"No vendemos galletitas": los scouts de Vitoria presentan su lado más real
Los scouts vitorianos buscan distanciarse de los estereotipos de los 'boy scouts' estadounidenses: esto es lo que hacen
"No vendemos galletitas, no vamos uniformados ni llevamos insignias". Así describen su realidad los grupos scouts de Vitoria-Gasteiz quienes buscan desvincularse de la imagen estereotipada que han proyectado las películas estadounidenses.
Lejos de estos clichés, los scouts o eskauts representan una propuesta educativa para que los más jóvenes aprovechen su tiempo libre mediante el juego y la convivencia.
'Si no venden galletas'… ¿Qué hacen los scouts?
Álava cuenta con seis grupos de scouts divididos en dos movimientos. Por un lado, el Movimiento de Scout Católico está compuesto por cinco grupos, de los cuales cuatro son de Vitoria-Gasteiz (Berri Bide, San Viator, Esperantza y Los Ángeles) y uno de Amurrio llamado Aisia.
Por otro lado, el grupo Arabako Eskaut Laikoa reúne a dos grupos laicos: Kristobal Deuna Eskaut Taldea y Aranako Eskaut Taldea. Antes funcionaban como dos grupos independientes, aunque ya trabajaban conjuntamente. A raíz de la pandemia en 2023 decidieron unir fuerzas y trabajar como Arabako Eskaut Laikoa.
Cada sábado los scouts se reúnen en sus espacios de encuentro para participar en juegos, debates, manualidades y otras actividades. Los eskauts de Esperantza y Los Ángeles, por ejemplo, utilizan las parroquias que llevan sus nombres mientras que Arabako Eskaut Laikoa organiza sus actividades en locales de los barrios de Arana, Adurtza y San Cristóbal.
Cada sábado los scouts participan en juegos, debates y manualidades
En estos espacios, los eskauts se dividen en subgrupos o ramas denominados koxkorrak, oinariak, azkarrak y trebeak como si fuesen 'casas' de Hogwarts. Estos subgrupos funcionan como espacios de aprendizaje adaptados a la edad. Y es que la andadura scout suele comenzar a los siete años y en muchos casos se prolonga hasta los dieciocho.
Las salidas al monte y las colonias son sus actividades estrella
Más allá de los encuentros semanales, durante todo el año realizan otras actividades especiales para crear un espacio seguro, acercar a los jóvenes a la naturaleza y fortalecer los lazos entre ellos. Estas experiencias fomentan el aprendizaje intergeneracional: el más pequeño aprende del mayor y el mayor asume el rol de liderazgo.
Así, con su característica pañoleta al cuello como símbolo de pertenencia, los scouts realizan salidas al monte y excursiones para alejarse de la vida acelerada de la ciudad. También organizan campamentos en Navidad, Semana Santa y verano. Algunos incluso realizan rutas en el Camino de Santiago o por la costa vasca. Estos son los momentos más esperados del año para los scouts.
Al frente de los grupos están los monitores quienes se definen como "animadores". Muchos de estos voluntarios, entre ocho y veinte por grupo, crecieron en el entorno eskaut y después de años de experiencias compartidas siguen apostando por la cultura scout.
Su labor no solo consiste en guiar las actividades, sino también en inspirar a las nuevas generaciones a participar en estos espacios y a descubrir el mundo del escultismo para deconstruir los estereotipos de los 'boy scouts americanos'.
Los scouts quieren deconstruir los estereotipos de los 'boy scouts americanos'
Los grupos eskauts defienden su esencia: participan tanto chicos como chicas, no venden galletas, no tienen uniforme con insignias al estilo estadounidense ni tampoco son una "secta". Y todos los aspectos administrativos son gestionados internamente por los monitores, no por una gestoría externa.
"Intentamos que cada uno pueda crecer en la fe a su manera"
Lo curioso de los scouts es que todos los grupos comparten valores y la metodología de Robert Baden-Powell, fundador del movimiento en 1907. Una metodología que se basa en una educación integral a través de la experiencia práctica y el juego y que a su vez promueve valores como la responsabilidad y el pensamiento crítico.
En el caso de Arabako Eskaut Laikoa, trabaja los pilares de "persona, país y naturaleza". Así, cada joven explora y desarrolla sus capacidades personales, toma conciencia de los problemas sociales y aprende a cuidar el medioambiente.
En los scouts católicos además de estos pilares la espiritualidad y la fe juegan un papel significativo. El cristianismo está presente en los valores de estos eskauts pero adaptado a una sociedad cada vez más diversa y plural.
El cristianismo está presente en los valores de los eskauts católicos pero adaptado a una sociedad plural
Josu, monitor de Los Ángeles, explica que, aunque formen parte de un movimiento católico, ofrecen una fe integradora que permite a los jóvenes explorar sus propias creencias y valores: "Intentamos que cada uno pueda crecer en la fe a su manera". Así, el grupo invita a reflexionar sobre preguntas trascendentales como por qué estamos aquí. Para ellos la fe no es únicamente rezar, sino algo que nos transciende a todos.
Amaia de Esperantza, por su parte, destaca cómo los valores de respeto, comunidad y fe se transmiten pero teniendo en cuenta la pluralidad del grupo ya que participan personas de distintas religiones y visiones.
Así, más que una simple actividad extraescolar, el grupo se convierte en un espacio donde los miembros, desde los más jóvenes hasta los mayores, construyen lazos duraderos. En definitiva, es un entorno en donde aprenden, juegan y disfrutan de actividades que los ayudan a crecer y a desarrollarse como personas en la sociedad.
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