El Mercado Gorbea-Zaldiaran baja la persiana

11 septiembre, 2021

El último puesto de alimentación que quedaba ha cerrado y el mercado ha quedado completamente vacío

Tras 53 años de historia, el Mercado Gorbea-Zaldiaran cierra para siempre. El último puesto que quedaba abierto, una carnicería, bajó la persiana el pasado mes de agosto y, con ella, atrás ha quedado más de medio siglo de recuerdos y vivencias.

Fue en 1968 cuando el mercado echó a andar. Manuel Zufiaur fue el promotor y José Erbina el arquitecto. "Fue una obra muy moderna en aquel entonces porque la estructura era de hierro", recuerda Juanjo Rubio, hijo de la actual propietaria del mercado.

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Estado actual del mercado./ Juanjo Rubio

En un principio, el mercado contaba con 75 puestos, pero muchos de los comerciantes se hicieron con uno doble o incluso uno triple. Así, en los 70 y 80, su época de mayor apogeo, hubo hasta 35 negocios abiertos, que daban trabajo a alrededor de 100 personas.

En 1975, Francisco Rubio, el padre de Juanjo, adquirió el mercado y se hizo propietario del mismo. "Era el alma del barrio, había muy pocas tiendas y no había supermercados. Recuerdo cómo venía gente desde Abetxuko y desde otras zonas más alejadas de Vitoria a comprar. Los fines de semana era un ir y venir de gente y se vendía muchísima comida en aquel entonces", cuenta Juanjo.

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Con la llegada de los supermercados a la ciudad, las costumbres y modos de compra comenzaron a cambiar y los comercios se quedaron sin relevo generacional: "Hasta ese momento, quien se jubilaba traspasaba el negocio y el puesto seguía abierto, pero eso dejó de suceder a finales de los 90. Si alguien se jubilaba, cerraba el local. Sobre 2006-2008 nos dimos cuenta de que el mercado iba a terminar cerrando".

Traslados a pie de calle

Viendo cómo avanzaba la situación, varios comerciantes decidieron trasladar su negocio a pie de calle. Es el caso de Pescados Jorge o Carnicería Mari Carmen. Ambos dejaron sus puestos hace 10 años y se instalaron en la calle Badaia.

Jorge comenzó a trabajar en el mercado como pescatero en el 91, con apenas 16 años. Ocho años más tarde se hizo con su propio puesto y se puso por su cuenta. "Recuerdo aquella época con mucho cariño, el ambiente era increíble y el mercado estaba a tope. Era un ambiente de barrio espectacular que ya no se encuentra en ningún sitio", cuenta.

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Jorge comenzó a trabajar en el mercado en el 91, con 16 años.

Ya en 2010, viendo el estado en el que se encontraban las instalaciones, decidió dejar su puesto y trasladarse a un local a pie de calle: "El mercado necesitaba una modernización total, pero la mayoría de la gente estaba ya cerca de jubilarse y no querían afrontar los gastos. Yo me habría quedado e invertido en la reforma, pero entre cuatro no podíamos asumir todos los gastos", cuenta.

La misma razón hizo que Carnicería Mari Carmen dejara su puesto tras 40 años en el mercado: "Había goteras y veíamos que tarde o temprano se iba a cerrar. A nosotros nos iba muy bien, así que antes de que ese momento llegase, nos buscamos un local y seguimos con el negocio".

Ambos echan de menos el ambiente del mercado, aunque siguen conservando la clientela de aquella época: "Son clientes muy fieles, aunque hemos ido renovando. Cada vez viene más gente joven que busca calidad en los productos", afirman desde Carnicería Mari Carmen.

Un solo puesto

Poco a poco, los negocios fueron cerrando hasta que solo quedó una carnicería, que ha sido el único puesto en el mercado durante los últimos dos años. En agosto, esta última también bajó la persiana por jubilación y el Mercado Gorbea-Zaldiaran tuvo que cerrar.

Ahora la escena es totalmente diferente a la de los años 80: "Es como una película de miedo. Todo está en silencio, no se escuchan los motores y no hay olores, es doloroso verlo así", dice Juanjo. "Los supermercados han ido matando poco a poco el pequeño comercio. No se puede competir con la comodidad del súper, pero la calidad es peor que la de las tiendas de barrio".

Por el momento, el mercado tiene un futuro incierto: "Estamos abiertos a diferentes iniciativas y encantados en colaborar con pequeños proyectos como el Festival 150gr, que se viene celebrando en el mercado varios años. Pero lo que más nos gustaría es que toda esta superficie se volviera a ocupar con alguna actividad comercial y se llenara de gente".