Los policías de la Salud
Visitamos el servicio encargado de gestionar reclamaciones y garantizar las buenas condiciones sanitarias de la ciudad
Hace casi dos años que el DEMSAC ya no existe. Su desaparición coincidió con la llegada del PP al equipo de gobierno en el Ayuntamiento de Vitoria y desde entonces, el servicio de salud ambiental y consumo es el encargado de realizar las funciones que cumplía este Departamento.
Unas 30 personas trabajan en este servicio dependiente del Departamento de medioambiente que se encarga de inspeccionar, gestionar reclamaciones de consumo y educar a los ciudadanos con el objetivo de que tengan una buena salud.
El servicio de salud medioambiental y consumo se divide en 4 unidades diferentes: sanitaria de consumo, administrativa, salud pública y laboratorio.
La Unidad sanitaria de consumo tiene una función inspectora. Inspeccionan todo el gremio de hostelería, el comercio minorista de alimentación, peluquerías, sauna o viviendas entre otros. Asimismo se encargan del síndrome de Diógenes, del que se detectan dos o tres casos al año en Vitoria.
Hay inspecciones programadas, mientras que otras se hacen ante una denuncia, como por ejemplo cuando un ciudadano se queja de la mala higiene de un establecimiento. Tras las inspecciones se toman las medidas correctoras que sean oportunas: una resolución en la que pide que se subsanen las deficiencias o un expediente sancionador si fuese necesario.
Por regla general la normativa se cumple. Aunque también es cierto que muchas veces tienen que estar encima ya que hay normas como la de tapar los pintxos que solo se cumplen cuando hay campañas o inspecciones. Desde el departamento, insisten que su afán no es sancionar sino educar, pero cuando no hay más remedio ponen multas. A pesar de todo, indican que la hostelería de Vitoria es buena y que tiene una calidad superior a la media española.
Esta unidad también se encarga de la protección animal y es la responsable de la ordenanza de perros.
La Unidad administrativa gestiona las reclamaciones de consumo entre particulares, a través de la oficina municipal de información al consumidor. La oficina pone en contacto a las partes para que lleguen a un acuerdo a través de una mediación. También existe la posibilidad de acudir al tribunal de arbitraje donde el conflicto lo resolverían los árbitros, esta decisión tiene además, valor judicial. Esto quiere decir que lo que digan los árbitros va a misa y ya no se puede ir a juicio.
La oficina municipal de información al ciudadano gestiona unas 1.600 reclamaciones al año. Lo que más se reclama en Vitoria tiene que ver con la telefonía, internet y las telecomunicaciones.
La Unidad de salud pública desarrolla cursos de educación para la salud tanto en centros escolares como en centros cívicos. Además colabora con asociaciones de afectados por patologías. Por ejemplo enseñan a alimentarse bien a través de cursos de cocina. En los centros escolares insisten en la prevención de las drogodependencias o en la importancia del desayuno ya que se ha detectado que muchos menores acuden al colegio sin desayunar.
También actúan en situaciones de emergencias sanitarias en coordinación con Osakidetza, por ejemplo, instalando un centro de vacunación masivo si fuese necesario en una epidemia.
En estos momentos, trabajan en una nueva línea que se llama impactos de salud. En ella se estudia cómo influyen ciertos factores en la salud del ciudadano, entendiendo la salud, no como la ausencia de enfermedad, sino como ese completo estado de bienestar en el que tú desarrollas tu vida. Y es que por ejemplo estar en paro o no tener espacios para hacer ejercicio puede influir en la salud. Para ello, a través de programas piloto analizan como ciertos hechos como la remodelación de un barrio o la construcción de una estación de autobuses pueden influir en la salud de los ciudadanos.
Una obra puede provocar ruido, que a su vez produce estrés, algo que se considera negativo; sin embargo, genera empleo que es algo positivo. Con las conclusiones de estos estudios se pretende potenciar los factores positivos y aminorar los negativos.
Por último, en el laboratorio que continúa en la cuesta de San Vicente donde antes estaba el DEMSAC, se analiza la calidad del agua de Vitoria, las sustancias que intervienen la Policía o los alimentos entre otros.
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