Maroto no se casa con Génova
Siempre se ha dicho en política que un alcalde debe servir a los ciudadanos y no a su propio partido. Sin embargo, la política española está plagada de ejemplos de primeros ediles que miran primero a Génova, Ferraz o a Sabin Etxea antes de salir a pasear por sus calles. Javier Maroto no parece, sin […]
Siempre se ha dicho en política que un alcalde debe servir a los ciudadanos y no a su propio partido. Sin embargo, la política española está plagada de ejemplos de primeros ediles que miran primero a Génova, Ferraz o a Sabin Etxea antes de salir a pasear por sus calles. Javier Maroto no parece, sin embargo, de los que opten por esa política.
Alcalde de Vitoria desde las pasadas elecciones, Maroto ha criticado abiertamente varias de las líneas ideológicas de su partido. Han sido tres, sin embargo, las más llamativas y contra las que se ha manifestado desde el principio: Bildu, Garoña y los matrimonios homosexuales. Tres líneas argumentales que ya planteó desde el inicio y que la semana pasada volvió a reiterar.
Maroto ya sorprendió a sus compañeros de partido en la intermunicipal de Sevilla al asegurar que "hay concejales de Bildu demócratas que condenan la violencia". Unas palabras que no admitieron algunos de sus compañeros de partido, incapaces de diferenciar entre Eusko Alkartasuna o la Izquierda Abertzale ilegalizada. Desde diversos sectores mediáticos se criticaron estas palabras, cuando aseguró que "en Vitoria, de los seis concejales, tres son demócratas que condenan la violencia".
El alcalde de Vitoria se valió de Bildu para parar el BAI Center y trasladar la estación de autobuses a Euskaltzaindia. Y populares y abertzales mantienen unas relaciones más que cordiales. El pasado miércoles Kike Fernández de Pinedo, portavoz de Bildu en el consistorio, agradeció a Maroto que, "pese a ser del partido de Mayor Oreja o Basagoiti, haya optado por mantener relaciones normalizadas con Bildu".
Sin embargo, Maroto rechazó esos agradecimientos, al sentenciar que "Bildu es un grupo más, y punto".
Garoña y su cierre
El pleno de presentación del programa de legislatura también le sirvió a Maroto para volver a exigir el cierre de Garoña. El líder popular había pedido ya antes su cierre, en contra de lo que plantean desde Génova. El PP sigue apostando por la energía nuclear como alternativa para reducir el coste de la electricidad. Y para ello plantea la anulación de la orden de cierre de la central burgalesa.
En el Programa Electoral del partido para las Generales probablemente haya una expresa a este asunto. Sin embargo, el PP sí que ha insistido en numerosas ocasiones en que programar el cierre de Garoña para el 2013 fue un error. A su juicio, esta fecha se estableció sin criterios económicos ni de rentabilidad, y varios dirigentes populares la calificaron en su día de decisión populista.
Maroto ya exigió el pasado mes de agosto el cierre de la central, y volvió a hacerlo el miércoles, cuando pidió al conjunto de la corporación "hacer fuerza" para lograr el cierre definitivo de la planta. "Yo ya he dicho que me opongo a la Central de Garoña, y hay consenso sobre esto.
Su compañero de partido y Diputado General de Álava, Javier de Andrés, siempre se ha mostrado más tibio en esta cuestión, y en ningún momento ha secundado a Javier Maroto. Su diputada de Medio Ambiente ha manifestado en sucesivas ocasiones que Garoña es un tema que compete a otra comunidad autónoma. Desde el PP burgalés no albergan duda alguna, y defienden a capa y espada la permanencia de Garoña.
Matrimonio gay
Maroto también ha defendido desde su llegada al poder la no derogación de la Ley de Matrimonio Homosexual. El pasado mes de junio, coincidiendo con el Día del Orgullo Gay, el primer edil publicó una declaración en la que subrayaba su "compromiso a la defensa de los derechos de todos los ciudadanos, independientemente de su condición sexual, así como mi compromiso en la defensa de todos sus derechos en total igualdad jurídica, especialmente en la defensa del matrimonio entre personas del mismo sexo".
El pasado viernes, el PNV planteó una moción en favor de la "convivencia pacífica", y en la que criticaba la postura del PP en asuntos como la mezquita o las AES. Ese texto abogaba por impedir la discriminación por "raza, sexo o religión". Fue una enmienda del PP la que solucionó un olvido jeltzale, la "orientación sexual", añadiendo este último tipo de discriminación a los tres anteriormente mencionados. Finalmente, por cierto, la moción se aprobó por unanimidad.
A buen seguro que Javier Maroto tendrá aún más motivos y momentos para enfrentarse a las tesis de su partido. Y a partir del 20N parece más que probable que sus compañeros de partido deberán ser también sus interlocutores institucionales en Madrid. Está por ver si consigue convencer a alguien en sus tesis o si, por el contrario, Garoña sigue funcionando, se deroga la Ley de matrimonio homosexual y Bildu es ilegalizado.
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