Investigan a la Residencia San Prudencio por la muerte de una anciana con coronavirus

28 septiembre, 2020

Esperanza falleció por coronavirus en la residencia y la familia denuncia varias actuaciones negligentes que contribuyeron a provocar su muerte

Esperanza López fue la protagonista el pasado 17 de enero en el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Ese día sacó las bolas en el sorteo de San Antón. Tres meses después Esperanza murió por coronavirus en su cama de la residencia San Prudencio. La fiscalía y el juzgado de lo Penal investigan esta muerte tras la denuncia de la familia. Quieren analizar si hubo negligencia por parte de la residencia a la hora de afrontar la pandemia y atender a los mayores. Uno de cada 4 mayores tenía coronavirus en San Prudencio a comienzos de abril y varios mayores fallecieron sin ser trasladados al hospital.

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Esperanza sacó las bolas de San Antón el 17 de enero, tres meses antes de fallecer

Los familiares de Esperanza piden "justicia". Han denunciado a la residencia ante el Juzgado de lo Penal por imprudencia y omisión del deber de socorro con resultado de muerte, y por un delito contra la salud pública. Consideran que hubo numerosas irregularidades en la gestión de la residencia San Prudencio el primer mes de la pandemia.

La denuncia asegura que no hubo médico en abril en San Prudencio

Entre ellas está la ausencia de médico en la Residencia San Prudencio durante el mes de abril, según consta en la denuncia a la que ha tenido acceso Gasteiz Hoy: "Desconocemos quién firmó el certificado de defunción". La familia también denuncia que no se trasladó a la enferma al hospital y apenas se facilitó información de su estado, hasta el punto de decirles que estaba "bien" una hora antes de su muerte.

Esperanza quedó confinada el 12 de marzo en la residencia junto al resto de mayores. Desde ese día ya no pudo salir, algo que hacía de forma habitual en solitario. Vivía en la residencia, pero realizaba una vida completamente independiente: "Cruzaba el Parque del Norte y venía a vernos a nuestra casa", asegura uno de los hijos.

Desde el Estado de Alarma y hasta su muerte la familia no pudo verla, tan solo en una videollamada. Sin embargo mantenían un contacto continuo por teléfono: Esperanza tenía su propio teléfono móvil, y los familiares también telefoneaban a la residencia para conocer su estado de salud.

En las llamadas entre Esperanza y su familia la mujer ya aseguraba estar "inusualmente cansada" y se quejaba de que "por las noches la cena estaba helada, hasta el punto de que guardaba para cenar el pan y la fruta del mediodía". Pero Esperanza pidió a sus familiares que no se quejasen a la residencia, por temor a que tomaran represalias contra ella.

Niegan videollamada

La residencia denegó en varias ocasiones una videollamada. Según consta en la denuncia una trabajadora de la cuarta planta (en la que se encontraba Esperanza) le dijo literalmente "que no fuera pesada" y que "se quedara a 600km". Esa es la distancia que separa Vitoria de Valencia, donde vive Gloria, su nuera y quien firma la denuncia.

Tras esta negativa, el 30 de marzo la familia intentó de nuevo esa videollamada con la mediación del Parlamento Vasco. "Curiosamente, al día siguiente la tan repetida videollamada fue autorizada y realizada. En esa ya se apreciaba un evidente deterioro de Esperanza, y ya se le habían instaurado gafas nasales de oxígeno", explica la denuncia. Esa fue la última vez que la familia pudo ver con vida a Esperanza.

En los días siguientes "las llamadas de los familiares se fueron reduciendo porque Esperanza no atendía al teléfono" móvil que ella tenía. Desde la residencia le informaban que estaba "bien, con alguna décima de fiebre pero sin mayor importancia". La residencia no informó en ningún caso a la familia si Esperanza tenía covid. El 6 de abril se realizó una prueba a toda la residencia, según notificó el Ayuntamiento a través de la prensa, pero no se dio el resultado a los familiares.

A las 20:30 la residencia dijo a los familiares que Esperanza estaba bien. Una hora después falleció

El 11 de abril a las 20:30 uno de los hijos habló con la residencia: "Se le informó que su madre no tenía fiebre y estaba estable, de modo que, sí al día siguiente continuaba igual, se podría arbitrar una visita para dos personas". Sin embargo, una hora después el hijo de Esperanza recibió otra llamada, informándole de que había fallecido, como consta en el parte de defunción.

Dicho parte menciona como causa de la muerte "covid 19 confirmado", aunque este parte sólo lo pudieron ver varios días después. "Nos negaron el parte de defunción y la historia clínica de mi madre cuando lo solicitamos", asegura Gloria.

Sin traslado al hospital

La denuncia de los familiares incide en que no se produjo traslado alguno al hospital. Ni siquiera se notificó a la familia esta posibilidad, más aún cuando el médico de la Residencia San Prudencio no estaba trabajando, según la denuncia. Posteriormente el centro aseguró a la familia que Esperanza había rechazado ella misma el traslado al hospital. Sin embargo no hay constancia por escrito de esta negativa.

La denuncia también incluye otras actuaciones considerada negligentes. Tras la muerte de Esperanza los tres hijos pudieron entrar en la residencia "sin medida de protección alguna" para poder despedirse del cuerpo de Esperanza, en la habitación de ella. La familia considera que se pudo cometer un delito contra la salud pública al permitir esta visita, entrando en la zona cero.

Reuniones

Gloria es la nuera de Esperanza y firmante de la denuncia. Una denuncia que llega tras varias reuniones con los responsables de Diputación y del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. También ha declarado ya ante la juez y en los próximos días se reunirá con fiscalía y con la síndica. Tan solo pide "justicia" y que los gestores de la residencia asuman las responsabilidades. Mientras tanto el juzgado analiza la denuncia.