Mike Kennedy: el vecino vitoriano más famoso y bravo
Fue cantante de Los Bravos, reside desde hace 15 años en Vitoria y ha recibido un premio de la cadena SER de Álava
Michael Volker Kogel es, quizá, nuestro vecino vitoriano más famoso. Así sin más, su nombre igual no te dice gran cosa. Pero si hablamos de Mike Kennedy ya es otro cantar. Puede que las generaciones más jóvenes estén como quien oye llover.
Pero muchas otras más maduras han crecido, bailado y enamorado al ritmo de ‘La motocicleta’, ‘Los chicos con las chicas’, ‘Bring a Little Lovin’ y, sobre todo, la tan sonada ‘Black is black’.
15 años en Vitoria-Gasteiz
El que fuera la estrella y voz indiscutible de Los Bravos reside desde hace 15 años en Vitoria-Gasteiz. En la capital alavesa ha encontrado su pequeño refugio. Su lugar seguro. En buena compañía, en especial la de su gran amiga Begoña Arteaga, y alejado del foco público.
Años en los que ha sido habitual verlo por algunas calles céntricas de la ciudad, sobre todo Independencia, ataviado con sus sempiternas gafas oscuras. También en algún que otro paseo por el humedal de Salburua, el pantano o en los pocos ‘bolos’ que le servían de ingresos.
Ahora, con los 80 recién cumplidos, pasa sus días en una residencia vitoriana. Su estado de salud es delicado. En su rutina un tanto gris se ha colado un soplo de aire fresco: el premio de la cadena Ser de Álava. Estos reconocimientos, entregados este martes, distinguen a los convecinos alaveses más relevantes.
De Alemania a España
Y este año le ha tocado a Mike Kennedy. Un alemán que revolucionó la España en blanco y negro de los años 60 con su voz, su físico y su rebeldía. Leyenda viva de una época olvidada por muchos, y relegado a vieja gloria en los círculos musicales.
Quizá por eso este galardón le ha hecho especial ilusión. Un homenaje a su trayectoria musical. Aunque no ha podido recogerlo en persona, Mike Kennedy solo tiene palabras de agradecimiento. Que le recuerden a uno siempre gusta. Y más vale tarde que nunca. "Todos los premios son bienvenidos, y ser reconocido como uno más en Vitoria es estupendo", ha valorado en la Ser.
Un broche de oro a una historia, la suya, que comenzó en abril de 1944. Mike Kennedy nació en el Berlín de finales de la II Guerra Mundial. Su infancia la pasó en la zona soviética de una ciudad dividida. Con 10 años, según contaba en una entrevista en el Diario Vasco, su abuela, su madre, su tío y él saltaron el Muro de Berlín.
Aterrizó en Colonia, donde trabajó de aprendiz de maestro cervecero. Poco a poco se introdujo en la escena de los clubes, donde cantaba y actuaba. Y allí cambió su vida. Una de esas noches, tal y como revelaba en otra charla reciente en El País, se topó con unos músicos mallorquines de gira por Alemania: Los Runaways.
Al parecer, el cantante español del grupo no pudo seguir la 'tourné' y Mike Kennedy le reemplazó. A su regreso a España, viajó con ellos. Aquí llamó la atención de otro grupo, Los Sonor, que le ficharon junto a algunos de Los Runaway.
'Black is black'
Su actitud, desinhibida, extravagante y alocada, pero sobre todo su voz, capaz de unos agudos de escándalo, llamaron la atención de cazatalentos y productores musicales. Alain Milhaud, Manolo Díaz y Tomás Martín Blanco crearon Los Bravos y pusieron a Mike Kennedy de cantante. Manolo Fernández, Pablo Sanllehí, Tony Martínez y Miguel Vicens completaron la formación.
Llegó el éxito. La España franquista empezaba a espabilar al ritmo del swing, el rock y el beat british. El pelo largo en los chicos, los pantalones acampanados y las minifaldas mostraban que algo estaba cambiando.
Y Mike Kennedy entró de lleno en esa revolución hacia la modernidad. Un vendaval rubio, alto y de ojos azules que cantaba en inglés. Carisma en estado puro. Despuntaba sobre el escenario y fuera de él. Se llevaba a las chicas de calle y allá donde iba causaba furor. Sobre todo en 1966, cuando ‘Black is black’ vio la luz. Número 1 en España y Canadá, 2 en Inglaterra y 4 en Estados Unidos.
Un pelotazo inmortal que convirtió a Los Bravos en la banda española más exitosa e internacional. Giras por Reino Unido, Francia, Cuba o Estados Unidos. Películas, dinero, fiestas y fama. Pero el sueño dorado fue efímero.
En abril de 1968 murió la mujer de Manolo Fernández, el teclista del grupo, en un accidente de coche. Un mes después, él se suicidó. Los Bravos entraron en barrena. Las malas relaciones entre los 4 restantes pusieron la puntilla.
En el Elefante Blanco y La Kokett
Mike Kennedy inició su carrera en solitario y cambió su apellido por el más pegadizo y reconocible de Kennedy. Sus trabajos eran buenos, pero nada como el éxito anterior. Aun así, sus conciertos en solitario llenaban las salas de fiestas, como las vitorianas Elefante Blanco y La Kokett.
Antes, el 9 de agosto de 1967, Los Bravos habían actuado como final de las fiestas de La Blanca. Y un año después, repetirían en la Plaza de Toros, junto a Karina, en el ‘Carrusel Ye-Ye’. Los buenos tiempos.
Pero los 80 del pop español pedían paso sin complejos, y su estilo fue quedando en la nostalgia. La que en los 90 le hizo revivir junto a otras voces como Karina o Jeanette. Pero las actuaciones menguaban y poco quedaba de los réditos del éxito vivido.
El hecho de que Los Bravos no compusieran sus temas les impidió cobrar unos derechos de autor mayúsculos, que habrían sido más que bienvenidos.
Su "más fiel amiga"
En esa época complicada apareció Begoña Arteaga, a la que define como su "más fiel amiga, que siempre me ayudó sin quejarse de nada". La vitoriana era seguidora suya desde que a los 18 años lo vio en un concierto en Miranda de Ebro.
Desde entonces, intentaba no perderse sus bolos en Vitoria-Gasteiz y alrededores. Hasta que en 2008, tras una actuación en Casetas, Zaragoza, le animó a venir a vivir a la capital alavesa.
Aunque entonces residía en Valencia, Mike aceptó. Aquí, Begoña le ayudó a encontrar piso, le hizo de cicerone por la ciudad, le cuidaba y le buscaba pequeños recitales con los que obtener ingresos para ir tirando. 2016 fue su último concierto en público.
Desde entonces ha vivido retirado. En 2019 tuvo un breve ‘revival’. Tarantino había incluido la bailable y juvenil ‘Bring a Little Lovin’ en el tráiler de ‘Once Upon a Time In Hollywood’. Un hito más para alimentar la leyenda de Los Bravos y Mike Kennedy.
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