador o un centro de interpretación del vino.
En el número 54 de la calle Cuchillería encontramos el Palacio de Bendaña. Se construyó en el SXVI sobre los restos del antiguo Palacio de Arrieta-Maestu. El aspecto compacto exterior contrasta con la apertura interior, en torno a un patio de arquerías. Este edificio alberga desde 1994 el Museo Fournier de Naipes. Junto al contiguo edificio del Museo de Arqueología, forman el complejo museístico BIBAT.
noticia anterior
Ellos son favoritos, pero #EsLaHora VÍDEO
PUBLICIDAD - SIGUE LEYENDO ABAJO
noticia siguiente
Lyoness ¿el negocio de la crisis?
"Me gustaría quedar contigo para contarte algo que te va a interesar" o "le escribo por Linkedin porque su perfil se adapta a lo que estamos buscando". La curiosidad y la intriga pica lógicamente a las decenas de vitorianos que en los últimos meses han escuchado o leído estas palabras. Un halo de misterio rodea […]