Las mujeres del mundo rural alavés alzan la voz y reivindican su espacio
Las mujeres rurales han construido redes y espacios comunes basados en solidaridad y ayuda mutua
Las mujeres rurales alavesas llevan años alzando la voz y reclamando su espacio en las tomas de decisión. Aunque no siempre ha sido así. Históricamente las mujeres rurales han trabajado cuidando a sus familias y hogares. Pero hace aproximadamente 25 años varias compañeras decidieron que era la hora de construir un espacio propio formado por mujeres y para las mujeres.
Estas redes de mujeres permitían que ellas mismas creasen un espacio común basado en la solidaridad y la ayuda mutua. Pero, ¿ha cambiado el papel de la mujer rural en el espacio público? ¿Hay una mayor visibilización de la mujer rural? ¿Cuáles son los mayores problemas a los que se tiene que enfrentar? Cuatro mujeres del mundo rural nos cuentan sus experiencias y vivencias.
El espacio histórico de la mujer rural
Antes la mujer rural cuidaba de la casa y de la familia, un trabajo sin remuneración. Leo, de 75 años, lleva trabajando en casa desde los 15 años y no tiene pensión: "Siempre he sido ama de casa". Su madre murió muy joven y cuidó a su familia. Según Leo, antes y ahora los cuidados recaen en las mujeres. Para ella, hasta hace poco la mujer tenía muy poco espacio fuera de casa y no tenía un espacio para juntarse con otras mujeres.
Las mujeres empezaron a organizarse
"Su trabajo era estar en casa y sola". Pero hace más de 20 años las mujeres rurales empezaron a organizarse. Primero, crearon varias organizaciones en sus respectivos pueblos como forma de apoyo mutuo y solidaridad.
Leo vive en Menagarai, un pequeño municipio a 3,5 kilómetros de Ayala. Leo es la presidenta de la Red de Mujeres del Medio Rural de Álava desde 1999 porque "nadie quiere y tampoco hay un relevo generacional". Aunque nació en Bilbao, empezó a veranear en Ayala donde finalmente se casó con un bilbaíno que también veraneaba en esta Cuadrilla de Álava. Hace 30 años más o menos decidió vivir en el pueblo. "Siempre me ha gustado en el campo aunque en aquello época había mucha droga y venimos aquí".
La Red de Mujeres del Medio Rural de Álava surgió en 1999
Leo siempre ha participado de forma activa en la asociación de su pueblo: organizando las comidas, limpiando la Iglesia, recibiendo formación y realizando talleres sobre medicinas naturales, entre otros. Pero en 1999 la Diputación quería impulsar una red. "Pedimos a la Diputación que los concejales no estarían, pero sí una persona que coordinaría la red". Así nació la Red de Mujeres del Medio Rural de Álava. Desde entonces las mujeres rurales organizan un encuentro anual que rota por todos los pueblos de Álava.
El espacio físico: imprescindible para las mujeres
Para las mujeres es imprescindible un espacio físico donde juntarse. Según Yolanda Urarte, la primera presidenta de UAGA, Unión Agroganadera de Álava, "los hombres han tenido el bar y las mujeres no han tenido un espacio suyo propio en el pueblo". Antiguamente los lavaderos eran un espacio donde las mujeres "se relacionaban y se contaban sus cosas". Yolanda afirma que "antes era el lavadero y ahora ese espacio puede ser una clase de pilates".
Pero ahora muchos pueblos como Menagarai no "tienen ni bar ni nada". El cierre de los bares ha hecho que el pueblo no tenga un espacio de unión. Y esto hace que durante la semana los vecinos no se vean. Ahora el punto de encuentro de Leo es la misa de los domingos cada 15 días. Aunque muchas veces coge el coche y va a otros pueblos que tienen asociaciones o sociedades culturales.
Este es el caso de Salinillas de Burandón. Este pueblo cuenta con la Sociedad Cultural 'El Pilagar'. Esta sociedad organiza actividades durante todo el año. Por ejemplo, el 8M se juntaron todas las mujeres para realizar un taller de cosmética natural y luego comieron.
Los inicios no siempre son fáciles
Los inicios para la creación de redes y foros de mujeres en los pueblos no fue fácil. A la hora de crear la red de mujeres de Álava, las mujeres tuvieron "muchos problemas". Para algunas de ellas el hecho de "salir de casa era perder el tiempo". "Al principio no teníamos sitios", afirma Leo. Pero había personas que "estaban empeñadas" y el proyecto salió adelante. En esos años las integrantes de la organización no tenían formación. Por lo que la red empezó formando a las mujeres.
Pero Leo lo tiene claro: "Hay que ir a donde está la toma de decisiones". Hasta hace 30 años solo los hombres iban al Concejo. Pero hace 15 años hubo la primera alcaldesa del Concejo de Menagarai-Beotegi. Y en ese momento todas las mujeres la votaron y fueron a apoyarla. Ahora la alcaldía de este Concejo también tiene nombre de mujer: Maria Carmen Campo Urquijo. Aunque Leo lamenta que "aún queda mucho por andar, sigue habiendo techo de cristal".
"Hay que hacer pueblos que inviten a las mujeres"
"Hay una generación importante que vive en el medio rural pero no participa activamente en la vida política de los pueblos", asegura Yolanda. En el Ayuntamiento del Condado de Treviño, como concejala, ve que los planteamientos son masculinos: la determinación de cómo se hacen las cosas, el lenguaje y las actividades. Leo lamenta la falta de relevo: "Se nos van muriendo las socias de la red de mujeres".
"Hay que hacer pueblos que inviten a las mujeres a participar en los espacios públicos", añade Yolanda. "Algunos hombres comentan que las mujeres no están en las tomas de decisión porque no quieren”. Pero, ¿por qué no quieren? "El ambiente les es desagradable, las mujeres tienen que creer que pueden aportar".
Por eso es muy importante la red de mujeres y el apoyo mutuo. En estas charlas y reuniones organizadas por ellas, la autoestima es un tema recurrente. Marian, de 74 años y mujer activa en la Red de Mujeres del Medio Rural de Álava, cree que hay que destacar las vidas de las mujeres rurales, pero sobre todo las vidas de las mujeres mayores. "Hay que hacerlas creer que sus vidas también son valiosas".
Así, Marian cree que de esta manera las mujeres serán conscientes de todo lo que han aprendido a lo largo de su vida y que ese aprendizaje es valioso para las siguientes generaciones. Además, Marian reitera que sus compañeras son capaces de hacer cualquier cosa para los demás, pero no para ellas mismas. Por eso "es importante hacerlas creer que sus vidas también importan".
En estos espacios Lara, vecina de Salinillas de Buradón, cree que "aparte de conocer mujeres, conoces otras perspectivas". “Si las mujeres más mayores han podido hacerlo porque nosotras no. Nosotras podemos hacer muchas cosas y no nos hemos visto capaces”, lamenta. Por "el hecho de vivir en un pueblo no tenemos por qué estar limitadas”, concluye.
"Ha bajado mucho la visibilización de la mujer en UAGA"
Yolanda fue la primera presidenta de UAGA entre 2007 y 2011. Y la primera mujer en presidir una candidatura en el sindicato. "Era una candidatura cremallera que íbamos tres mujeres". Aparte de trabajar en un proyecto, su idea era allanar el camino para la siguiente generación de agricultoras o ganaderas.
Pero desde su presidencia ninguna mujer se ha presentado ni presidido UAGA hasta ahora. "Ha bajado mucho la visibilización de la mujer", lamenta Yolanda. "Han tenido que pasar 12 años para que haya otra candidatura presidida por una mujer".
Además, Yolanda añade que la participación de la mujer en el mundo rural (asociaciones, empresas cooperativas, Ayuntamiento y Juntas) proporciona enriquecimiento. La mitad del mundo rural puede dar su opinión y sus propuestas que se basa en "complementar y sumar".
"Los espacios del mundo rural no son un medio cómodo"
Los espacios públicos del mundo rural “no eran ni son un medio cómodo para las mujeres", comenta Yolanda. Normalmente las mujeres que iban nadie les invitaba a asistir. "Entrabas en un ambiente donde se te miraba de reojo y te encontrabas con pocas mujeres en la toma de decisiones".
Además, Yolanda ve cómo una mujer cuando entra en un espacio público, le preguntan si tiene tiempo para poder dedicarle, asumiendo que la mujer cumple con las labores de casa, el cuidado de los hijos, el trabajo y que además tiene un puesto en alguna institución. Ahora, según Yolanda, se ha avanzado en el aspecto, por lo menos en el aspecto “fotográfico”.
La visibilización de la mujer rural “no es tan real como sale en noticias”, explica Yolanda. En las cooperativas, por ejemplo, figura que hay más mujeres, "pero porque en muchos casos sus maridos se han jubilado". La mujer aparece en el papel pero "luego no es real". Las jóvenes están porque ellas quieren y porque han decidido que se quieren dedicar a la agricultura. Las personas más mayores figuran por necesidades legales, por ejemplo. Pero luego su participación en las cooperativas o instituciones no es efectiva.
El coche: primer problema de la mujer rural
Antes, cuando las mujeres se juntaban en las reuniones, exponían sus problemas y buscaban soluciones en conjunto. Por ejemplo, uno de los problemas era el transporte. En esos años sólo había un coche por cada familia y normalmente lo utilizaba el hombre para acudir al trabajo. Las mujeres tenían carnet pero no vehículo. Así, crearon grupos para poder desplazarse.
Aún así, el coche sigue siendo uno de los mayores problemas de las mujeres rurales. La gente de los pueblos utiliza el coche para todo: para ir al médico o para hacer la compra. Antes iban de un pueblo a otro andando. Pero ahora, entre la velocidad de los coches y la estrechez de las carreteras, la gente prefiere coger el coche. Para Lara, el coche "no es imprescindible pero sí necesario".
Leo tiene carnet de conducir y el coche es su principal transporte. Su médico está a tres kilómetros de su casa y tiene las tiendas y el banco a 8 kilómetros. Su mayor queja es el futuro aislamiento cuando no tenga edad para conducir: "¿Qué haré cuando no pueda conducir?"
Su vecina de 89 años no conduce: "Conducía hasta hace 5 años". Luego cogía el autobús pero ya no. Leo ve como sin el coche la vida autónoma de una persona mayor va disminuyendo en los pueblos. Esta semana no ha tenido este vehículo y para ella ha sido "un martirio". "Puedes depender un día de los demás. Pero ya está".
Leo lleva a su vecina al médico y los medicamentos de la farmacia los trae su familia o sino los familiares de su vecina. Aunque algunos servicios también se desplazan a la localidad. Como el frutero desde Amurrio o el farmacéutico. Tanto el frutero como el farmacéutico hacen el viaje "sin cobrarle ni un céntimo." Así es la solidaridad de los pueblos.
¿Qué pasa con el transporte público?
Durante años han informado a la Diputación de que el servicio "no funcionaba bien y la Diputación mandaba al técnico de transporte para intentar arreglarlo". Leo ha visto una mejora con respecto a años anteriores: "Funciona más pero somos pocos habitantes". Critica a las personas que comentan que "es un derroche que los autobuses vayan vacíos".
Ella ve normal que el servicio no se llene si la población de los pueblos es muy pequeña. Pero según Leo, "ese servicio tiene que haber". Aunque critica que los autobuses no es un transporte cómodo para las personas mayores. Subir los escalones es ya una acción complicada para las mujeres con más edad. Tampoco ayuda el poco horario del servicio de transporte. En Salinillas de Buradón, por ejemplo, pasa el Alavabus que une Vitoria con Logroño. Para los 7 niños del pueblo también tienen un autobús escolar.
El taxi: otra demanda de los pueblos
El taxi es otra demanda de los pueblos desde 2000. Aunque, en el caso de Leo, pedir un taxi tiene varios requisitos. El primero es que la vivienda tiene que estar a medio kilómetro de una parada de autobús y hay que pedir cita un día antes. Para las personas mayores con cita médica viene bien este servicio porque "avisas con antelación". Pero Leo ve un impedimento pedir el taxi 24 horas antes porque no sirve para casos de emergencia. Para Leo: "El taxi debería hacer la labor de llevar a personas muy mayores y sin carnet a distintos puntos".
Yolanda Urarte es taxista, pero no una taxista cualquiera. Ella se define como taxista rural. Pero también es agricultora, gerente de un alojamiento rural y concejala en el Ayuntamiento del Condado de Treviño. Yolanda nació y vivió en Vitoria-Gasteiz. Pero sus cuatro abuelos eran del condado de Treviño y Yolanda se siente "100% treviñesa". Se enamoró de un agricultor de un pueblo de Treviño y en este tiempo tomó la decisión de dónde iba a vivir. En aquella época la mayoría de los recién casados se movían del pueblo a Vitoria. Pero Yolanda y su marido decidieron lo contrario: se instalarían en el pueblo.
El abuelo de Yolanda tenía la licencia número 1 del taxi del municipio que pasó posteriormente a su tío y luego a ella. En ese momento Yolanda se convirtió en la segunda mujer con licencia de taxi rural en Treviño. "Yo llevo a mis vecinos y vecinas". Normalmente lleva a gente habitual. Pero no solo traslada a personas, también lleva medicinas. Y "tiene una parte social": charla con ellos y le piden consejos.
Comunicación, actividades y proyectos
La comunicación de los pueblos ha cambiado y también ha facilitado la organización de las mujeres. "La línea de Internet funciona bien desde hace dos años", comenta Leo. Hasta 2021 Internet funcionaba lento y "se caía muchas veces". Aunque Leo no entiende mucho de ordenadores, el Whatsapp sí lo utiliza y está encantada. Tiene un grupo de Whatsapp para ir a comprar con varias mujeres en el mismo coche y así hacerse compañía.
Leo ve una gran ventaja a esta red social: "No incordias a nadie". Cuando llamaba por teléfono estaba pendiente de si la otra persona estaba en casa o no. Ahora envía el mensaje y si alguna mujer quiere unirse al viaje mejor. Pero las mujeres no solo se juntan para hacer recados, también quedan para pasear. Como las mujeres de Salinillas de Burandon.
Además, la Red de Mujeres de Álava tiene un proyecto para disminuir la soledad de las mujeres rurales más mayores. Esta red ofrece dos números de teléfono para aquellas mujeres que se sienten solas y quieren hablar. Así al otro lado del teléfono hay otra mujer que las escucha. En la pandemia también organizaron pequeños grupos de Whatsapp que continúan hoy en día para paliar la soledad. También cuentan con proyectos como 'Etxezain' para intermediar entre las mujeres que necesitan conciliación familiar y cuidados a personas mayores y otras mujeres que están buscando trabajo.
"Estas cosas no las ves en la ciudad, solo en el pueblo", afirma Lara. En los pueblos hay una solidaridad porque todos se conocen. "Los jóvenes valorarán lo que es la vida en un pueblo porque se vive muy bien".
noticia anterior
Localizan al vitoriano que llevaba una semana desaparecido
Desapareció el pasado 19 de marzo, pero ya ha sido localizado
noticia siguiente
VIDEO: ¿Conoces a las candidatas a la alcaldía de Vitoria?
Pon a prueba tus conocimientos sobre las 5 principales candidatas a la alcaldía en Vitoria-Gasteiz