La procesión del Cementerio

10 marzo, 2014

La madre Naturaleza guarda espectáculos y momentos únicos, a la par que sorprendentes. Seres vivos con formas de actuar instintivas pero que a vece sorprenden. La procesionaria es uno de esos espectáculos que dejan a uno con la boca abierta. Orugas que circulan juntas unas a otras, en fila india, sin despegarse, y cuando lo […]

La madre Naturaleza guarda espectáculos y momentos únicos, a la par que sorprendentes. Seres vivos con formas de actuar instintivas pero que a vece sorprenden. La procesionaria es uno de esos espectáculos que dejan a uno con la boca abierta. Orugas que circulan juntas unas a otras, en fila india, sin despegarse, y cuando lo hacen, se esperan unas a otras hasta reconstruir la fila. Esta especie suele aparecer en primavera, aunque parece que el veranillo adelantado les ha animado a salir a la acera.

Es un espectáculo que este domingo se podía observar en la verja del Cementerio de Santa Isabel, en Zaramaga. Estas orugas se alimentan de los propios árboles (principalmente pinos), a los que deja dañados. Sus procesiones se producen cuando tienen que trasladarse de un árbol a otro para seguir 'alimentándose'.

Son seres vivos que, eso sí, es mejor no tocar. Producen urticaria en las personas, y también en los perros que, en su obsesión por olisquear, pueden acabar llevándose un sarpullido en el hocico. Sus pelos contienen un pequeño veneno que afecta a la piel.

Estas orugas procesionarias son la fase previa a las mariposas-polilla, ejemplares similares a los que tanto abundaron en nuestra ciudad el pasado año.