"Los mayores pasan hambre con los menús del servicio a domicilio"
El Ayuntamiento de Vitoria ofrece un servicio de “baja calidad”, según denuncian algunos familiares
Los mayores "se quedan con hambre" y la calidad de los menús es "baja" en el servicio de comida a domicilio en Vitoria. Esto es lo que denuncia una ciudadana a Gasteiz Hoy.
Un servicio que ofrece el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz a personas mayores a través de los servicios sociales. En la actualidad hay 214 personas que reciben la comida en su vivienda.
Estos menús los elabora la cocina San Prudencio, gestionada por el consistorio. Unas instalaciones que cocinan tanto para las viviendas como para los centros socioculturales Bizan.
Pero los familiares y usuarios hablan de "discriminación" al no recibir ni la misma calidad ni cantidad de comida que las servidas en los comedores de los Bizan.
Para esta ciudadana el servicio a domicilio presenta "desigualdades" y una calidad "bastante inferior" si se compara con las comidas de los centros. "No pedimos más, pedimos lo mismo", asegura.
En cuanto al perfil de las personas que reciben este servicio, son "personas muy mayores o que tienen movilidad reducida". Y por lo tanto no pueden acudir a los Bizan. Otras simplemente "no pueden cocinar en casa", explica este familiar.
Para ella: "Son personas vulnerables que tienen derecho a comer dignamente". Porque a pesar de que son personas mayores "no son tontas", afirma.
En su caso, contrató el servicio de comida a domicilio en 2020 porque según le informó la trabajadora social "tenía la misma calidad que la comida que dan en los propios centros". Pero al contrastar con otros usuarios se dio cuenta de que no era así. Por lo que presentó una queja en Síndico, la defensoría vecinal de Vitoria.
"Se quedan con hambre"
Los menús que reciben los domicilios "no sacian al mayor", afirma este familiar. "Los recipientes son pequeños, no entran grandes cantidades y siempre llegan a la mitad".
Unos recipientes que son "aún más pequeños" que los que se usaban con anterioridad. Y esto hace que las cantidades necesariamente sean pequeñas. Por ejemplo, si en los Bizan comen dos filetes, los de las viviendas reciben uno.
Esto hace que "se queden con hambre", con la desventaja añadida de que en los comedores les dejan repetir y en casa "esto es imposible". Por eso los familiares acaban complementando las raciones.
La corporación, sin embargo, explica que el volumen de comida "es el mismo en los centros que en las viviendas. Y que las raciones vienen estipuladas por el equipo de nutrición". Así lo comunicó el Departamento de Políticas Sociales, Personas Mayores e Infancia a Síndico cuando éste pidió información al departamento por la denuncia de esta ciudadana.
Y como la cantidad de las raciones está basada en "un criterio técnico", Síndico no puede rebatirlo.
El menú es "sota, caballo y rey"
Algunos platos, además, no llegan a casa por el tamaño del recipiente, según denuncia este familiar. El problema es que el tamaño de algunos alimentos es más grande que el propio envase y deciden no enviarlos. Así "los mayores se quedan sin ellos".
Tampoco llegan alimentos frescos "como ensaladas mixtas". En los meses de verano en los centros han tenido ensaladas variadas uno o dos días a la semana. En los domicilios las ensaladas que han llegado han sido "puntuales". Y esto hace que el menú sea "sota, caballo y rey".
¿Pero por qué no llegan estos platos a las viviendas? Según el Ayuntamiento de Vitoria, algunos alimentos como las ensaladas o postres no se envían por "seguridad alimentaria". Y "no tienen otra alternativa, teniendo en cuenta los medios e infraestructura actuales".
Asimismo, tampoco llega el helado a los domicilios ya que las furgonetas de este servicio "no están adaptadas para llevar helados", explica el consistorio.
A todo esto hay que añadir que no llegan las guarniciones ni los acompañamientos de algunos platos. Esto ocurre, por ejemplo, con las "patatas con costilla", "arroz con conejo", o "pollo con lechuga".
En la etiqueta de estos recipientes aparecen estos acompañamientos. Pero los mayores se llevan una sorpresa al abrir el recipiente y no encontrar ni la costilla, ni el conejo ni la lechuga. O si la encuentran, es mínima.
Además, a la poca cantidad hay que sumarle la "baja calidad" de los alimentos. "Los platos no son apetecibles a simple vista", afirma el familiar. "El pescado que llega está seco". Y también han recibido "plátanos pasados y peras golpeadas".
Pero para el Ayuntamiento la calidad de la comida no varía entre la de los Bizan y la que reciben las viviendas. Es "la misma", tanto en la calidad de las materias primas como en la preparación de las mismas.
"Las comidas vienen dos días tarde"
Los familiares también observan deficiencias en el reparto de la comida: "las comidas vienen dos días más tarde". Pero el Ayuntamiento aclara que esto es así "por cuestión de conservación de alimentos".
¿Por qué? Porque en el caso de las viviendas, el proceso de distribución se inicia con el "emplatado en bandejas individuales, enfriamiento en abatidores, termosellado y almacenamiento". Con este tratamiento se consigue que la comida llegue a domicilio "cumpliendo la normativa sanitaria". Y por lo tanto llega días más tarde a los domicilios.
Otra de las demandas de los familiares es poder renunciar a los menús que no vayan a consumir. Si los usuarios de los Bizan avisan con una antelación de 4 o 5 días pueden cancelar su menú del día. Los usuarios de la comida a domicilio, sin embargo, "no tienen esta opción".
¿Por qué? Hay dos líneas de reparto que se realizan tres veces a la semana:
- Lunes, miércoles y viernes.
- Martes, jueves y sábado.
Y los menús vienen en 'packs'. Por ejemplo, el pedido del lunes incluye la comida de lunes y martes. El del miércoles es para el miércoles y jueves. Y el último pedido de la semana es para el viernes y el fin de semana.
Pero este servicio "no acepta variaciones". Si un mayor quiere renunciar a la comida del sábado por cualquier razón, debe renunciar al lote completo. Es decir, a la comida del viernes, sábado y domingo (si el pedido viene el viernes).
Y para no quedarse sin él, el usuario recibe el lote completo. Así al final "les obligan a tirar la comida" porque no la pueden congelar y guardar para otro día ya que deben consumirla el mismo día. "Si tuviesen la opción de la renuncia, malgastarían menos alimentos", afirman.
El departamento, sin embargo, explica que para pasar de este servicio a un modelo "más actual con repartos más frecuentes y mayor flexibilidad para las renuncias en días concretos, requeriría de una dotación presupuestaria, de medios e infraestructuras". Y esto es una decisión que "trasciende el ámbito técnico".
Sin menús especiales por Santiago o Navidad
Por último, los usuarios se quejan de que no reciben comidas extraordinarias para celebrar San Prudencio, Santiago o Navidad. En los centros Bizan pagan un añadido para comer estos menús especiales. Unos menús que no son obligatorios consumir, pero que tienen esa opción. "Y los usuarios están informados" de ello, informa Síndico.
Sin embargo, esa comida 'especial' no llega a las casas, y no les informan de "qué comidas van a recibir los días festivos". Y no sólo en los días festivos. El desconocimiento de los menús es una práctica generalizada. Y es que los familiares se quejan de que en general no informan con antelación lo que van a comer. Sus platos son 'sorpresa'.
Eso no ocurre en los Bizan. Los mayores de estos centros conocen el menú de antemano. Un cartel en los comedores indica qué platos comerán cada día.
¿Cuál ha sido la solución del Ayuntamiento? El consistorio cuelga los menús en su página web desde este verano. Aún así, a los familiares les parece insuficiente este cambio. Los beneficiarios de este servicio son personas mayores que "no se manejan con la tecnología y que tienen dificultades para entenderla", afirman.
¿Habrá cambio?
Después de conocer todas estas quejas, el Ayuntamiento de Vitoria explica que "no es posible un cambio en el modelo de comida a domicilio" con "la dotación e infraestructura actuales".
Para los familiares, en cambio, sí es posible impulsar mejoras si hay "voluntad política" para que las personas mayores no tengan "carencias".
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