Obdulio López de Uralde: el pintor y dibujante que creó a Celedón

11 septiembre, 2023

Obdulio López de Uralde fue un pintor y dibujante vitoriano que, entre muchas otras obras, creó a Celedón

Obdulio López de Uralde Villodas. (Vitoria-Gasteiz 1896-1957 Vitoria-Gasteiz). Pintor, dibujante y diseñador:

Se cumplen 100 años desde que este prolífico ilustrador fijó el atavío y costumbres de quien es icono de las fiestas de la Virgen Blanca. Fue en la revista Celedón, creada en 1918, como “un periódico circunstancial de fiestas", por el periodista Guillermo Sancho Corrochano. Aquel aldeano de fiesta, con blusón negro, camisa blanca, faja, pantalón de rayas, abarcas, boina… típico y hasta tópico, que deambulaba por los bares txikiteando, con poco dinero y muchas ganas de jarana, apareció en 1923 como personaje central de una historieta creada por Obdulio.

Falleció antes de ver la iconografía que él había diseñado tomar cuerpo y deslizarse por los cielos vitorianos. Supongo que le habría gustado, aunque para él el trabajo de ilustrador y diseñador le quitaba tiempo para pintar. Pero también era vitoriano hasta la médula. Así que seguramente sí, se habría sentido orgulloso.

Obdulio: todo un personaje

Sin embargo, Obdulio López de Uralde merece ser recordado por algo más que por ese personaje. Él mismo resulta todo un personaje si damos fe a lo que contaba su amigo, el periodista José María Sainz de San Pedro. “…, ver a Obdulio en su casa, frente a su cuadro, con rictus filosófico y medio amargo; o melancólico, con los codos sobre la mesa, y las sienes oprimidas por sus largas y afiladas manos...”

Refiere su carácter concentrado, sus estallidos de furia, su exacerbada lentitud, incluso en el habla, su sentido del humor y su ferviente alavesismo. Es singular y al mismo tiempo esclarecedor lo que nos cuenta de su fallecimiento: “Murió con una resignación cristiana, inefable y conmovedora. Después de recibir la Extremaunción, le dijo a su mujer:- Diles a todos mis buenos amigos, de mi parte, que no somos nada”.

obdulio lopez de uralde murales

Foto del Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz

La familia de Obdulio López Uralde estaba vinculada con el mundo de la construcción. Su padre Bernabé trabajó como contratista y constructor al igual que el primo de éste, Ricardo, maestro de obras y padre del arquitecto Jose Luis López de Uralde. También eran primas las esposas de Ricardo y Bernabé.

Así que no es de extrañar que las aficiones de la familia, arquitectura, pintura y música (su padre formaba parte del Orfeón vitoriano), fueran una constante en la vida de Obdulio. Supongo que también pesaría en su carácter el hecho de que su madre, Josefa Guadalupe Viilodas, tuviera 14 hijos… que se dice pronto. Aunque tres de ellos murieron en la infancia, por la epidemia de gripe de 1918, no creo que su vivienda en la calle Correría fuera lo suficientemente holgada para que luego Obdulio no apreciara la tranquilidad y fuera parco en palabras.

Porque si una cosa repiten los que lo conocieron era su parsimonia y su tendencia a la economía en sus discursos. Respecto a su tranquilidad y lentitud Valle Inclán dijo de él: “Uralde triunfará porque no tiene prisa”. Y por su parquedad hasta su hija, Vera López de Uralde, pintora de talento también, se quejaba de que su padre ante sus lienzos se expresara tan poco.

- No me aconsejas nunca nada - le recrimina su hija Vera- ¿Qué te parece esto que estoy pintando?...

- Pues sí... - murmura él entre dientes- sí... pero esa asa...

- ¿Qué le pasa?... Dime con franqueza lo que te guste o lo que no te guste...pero explícamelo.

- Psche... claro... según se mire...”

Impartió clases de pintura, y otro alumno expresa las mismas quejas.

"No está mal. Hay un signo de fe en ti, con ciertos agentes gangrenosos que iremos destruyendo....” comenta que le dijo después de cuatro días de clase, por cierto dos de ausencia del maestro.

Pero, más allá de las dudas respecto a su capacidad para la docencia, fue un excelente artista. Aunque no muy dado a resaltar su importancia, Colaboró con su primo Ricardo López de Uralde en las decoraciones de la ciudad jardín, suya era la decoración cerámica del famoso restaurante “La Antonia”, el de “fiesta en Galarreta” para el vestíbulo principal de la caja Vital, realizó pintura mural para el Hotel Alfonso XIII de Sevilla, el Circulo de Bellas Artes de Madrid, el Hotel Nacional de Madrid, Círculo Ecuestre de Barcelona,...

Decoración de Obdulio López de Uralde en La Antonia

Decoración de Obdulio López de Uralde en el desaparecido restaurante La Antonia

Trabajó también en el diseño de muebles para Santamaría, Alexandre y Baquero en Madrid. Carteles, ilustraciones y portadas para libros, colaboraciones en revistas como ilustrador, las portadas de los programas oficiales de fiestas editados por el Ayuntamiento vitoriano (anos 1934, 1941, 1942, 1943, 1948 y 1949), su exquisita serie sobre la indumentaria popular, figurines y decorados de teatro,… sería muy largo enumerar toda su producción como dibujante, como excelente dibujante. Pero como ya sabemos, él se definía como pintor. Así pues hablemos de su obra pictórica.

Tan solo realizó una exposición individual en 1948, aunque había participado en algunas y le dedicaron tres exposiciones póstumas. Su obra es calmada, poética, luminosa… seguro que contemplando este “pórtico de la iglesia de Amurrio” entenderán lo que digo, les invito a disfrutarla en su totalidad.

obdulio lopez de uralde

Pueden hallarla en los fondos del museo de Bellas Artes de Álava y los de Sancho el Sabio. No por ello juzguen, como él, que su obra como ilustrador es menor. No se pierdan la colección de bailarines vascos y entenderán su dedicación y preciosismo en el dibujo.

bailarines de Obdulio López de uralde

 

Pero volvamos al Obdulio bohemio. Como la mayoría de nuestros artistas de aquellos tiempos, empezó su formación en la escuela de Artes y Oficios y en la academia privada de Ignacio Díaz Olano. Y obviamente decidió ir a París para completar su formación, pero la guerra de 1914 truncó sus planes. Así que cambió el rumbo y se dirigió a Madrid, allí coincidió con Ángel Olarte, Ezequiel Carreras y Saturnino Ortiz de Urbina. Frecuentó los cafés y para ganarse la vida tuvo que trabajar de delineante y diseñando muebles porque la pintura no daba para tanto gasto. ¡Que decepcionante!

A su regreso a Vitoria continuó pintando… el tiempo que le dejaba el trabajo como dibujante, su academia de pintura y su vida social. No era difícil encontrarlo disfrutando de sus amigos en bares y cafés (Iruña, Perujo). Incluso frente a su último domicilio, en la calle Florida, montó un bar, “Loretxu”, donde las tertulias con sus amigos acababan de madrugada.

Murió allí, en su última residencia de la calle Florida, el 9 de julio de 1957, 26 días antes de que el primer Celedón se asomará al balcón.

Sus restos reposan en el cementerio de Santa Isabel, en la calle Virgen Blanca número 31. Un recuerdo a quien fue un buen pintor y, aunque le pese, un mejor ilustrador.