Las mercerías mantienen la esencia del comercio de barrio en Vitoria

4 septiembre, 2021

En marcha desde los años 80, muchas de ellas continúan abiertas contra viento y marea

Las mercerías llevan años instaladas en Vitoria-Gasteiz. Este tipo de comercio ha existido siempre, pero fue en los años 80 cuando se abrieron la mayoría de ellas. Muchas de estas mercerías están ubicadas en barrios de trabajadores como Adurtza, El Pilar, Aranbizkarra o Coronación. Aunque, en realidad, están repartidas por toda la ciudad.

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Mercería Yoli, en Adurtza.

Son locales antiguos en su mayoría. Mantienen la esencia de lo que fueron todas las tiendas de barrio, que en los últimos años han decaído. Pero las mercerías tienen algo especial. En muchos barrios y calles, son de los pocos comercios abiertos, y mantienen su clientela 'de toda la vida'.

Es el caso de la Mercería Yoli, en la calle Txirula del barrio de Adurza. “En el tipo de productos que vendemos la gente necesita venta directa, piden mucho que le aconsejes”. Es la razón principal que aportan tanto las dueñas como las clientas para justificar que este tipo de comercio no haya decaído tan rápido como otros.

Mercerías en Vitoria

Desde la apertura de la mayoría en los años 80, este tipo de negocios han funcionado muy bien. Sin embargo, con el comienzo de siglo la gente empezó a comprar menos, y esto repercutió a sus tiendas, como a tantas otras. De hecho, la mayoría de las mercerías coinciden en que la crisis del 2008 golpeó mucho a sus comercios.

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Mercería Dimar, en la calle Madre Vedruna.

Además, muchas de las mercerías han tenido que cambiar el producto que ofrecen. Las personas que antes compraban ropa de niño para sus hijos e hijas, ahora se decantan mucho más por otro tipo de productos adaptados a personas más mayores. Aún así, la ropa interior ha sido desde siempre, y hasta el día de hoy, lo más demandado.

Las gomas para hacer mascarillas han sido uno de los productos más vendidos en los últimos meses

Pero como a todos, el coronavirus nos ha cambiado la vida, y ha creado nuevas necesidades a las que han sabido adaptarse también en las mercerías. Ana, de la Mercería Flori, recibió muchas llamadas en el confinamiento: "Me llamaban las clientas para preguntar por la fecha de apertura. Necesitaban gomas para hacerse mascarillas en su casa. Hemos vendido una barbaridad en los últimos meses", reconoce.

Relevo generacional

En los últimos años algunas mercerías han ido cerrando por razones de todo tipo. Sin embargo, hay una que destaca por encima de todas: la jubilación de las mujeres que regentaban el negocio, y no tener relevo generacional. Otras muchas sí que lo tuvieron hace algunos años. De hecho, la mayoría de las mercerías abiertas hoy en día las llevan las hijas de las mujeres que, en la década de los 80, abrieron los negocios.

Pero, ese relevo termina en esta generación. En Mercería Yoli seguramente suceda esto: “Me da pena. ¿Pero me gustaría que mi hija se dedicara a ella? Sí y no. Es un trabajo muy bonito, pero requiere mucha dedicación, y no tienes un sueldo fijo. Es un trabajo muy inestable”.

El trato personal es el punto fuerte de este tipo de comercios

Salvo excepciones, tampoco hay mucho relevo en la clientela. La mayoría de clientas son mujeres mayores de 40-45 años; y en muchos casos, por encima de los 60. En la Mercería Dimar de la Calle Madre Vedruna, sobreviven “por el trato personal. Conoces a las familias desde hace muchos años, y esa gente sigue viniendo aquí a comprar”. Pero la gente más joven tiene otro modo de vida.

Internet

Tan solo algunas hijas de las clientas ‘de toda la vida’ se animan a comprar en estos comercios. A Mercería Flori algunas van incluso desde Salburua o Zabalgana: “Son personas que quieren seguir comprando donde lo han hecho siempre sus madres”. Sin embargo, no son muchas, y es que cada vez más personas optan por franquicias o por comprar por internet.

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Mercería Flori, en Aranbizkarra.

Algunas mercerías de Vitoria-Gasteiz intentan adaptarse a los nuevos tiempos, aunque su clientela habitual no utiliza internet. Aún así, algunas ofrecen la opción de comprar por internet directamente a los proveedores, que dejan el género en sus tiendas para que las clientas lo recojan. Otras tienen sus propias páginas web o anuncian sus novedades a través de las redes sociales, pero no venden a través de ellas.

Los cambios en la forma de consumir de las personas más jóvenes hacen que estos negocios no tengan un futuro esperanzador. En Mercería Dimar, creen que “todas estas tiendas tenderán a desaparecer. Pero de momento vamos tirando y podemos tener abierto”.

Por su parte, Ana de la Mercería Flori, lo tiene claro: “Si la cosa va bien yo me quiero jubilar aquí, y aún me quedan muchos años. Pero todo depende de que la gente siga comprando y apoyando nuestro comercio”.

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