Peio Rivas: un as en la baraja de la magia
A sus 20 años, este joven mago de Llodio ha ganado premios internacionales y actuado en diversos países
En un abrir y cerrar de ojos, las cartas cambian de color, de tamaño y se multiplican como por arte de magia. En el escenario, Peio Rivas desvanece la realidad y convierte lo imposible en posible con un solo gesto. Para este joven mago, cada truco es un juego de ilusiones donde nada es lo que parece.
Con solo 20 años y natural de Llodio, Peio Rivas ha cautivado al público con su habilidad para sorprender en cada actuación. Su pasión por la magia lo ha llevado a ganar numerosos premios internacionales. Pero sus inicios en este mundo fueron casi por casualidad.
Un descubrimiento fortuito
"Me lesioné jugando al fútbol y, como me aburría, vi un programa de televisión donde salía un mago haciendo trucos con cartas", expresa. Esa actuación le "fascinó", descubrió que la magia se podía aprender y empezó a formarse en una academia de magia de Bilbao.
Allí, en un festival organizado por la escuela, conoció al mago vitoriano Imanol Pérez de Albéniz. "Le vi actuar y me encantó, porque la especialidad que él hace se llama manipulación y es una las más complicadas dentro de la magia", indica. Con ganas e ilusión, Peio le pidió al mago vitoriano unas clases. Él aceptó y se formó con él un par de años.
Después de ganar habilidad y experiencia, empezó a presentarse a diferentes competiciones de magia. "Fui a varios concursos por Euskadi, España y Europa, y allí me fueron viendo distintos ojeadores". Tras ganar varios premios y el nacional de Francia, le propusieron ir al programa de televisión Got Talent.
Peio Rivas ha recibido premios nacionales e internacionales y ha participado en el programa de Got Talent
"No tuve que pasar ningún casting, así que fui directamente a grabar. Estaba muy feliz porque fue una oportunidad única", comenta el joven mago. En el concurso televisivo todo salió "genial", pero Peio confiesa que ha sido la vez que más nervioso ha estado actuando.
A pesar de los nervios habituales de cada actuación, el mago explica que no le han pillado "ningún truco" en directo: "Me ha salido mal muchas veces, pero lo bonito de la magia es que nadie sabe qué va a pasar luego, así que tienes una segunda oportunidad para salir por otro lado".
Horas de práctica
Pero detrás de cada truco exitoso hay horas de práctica y dedicación. "Les hago muchos trucos a mis padres y ya están hasta los huevos de mí. Ahora me dicen que ensaye delante del espejo y que les deje en paz", confiesa entre risas. Si tiene alguna competición, Peio practica unas tres o cuatro horas al día, pero para él no supone ningún sacrificio.
A pesar de su juventud, el trabajo, la constancia y el amor por la magia le han llevado a actuar en los teatros más importantes. Crea números y efectos innovadores de manera autodidacta, y actúa en países como Italia, Francia, Portugal y España.
Así, en el panorama mágico ha sido premiado con diferentes galardones nacionales e internacionales. "Yo a veces no me creo los premios", comenta con humildad. Para él, ha sido difícil de procesar y todavía sigue sin creérselo. Este último año, cuenta, ha sido una locura: "Estuve en México, en Letonia, París… Y en muchos países en solo cinco meses".
En sus actuaciones, el público le suele preguntar cuál es el truco: "Hay gente que me pregunta por trucos que he hecho hace años y yo ni siquiera me acuerdo, pero ellos sí", reconoce. Y es que para ser mago, dice, hay que tener paciencia y presentar la magia de manera diferente y entretenida.
"Tú puedes ser el mejor mago del mundo, pero si aburres al público desde el minuto uno da igual que hagas un milagro", expresa. Por eso, su profesión también tiene una parte de interpretación: "Se suele decir que el mago es un actor que hace de mago".
Así, en los shows Peio tiene en cuenta la música, la historia, los chistes y la psicología. "No solo hay que tener habilidad manual, también hay que entretener al público y hacer que se lo pasen bien. Es algo que me gusta porque juntas muchas artes en una", comenta.
Para este joven de Llodio, lo más gratificante de la magia es hacer feliz a la gente: "Les haces desconectar de las preocupaciones durante un rato y que se lo pasen bien mientras tú también disfrutas". Ver las caras del público y sus reacciones es, para Peio, algo único. "Hay gente que llora, otros ríen y a otros se les salen los ojos y casi puede hacer magia con ellos", bromea entre risas.
"No solo hay que tener habilidad manual, también hay que entretener al público y hacer que se lo pasen bien"
Con grandes sueños por delante, este joven mago sigue desafiando los límites de la realidad y llevando la magia a nuevos horizontes. Ahora, compagina su pasión con los estudios de Marketing. "Voy haciendo mi magia, creando números y actuando en diferentes ciudades, así que tengo la agenda completa", declara.
En verano va a estar actuando en un teatro de Salou. Con ambición, explica que le encantaría llegar a los niveles del Mago Pop, pasar una temporada en las Vegas y tener un show en la Gran Vía en Madrid.
Mientras tanto, cada truco y cada actuación es un paso más hacia ese sueño. Y así, entre cartas que cambian de color y tamaño, Peio Rivas sigue sorprendiendo al público y recordándonos que en el mundo de la magia todo es posible.