Los relatos ganadores que imaginan un futuro mejor

22 noviembre, 2024

Vitoria-Gasteiz entrega los premios del concurso Repárate sobre relatos cortos

El concurso de relatos cortos y poesía para jóvenes “Mi mundo deseado” cuenta ya con ganadores. Hoy se han dado a conocer las obras premiadas. Lucía Sánchez en castellano y una persona que prefiere guardar el anonimato en euskera han resultado ganadoras de este certamen, cuyo objetivo es fomentar la escritura como herramienta para el desarrollo personal y social, dentro de la campaña `Repárate, buenos hábitos para favorecer la salud mental en la infancia y la adolescencia’.

La escritura no solo es un medio de expresión, sino también un recurso valioso que puede ampliar las perspectivas y mejorar la vida tanto de las y los autores como de la comunidad”, ha subrayado el concejal de Políticas Sociales, Lucho Royero. A las y los jóvenes participantes, entre 12 y 17 años, se les pedía reflexionar sobre el tipo de mundo en el que desean vivir y su capacidad de imaginar un futuro mejor. Mundo entendido preferentemente en el ámbito personal, familiar, escolar y social de las personas participantes.

Los relatos debían tener entre 15 y 25 líneas y los poemas entre 15 y 25 versos. El premio que se va a entregar a las personas galardonadas consiste en un vale de 100€ de Elkar. Las obras premiadas en cada categoría se publican en la web municipal y en las redes sociales del Servicio de Infancia y Familia. En el grupo de 12 a 14 años ha resultado ganadora una persona anónima que presentó el relato titulado «Mikelen bakardadea«, mientras que ese mismo grupo de edad en castellano ha sido premiada Lucía Sánchez que presentó el poema «Mi mundo deseado«.

Mikelen Bakardadea

Mi mundo deseado

Mi mundo deseado:
Si mi mundo deseado fuese real,
no sería artificial,
sino original.
Las cosas no siempre saldrían bien, sino algunas mal.
No se solucionarían a la primera,
porque entonces no aprenderíamos igual,
viviríamos sin distinguir el invierno de la primavera.
Viviríamos en un mundo de mentira,
sabiendo qué es la felicidad, pero no la ira.
Tampoco quisiera sacar del mundo a esas personas que caen mal,
ni persona ni animal,
pues esa gente o animal tienen su sentido ahí,
y no puedes quitárselo así.
Las guerras y muertes desaparecerían.
Jamás volverían.
Pues las personas que las sufren, no tienen sentido ahí,
no habría nadie, nadie, que a la guerra le dijese, sí.
No sería estricto, pero con normas.
Tampoco muy claras, malas o estrictas,
puestas, pero sin dar pistas.
Todo el mundo interpretaría la vida como quisiese, respetando a los demás,
y creo que con esto, no tendría que cambiar nada más.