Unas 150 personas sin hogar viven en calles, naves y soportales de Vitoria-Gasteiz

14 noviembre, 2021

Alrededor de 150 personas viven en las calles de Vitoria-Gasteiz

Unas 150 personas viven en la calle en Vitoria-Gasteiz. La mayoría de ellas en locales o fábricas abandonadas, pero también en soportales o lugares cubiertos en el centro de la ciudad.

La ermita de Arriaga también era desde hace años el hogar de algunas de estas personas. Sin embargo, los miñones desalojaron este espacio hace algunos días. Así, las personas que utilizaban ese lugar buscarán otras alternativas. Este fue un desalojo parecido al que se realizó en el silo de Arana en 2019, lugar que también utilizaban varias personas para pasar las noches.

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Imagen de la ermita de Arriaga tras el desalojo.

En estos momentos, muchas personas utilizan la fábrica abandonada de Fournier para pasar la noche, sobre todo tras el derribo de las viviendas de la Avenida de Olarizu. Fábricas abandonadas de Gamarra, lonjas vacías y otros lugares resguardados en diferentes puntos de la ciudad completan los cobijos para que estas personas pasen las noches.

Asociaciones como Cruz Roja ayudan a que la situación de estas personas sea lo más llevadera posible. Y complementan a las instituciones, las auténticas encargadas de que estas personas tengan alternativas habitacionales en la ciudad. Unas alternativas que, aún así, algunas de estas personas rechazan.

En las últimas semanas el albergue de Puente Alto ha cerrado tras 14 años de servicio. Un lugar en el que cientos de personas han encontrado cobijo. Sin embargo, el espacio gestionado por Satur García ya ha cerrado sus puertas tras la petición de desalojo de los propietarios. Ahora deja a todas estas personas con una alternativa menos.

Perfil de las personas que viven en la calle

Las personas que viven en la calle no tienen un perfil concreto. "El 85% son hombres", detalla Joseba Etxeberria, técnico del programa de 'Atención Integral a personas sin hogar' de la Cruz Roja. "Pero a partir de ahí es muy difícil generalizar, porque cada persona es un caso completamente diferente al anterior".

Y es que en Vitoria-Gasteiz viven en la calle personas desde los 18 años hasta los 70. Eso sí, cada vez son más las personas jóvenes que no tienen hogar. También hay bastante población extranjera, tal y como detalla Txomin Ondarre, director de exclusión social y empleo de Cruz Roja. Sin embargo, también viven en la calle muchas personas de Vitoria-Gasteiz o de otros lugares del País Vasco y España.

Muchas personas están en la calle con problemas de adicciones: "Es lo primero que habría que tratar"

Además, muchos de ellos tienen problemas de adicciones como alcoholismo: "Esta es la base. Es lo primero que se tendría que tratar", asegura Etxeberria. "Muchas de las personas con este tipo de problemas llevan bastantes años en la calle. Y, cuanto más tiempo llevas, más difícil resulta salir de esa espiral". Además, esto hace que a algunos de ellos les afecte psiquiátricamente, y terminen enfermando.

Ayuda de la Cruz Roja

Cruz Roja ayuda desde 2014 con un proyecto específico a estas personas: "Nos intentamos coordinar con el Ayuntamiento para los trabajos. Somos algo complementario a lo que ofrecen las instituciones. En ningún caso competencia", cuenta Txomin Ondarre.

Un grupo de voluntariado sale de lunes a viernes de 22:00 a 1:00 para ofrecerles ayuda. "Recabamos información sobre ellos, les damos alimento, ropa de abrigo y kits de higiene… En definitiva, intentamos que, dentro de su situación, estén lo mejor posible", explica Joseba Etxeberria, técnico del programa. Este grupo está compuesto por casi 40 personas voluntarias.

Recorren diferentes rutas. Pasan allí donde saben que hay personas sin casa. Aún así, esta labor es muy complicada: "Muchas veces es muy difícil contactar con estas personas porque no tienen teléfono". Por ello, algunas veces les invitan a pasar por el local de Cruz Roja para hacerles un informe lo más completo posible.

Los responsables del proyecto agradecen, además, la labor de las personas voluntarias que trabajan a diario para ayudar a las personas que viven en la calle: "Es muy difícil para ellos. Sobre todo en invierno la situación se agrava. Ves a personas con temperaturas bajo cero, envueltas en una manta, sin haber comido… La implicación es muy grande, pero es una gozada tener a personas que lo dan todo a cambio de nada por estas personas", asegura Joseba Etxeberria.

Reinserción de las personas que viven en la calle

La labor "de acompañamiento" resulta muy importante para las personas que residen en la calle. Sobre todo, para las de otros países: "Desde Cruz Roja también intentamos ayudar a las personas que lo necesiten a legalizar su situación. Es otra de las bases para empezar a ayudarles", asegura Etxeberria. "También se les ayuda con otras gestiones como, simplemente, renovar su documentación, ya en regla".

La falta de documentación impide a algunas de estas personas acceder a las ayudas de las instituciones: "A muchos les dificulta el acceder a las ayudas el no tener pasaporte o padrón. Eso no tendría que ser así", asegura Sátur García, 'alma máter' del albergue de Puente Alto durante 14 años.

"Con tiempo, cariño, recursos y la profesionalidad adecuada estas personas pueden reinsertarse"

Desde Cruz Roja aseguran que un buen acompañamiento puede suponer la reinserción de estas personas en el mundo laboral: "Hay muchas personas que con tiempo y cariño, y si les dedicas la profesionalidad adecuada, se reinsertan". Sin embargo, este proceso cuesta, muchas veces, más de lo que desean: "Es muy difícil plantearse otras cosas cuando lo que falta lo más básico: un lugar donde estar", recuerda Ondarre.

Aún así, algunas personas que residen en la calle tienen, incluso, trabajo durante algunas horas al día o a la semana. Labores que, en todo caso, no son suficientes para adquirir una vivienda sin ayuda económica. Además, varias de las personas que viven en la calle rechazan cualquier ayuda de las instituciones, ya sea económica o asistencial.

Cierre del albergue de Puente Alto

El albergue de Puente Alto ha cerrado sus puertas en las últimas semanas. Este espacio gestionado en los últimos años por Satur García ha servido a muchas personas como cobijo en los últimos 14 años. Sin embargo, el espacio ha cerrado sus puertas después de que la propiedad del inmueble haya obligado a este desalojo.

"Intenté negociar con ellos para que se quedara abierto un poco más de tiempo, pero no fue posible y lo llevaron a los juzgados", explica Satur García. En las últimas semanas, las personas que quedaban en el albergue se han trasladado a servicios de las instituciones como el Aterpe o el CMAS.

"Me voy con mucha pena. Han sido 14 años de experiencias en este lugar, y lo he intentado hacer lo mejor que he podido", cuenta García. "Aún así, yo seguiré saliendo a ayudar a las personas que duermen en la calle, hasta que me de el cuerpo".

Satur Garcia tiene prácticamente un libro terminado sobre lo que ha vivido en este albergue, que espera que vea la luz en los próximos meses.