"El protocolo de Txagorritxu es totalmente inhumano para las mujeres que sufrimos un aborto"
Iara y Sara denuncian la falta de empatía y de apoyo por parte del sistema público de salud en los casos de abortos espontáneos
Una de cada cinco mujeres embarazadas sufre un aborto espontáneo en las 20 primeras semanas de embarazo. Estas cifras aumentan si la mujer es mayor de 35 años. Son pérdidas que muchas afrontan en silencio y denuncian que "el protocolo de Txagorritxu es totalmente inhumano".
Iara se quedó embarazada del que iba a ser su segundo hijo en las Navidades de 2019. Desgraciadamente, en la revisión de la semana 12 le comunicaron que el corazón de su bebé ya no latía. "Fue todo muy frío. Del centro de salud me mandaron a urgencias de Txagorritxu, donde tuve que esperar varias horas para ser atendida. Todo esto mientras intentaba asimilar la peor noticia que se le puede dar a una embarazada", cuenta.
En Txagorritxu le explicaron los diferentes tratamientos que podía seguir y, dado el avanzado estado de su embarazo, Iara decidió hacerse un legrado. "Me tomé las pastillas y al día siguiente ingresé a las 8:00 en el hospital. El legrado te lo hacen cuando el quirófano de urgencias se queda vacío", explica. En su caso eso no ocurrió y a las seis de la tarde Iara seguía esperando su turno. "Me dijeron que hasta el día siguiente no me lo podrían hacer, así que me fui a casa".
Nada más llegar a casa Iara rompió aguas y su bebé salió: "Lo tuve que recoger. Fue muy impactante para mí, no me imaginaba ver lo que vi. Comencé a sangrar muchísimo y me fui al hospital, donde me tuvieron que hacer un legrado de urgencia. Te sientes sola, desprotegida e incomprendida. Es algo que nos pasa a muchas mujeres y no es normal hacernos ir a Txagorritxu, esperar horas a ser atendidas y tener que esperar a que se libre un quirófano. Parece que somos el último mono. Estamos en un momento muy vulnerable y el protocolo falla completamente".
Horas dando vueltas
Sara también pasó por algo parecido hace apenas mes y medio. Embarazada de 7 semanas y 3 días, comenzó a sangrar y se acercó al hospital Santiago. “Me metieron en un taxi y me mandaron a urgencias de Txagorritxu. Allí, las administrativas me dijeron que ahí no era y me mandaron a la entrada principal. Llevaba una hora dando vueltas, llena de sangre y sin saber qué le pasaba a mi bebé. En la entrada conté por tercera vez lo que me ocurría y un celador me acompañó a ginecología”, explica.
“En la sala de espera me encontré rodeada de un montón de amatxos felices, a punto de dar a luz, mientras yo no sabía si estaba teniendo un aborto. Es una falta de empatía total, un protocolo totalmente inhumano. Podían haberme hecho esperar en cualquier otra sala”, afirma. Y es que, desde la pandemia, a todas las mujeres embarazadas que acuden a urgencias se les atiende en la primera planta de Txagorritxu, la misma planta donde se encuentran los paritorios y la unidad de maternidad.
Tras la consulta, el equipo médico no pudo confirmar si se trataba o no de un aborto y mandaron a Sara 10 días a casa de reposo. Una semana después, la ginecóloga confirmó la pérdida y le aconsejó un tratamiento médico: “Me dijo que ella no estaba autorizada para darme las pastillas y me tuve que ir de nuevo a Txagorritxu, a la primera planta, otra vez rodeada de embarazadas a punto de dar a luz, justo 10 minutos después de haberme dicho que había perdido a mi bebé. Esto es totalmente innecesario e inhumano”.
Grupo de apoyo
Hace apenas un mes, Sara e Iara no se conocían, ahora comparten historia. "La profesora de mi hijo me comentó que había un grupo de apoyo para familias que han sufrido una pérdida gestacional y ahí conocí a Iara", cuenta Sara. Iara, que es educadora infantil y doula, acudió a un grupo de duelo en Durango tras perder a su bebé y decidió formar el suyo propio en Vitoria con la ayuda de un compañera psicóloga.
"La Seguridad Social no brinda ningún tipo de apoyo psicológico tras un aborto. Creo que solo hay un programa para embarazos más avanzados. Nos han educado a no informar sobre nuestro estado hasta la semana 12 y, cuando sufrimos un aborto, hay mujeres que se sienten muy solas, culpables y desprotegidas", cuenta Iara. Estas reuniones son totalmente gratuitas y se celebran en Gutxinaka-Gutxinaka. La próxima cita será el 19 de marzo. "Es un espacio para hablar y escuchar. Cada familia cuenta lo que quiere. También hacemos dinámicas, prestamos libros y compartimos recursos. Sirve, sobre todo, para darnos cuenta de que no estamos solas", explica Iara.
Tanto Sara como Iara denuncian la falta de información, de apoyo y de humanidad por parte del sistema de salud público. "Decenas de mujeres sufrimos abortos a lo largo del año en Vitoria. Echamos en falta que se informe de que esto puede pasar. Para que, si te ocurre, no te sientas tan culpable. Además, todo el proceso es eterno, horas de espera, idas y venidas de un centro a otro, etc. Es un falta de empatía total. También creemos que es necesario brindar apoyo psicológico a todas las parejas que lo necesiten. Es una situación muy dura y el sistema la hace todavía más difícil".
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