¿Demasiadas pantallas en clase? Los colegios de Vitoria pisan el freno digital
Varios colegios de Vitoria-Gasteiz analizan los efectos de la digitalización y apuestan por reducir las pantallas en el aula
La escena era habitual hasta hace poco: alumnos de primaria con un ordenador, resolviendo ejercicios digitales y leyendo libros en PDF desde la pantalla. Ahora, está imagen empieza a ser menos frecuente. Varios colegios de Vitoria-Gasteiz se han detenido a mirar con lupa los efectos de esa digitalización masiva. ¿El veredicto? Más cautela, más papel… y muchas preguntas.
“La digitalización en las aulas nos parece importante, pero hay que preguntarse para qué”, señala Aitor Pérez de San Román, director del colegio Urkide. Aunque no son un centro antipantallas, él y su equipo han hecho una autocrítica en cuanto a su uso: “Teníamos algunas asignaturas con libros digitales, pero hemos comprobado que no tienen valor añadido”.
Después de revisar y evaluar todo, han llegado a la conclusión de emplear el libro en papel. “Lo leen mejor, lo entienden mejor, lo subrayan mejor. Es pedagógico. Y eso nos hizo cambiar”, indica.
¿Volver a lo tradicional?
El suyo no es un caso aislado. Centros públicos, concertados y privados han empezado a reajustar su relación con las pantallas en el aula. Tras años de entusiasmo digital, ahora priman la reflexión, el pensamiento crítico y el aprendizaje frente a la novedad tecnológica.
“Hay que reflexionar y ver qué dicen los estudios especializados en pedagogía”
Eso no significa renunciar a lo digital. En Urkide siguen utilizando Google Classroom, introducen la mecanografía en primaria y mantienen la robótica como una línea pedagógica útil. Pero todo bajo un criterio claro: evaluar constantemente el impacto. “Hay que reflexionar y ver qué dicen los estudios especializados en pedagogía”, expresa.
Transición tecnológica
En el instituto público Los Herrán, la orientadora del centro también percibe un cambio de mentalidad. “Cada alumno tiene su ordenador, es la herramienta habitual, pero ahora se está valorando cómo hacerlo. Con la inteligencia artificial, el alumnado copia muchos de los trabajos”, cuenta.
En el instituto Unamuno también reconocen estar en un momento de transición. “Pasamos del libro en papel al digital al 100%. Y ahora estamos volviendo al papel en ciertos cursos y asignaturas”, afirma Lorea, directora del instituto.
Los portátiles Chromebooks que usa el alumnado tienen filtros de contenido y horarios limitados: se apagan a las 11 de la noche y no se pueden usar hasta las 7 de la mañana. "Es un horario para fomentar el sueño entre el alumnado, para que no estén continuamente conectados", comenta la directora.
Además, expresa que en Unamuno quieren fomentar la lectura y la escritura en papel. Las familias, indica, están de acuerdo esta decisión y el hecho de limitar el uso de dispositivos.
Sin pantallas
En la otra punta del espectro, hay centros como Aiurri Montessori que directamente no han querido entrar en la dinámica digital. “Las pantallas te lo dan todo hecho, no dejan lugar a la creatividad, la imaginación o la curiosidad, ya bastante estamos expuestos a pantallas en el día a día”, asegura una de las responsables del centro privado ubicado en Júndiz.

Escuela Aiurri Montessori en Vitoria-Gasteiz
En su escuela, solo hay infantil y primaria: “En secundaria será diferente, pero creemos que al menos los primeros años hay que centrarse en lo manual, en aburrirse, en la calma”.
En Geroa Waldorf Eskola la tecnología no entra en el aula hasta secundaria
Un enfoque parecido sigue Geroa Waldorf Eskola, el único centro con pedagogía Waldorf en Euskadi. Allí, la tecnología no entra en el aula hasta secundaria. Ni maestros ni alumnos utilizan dispositivos electrónicos durante las clases de Infantil y Primaria.

Foto: Geroa Waldorf Eskola
“Creemos que los niños deben aprender a desenvolverse en la realidad antes de adentrarse en el mundo virtual”, explica Virginia, profesora del centro. No se trata de rechazar la tecnología, indica, sino de introducirla a la edad adecuada y con un uso consciente.
En este centro, el primer contacto con un ordenador es con sus 'tripas': "En Secundaria empezamos viendo de qué está compuesto un ordenador, para ir poco a poco aprendiendo su uso”. En 2º de ESO aprenden a usar herramientas de office. A partir de ahí, el uso se introduce de forma gradual, con asignaturas como Tecnología o talleres de hardware.

Foto: Geroa Waldorf Eskola
¿Y los móviles?
En todos los centros consultados, hay un punto en el que hay consenso absoluto: los móviles no tienen cabida en el entorno escolar. “En Urkide tenemos claro que los teléfonos móviles no aportan nada. Cero. No solo en la escuela, sino en la vida del alumnado, sobre todo por las redes sociales”, zanja Aitor Pérez.
De ahí nació el proyecto 'RESET eskola', una iniciativa que fomenta el uso responsable de las tecnologías y dispositivos móviles en el ámbito escolar y familiar. “Vimos que tras la pandemia se habían disparado los intentos autolíticos, los trastornos de alimentación, el acoso entre iguales… Y había un patrón que se repetía: el uso excesivo de redes sociales”, cuenta el director de Urkide.

Cartel de "Móvil Free Gunea" en el Colegio Urkide
En Unamuno, la situación es similar: los teléfonos móviles están prohibidos en el instituto desde hace tiempo. Si algún profesor quiere usarlos con fines educativos, debe pedir permiso por escrito y detallar el uso concreto.
Por su parte, en la ikastola Abendaño las familias también han querido implicarse en cuanto al uso de las pantallas. Proponen que las familias de 3º, 4º, 5º y 6º de primaria firmen un compromiso entre ellas para retrasar la entrega del móvil. ¿El objetivo? Fomentar un uso más consciente de las pantallas y reflexionar sobre los riesgos de las redes sociales a edades tempranas. Para ello, se han unido al movimiento AltxaBurua, que ya reúne a 27 centros en Álava.
Así, en muchos colegios de Vitoria-Gasteiz el mapa tecnológico está cambiando. Más decisiones prácticas y una intención común: que el uso de la tecnología esté al servicio del aprendizaje, y no al revés.
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