Nanosatélites con label alavés
La vitoriana Ainhoa Cid logra el Premio Yuzz como idea innovadora entre menores de 30 años
La vitoriana Ainhoa Cid ha logrado el Premio Yuzz 2015 a la mejor idea innovadora para menores de 30 años por el desarrollo de los nanosatélites como nuevo instrumento de observación y captación de imágenes desde el espacio y con múltiples aplicaciones.
Ainhoa Cid ha tomado parte en este curso, junto a 40 centros más y en representación de la Universidad Rey Juan Carlos, con un proyecto que se ha demostrado como el mejor por encontrar un nuevo nicho de mercado no explotado hasta ahora en el mundo de los nanosatélites.
La vitoriana, de 25 años, se mueve entre Gijón y Madrid en las dos sedes de oficinas de su empresa Karten, ha ido superando las diferentes fases del concurso y que como premio la ha llevado ya a disfrutar de una semana de estancia en el prestigioso Silicon Valley californiano.
- Nanosatélites de siete kilos
Ainhoa Cid ha abierto una nueva vía dentro de los "satélites menores de 10 kilos y que son considerados nanosatélites", ha relatado a Gasteiz Hoy. Desde su empresa se construyen estos aparatos "con un peso que no llega a los siete kilos" y que tiene como algunas de sus principales virtudes la "captación de imágenes de la tierra y obtención de las señales de posicionamiento que todos los barcos tienen".
Estos dos sensores de observación son parte de los elementos diferenciadores de estos nanosatélites frente a la competencia y tienen además una particularidad como es que son los "primeros del mundo fabricados mediante la impresión en 3D en metal lo que favorece unos menores costes para su puesta en órbita y posterior utilización".
Esto hará posible que se puedan emplear nanosatelites en el "sector de la navegación y grandes navieras, además de otros como la agricultura, minería, transporte y todo los relacionado con el business inteligence", apostilla Cid, y que ofrecen además una alta resolución de imagen entre tres y cinco metros.
Los nanosatélites abren una nueva era en este sector dominado hasta ahora por grandes artilugios para los que era necesario invertir hasta "cinco años en su desarrollo e inversiones de hasta 500 millones de euros", desgrana la emprendedora vitoriana.
Frente a esa desmesurada inversión un nanosatélite viene a tener un coste de entre 700.000 y 800.000 euros incluida su puesta en órbita. "Hay que tener en cuenta que el más costoso de producir es el primero de ellos y luego ya el resto se generan a través de una clonación al ser impresos en 3D con la única salvedad de tener que ir incorporando la nueva tecnología que pueda ir surgiendo", concreta Ainhoa Cid.
El último paso de estos artilugios radica en su colocación en órbita y ahí también Karten negocia con empresas especializadas que realizan este servicio "con un coste más módico que las Agencias Espaciales" . Estas firmas tienen un coste de "10.000 euros por cada kilo que pese el nanosatélite por colocarlo en órbita y como los nuestros tienen un peso de siete kilos el ahorro en esta materia es significativo".
Una vez fabricados con la impresión en 3D los nanosatélites se ubican en una órbita de "500 kilómetros por encima de la tierra, frente a los 750 en los que están los grandes satélites". Su control se lleva a cabo desde tierra firme para orientarlos a las necesidades específicas y la vida útil de los mismos es de tres años con la particularidad también de que superado ese plazo "caen y se desintegran al entrar en la atmósfera con lo que no son considerados como basura espacial".
De momento los esfuerzos de Karten y Ainhoa Cid se centran en lograr concretar la financiación suficiente para cubrir los costes del primer nanosatélite y poder poner en órbita el primero de ellos dentro de unos 18 meses si se cumplen todas las previsiones.
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