"Queremos que los que vayan al cine digan: 'Yo pude haber estado en la iglesia el 3 de marzo'"

5 noviembre, 2017

El productor ejecutivo Oscar Bañuelos es uno de los principales promotores del proyecto, que comenzó a tomar forma hace siete años

Óscar Bañuelos Vitoria 3 de marzo

La semana pasada tuvo lugar el rodaje de la masacre de San Francisco. Foto: Vitoria, 3 de marzo la película.

La película Vitoria, 3 de marzo está siendo todo un acontecimiento en la ciudad durante sus semanas de rodaje. Los vitorianos se han volcado con su producción y cientos de personas han participado estos días en las escenas de la asamblea en la Iglesia de San Francisco. El punto culmen fue precisamente la carga y el icónico mensaje escrito con sangre en el asfalto: JUSTICIA.

Los actores, la mayoría de otras provincias, se han quedado sorprendidos por la recepción obtenida. Detrás de todo este revuelo está Óscar Bañuelos, una de las cabezas pensantes del proyecto. Bañuelos desempeña la labor de productor ejecutivo. Aunque prácticamente se le ve en cualquier parte del rodaje desempeñando distintas labores, sus funciones principales atañen al guión, a los actores o a la búsqueda de financiación.

Puede parecer sorprendente, pero una de las personas que más ha luchado por llevar a cabo este proyecto no es de Vitoria. Tampoco vivió el 3 de marzo de 1976. "Soy de Barakaldo, vine a trabajar a Vitoria hace 25 años. No obstante, tengo los homenajes y manifestaciones en favor de los cinco asesinatos muy dentro de mí. No me he perdido ninguna manifestación del 3 de marzo en los últimos 28 años", asegura Bañuelos. Para él, esta película es un "proyecto vital, por el que se ha luchado muchísimo".

'Vitoria, 3 de marzo' no es una película de chico conoce chica. Trata temas políticos algo confusos y peliagudos

Una idea que surgió hace siete años. El productor se enorgullece que desde entonces el proyecto en sí apenas haya cambiado: "El planteamiento es prácticamente el mismo, sin cambios de guión. Nosotros queríamos mostrar lo que ocurrió el 3 de marzo. Siempre hemos dicho que íbamos a contar los hechos tal y como ocurrieron, en lo que a la memoria histórica se refiere".

Siete años parece un periodo excesivo para llevar a cabo un film, pero es lo que ocurre cuando los fondos son escasos, como en la mayoría del cine vasco. "La realización de Vitoria, 3 de marzo ha sido un itinerario de dientes de sierra, con sus bajadas y sus subidas. El momento culminante llegó hace cuatro meses, cuando la productora decidió tirar hacia adelante con el proyecto", explica Bañuelos. El presupuesto para su filmación es de un millón y medio de euros. Una cantidad que el productor considera "suficiente para lo que queríamos hacer".

Bañuelos también quiere dejar claro el objetivo de la película. A pesar de usar personajes ficticios y de estar adornada con una historia de amor, Vitoria, 3 de marzo es una cinta política: "No es una película de chico conoce chica. Trata temas políticos algo confusos y peliagudos, a pesar de haber pasado ya 41 años. Los objetivos son que la gente conozca lo que ocurrió, sobre todo las nuevas generaciones. Que los gasteiztarras vayan al cine y digan: yo pude haber estado en la iglesia".

  • Recreando la Vitoria de 1976

La identificación con los ciudadanos de Vitoria se antoja vital en el proyecto. Bañuelos y su equipo han puesto mucho empeño en recrear la Vitoria de 1976. Algo que no ha resultado tan difícil como podía esperarse, según el productor: "La verdad es que muchas calles son casi iguales a 1976. El cine tiene recursos suficientes como para ocultar las modernidades ciudadanas de ahora".

El vestuario es otra de las cosas que mejor impresión ha causado. En este aspecto, Bañuelos añade parte del mérito a los propios gasteiztarras que salen de extras en la película. "La gente se lo ha montado muy bien. La mayoría todavía guardamos ropa de la época, y los extras vienen perfectamente caracterizados desde casa. Solo hemos tenido que usar nuestro vestuario para los propios actores y actrices principales", reconoce.

El rodaje en las plenas calles de Vitoria-Gasteiz es algo que cualquier residente ha podido contemplar. Los encargados de la producción han tenido que vigilar cuidadosamente las zonas de rodaje para que no se colara ningún curioso o algún ciudadano despistado en mitad de la secuencia. Bañuelos afirma que esto no ha sido tan problemático como parece: "Normalmente los espectadores de paso tienen tendencia a ser un poco curiosos e irrespetuosos, pero esto no está pasando en nuestra película porque saben de qué va el tema".

Y es que, como él mismo dice, "el 3 de marzo en Gasteiz es mucho 3 de marzo. Por delante de los focos, los actores y las grabaciones, el reconocimiento a las personas que formaron parte de los hechos históricos siempre ha sido fundamental en el proyecto".

Óscar Bañuelos está totalmente convencido de que la película hará las delicias de todos los gasteiztarras: "A lo que no hemos podido llegar por presupuesto hemos llegado por imaginación, voluntad y movilización de la gente". Para comprobarlo, habrá que esperar como mínimo hasta el verano de 2018.