Una vuelta al mundo por los restaurantes de Vitoria-Gasteiz
Pizza, hamburguesas, kebab y sushi llenan una cocina internacional aderezada con toques latinos, lusos y nepalíes
El exotismo asiático, las playas hawaianas, las alturas nepalíes o el Machu Pichu peruano están cada vez más cerca de Vitoria-Gasteiz. La capital alavesa saborea, si no sus paisajes, monumentos e historia, sí otro de sus grandes atractivos: la comida.
El mundo, o al menos la mitad, a través de unos bocados que borran de un plumazo los miles de kilómetros de distancia. Porque la cocina internacional de cuatro de los continentes continúa con su implantación y expansión por la ciudad. A menudo, gracias a los pedidos telefónicos, muy de moda durante y tras la pandemia.
Claro que el banquete no concluye siempre todo lo dulce que a algunos les gustaría. Hay quien al final ha tenido que colgar el delantal. Y otros que lo estrenan con hambre de hacerse un hueco entre la oferta gastronómica de medio mundo.
Auge asiático
Es el caso del ‘boom’ de la cocina asiática. Gracias al sushi. Donde hace poco más de diez años no se oían términos como teriyaki, makis o sashimi, ahora proliferan por doquier. Sobre todo en el centro de la ciudad.
Muchos son los locales que han abierto sus puertas en los últimos cuatro años. La mayoría con la cocina fusión como bandera, donde lo japonés se mezcla con lo tailandés, lo coreano o lo chino.
Porque el gigante asiático, o su cocina, en este caso, lleva tiempo presente en la capital alavesa. En muchos casos su oferta gastronómica está un tanto 'occidentalizada' para resultar más atractiva a los paladares. Pero hay rincones como Fu Xiang que obtienen el aplauso popular por tener "comida china de verdad".
Otra comida que despunta en Vitoria-Gasteiz es la turca. Gracias, más que nada, a los kebab y los durum. Y, como mucho, lahmacun (pizza turca). Platos que entraron con fuerza en la dieta alavesa a principios de este siglo y cuyo consumo, al perder la novedad, ha ido estancándose. No obstante, uno de estos locales fue elegido como uno de los mejores de la zona norte.
Sí es llamativo que, siendo la colonia magrebí la segunda con mayor representación en la ciudad (4.320), no haya más presencia de comida árabe. Ni el cuscus, el tajin, la pastela, la kefta o la bissara aparecen en esta guía. Sí podemos disfrutar, en cambio, de un te moruno y de sus dulces en la Calle Tenerías.
Más cocina latina
En cambio, se nota que Colombia ha adelantado a Marruecos como el país extranjero con más vitorianos (4.650). La comunidad latina, con Venezuela y Paraguay también en el top ten, se ha abierto hueco en el apartado gastronómico. La bandeja de paisa, el patacón, el sancocho, el arroz paisa o la tilapia frita ya se cocinan en las Tardes Caleñas, La Fonda o Tropicalísima.
El auge internacional de la cocina peruana permite probar su ceviche, el ají de gallina, el arroz chaufa con mariscos o la causa limeña en restaurantes como Quinoa Vitoria, Aukera Fusión Peruana o El sabor peruano.
Las arepas venezolanas de Doña Pastora o Wayoyo y las empanadas argentinas de Cachito Mío o el churrasco de El Gautxo son otras de las opciones culinarias sudamericanas.
Sin salir del continente americano, viajamos a México. Aunque los nachos, tacos y burritos están muy extendidos en las cartas de muchos restaurantes, y de franquicias como Taco Bell, tres son sus embajadas más representativas. Desde la peculiaridad de Lupita y Burriquín en Zapatería al laureado El Mexicano y mucho más o la cercanía de El Txoko en Portal de Legutiano.
Sabores indios y nepalíes
Y de punta a punta. Volvemos a Asia para saborear el exotismo indio en alguno de los 5 locales tan arraigados como el Taj Mahal o India Gate. O el Tandoori, que hace tres años abrió sus puertas en Zabalgana con gran tirón entre los residentes. En sus respectivas cartas no faltan elaboraciones cada vez más conocidas entre los gasteiztarras como pollo al curry, cordero tikka, pakora o biryani.
El cercano Nepal, en cambio, no resulta tan conocido. En el Himalaya Tandoori no faltan la sopa de lentejas y el pan nepalí. Tampoco el momo himalaya, la choila o el pollo sekuwa. Y en el céntrico Triskari, entre pintxo y pintxo, también cocinan el plato típico, el pollo al chili, rebozado con verdura, salsa y especias.
Los contrastes estadounidenses
De lo menos conocido a otro plato que arrasa. Un nuevo salto kilométrico en nuestro viaje para aterrizar en la estrella americana: la hamburguesa. Con panes, salsas y acompañamientos variados, es indispensable en la gran mayoría de bares y restaurantes vitorianos. También de las muchas franquicias asentadas en Vitoria-Gasteiz. Y, por supuesto, en los locales más representativos del país estadounidense.
A los ya conocidos de San Martín y Jesús Obrero se han unido varios en los últimos años: hay en barrios como Salburua, Santiago o Zabalgana. Este último es el heredero de clásicos vitorianos como McTena y Burgerland y no faltan las costillas y alitas de pollo.
Pero no todo es 'fast food' en Estados Unidos. De allí también nos llega una propuesta más 'healthy'. En concreto, de Hawái. Se trata del poke. Un plato basado en el chirashi sushi japonés que mezcla pescados crudos (atún normalmente) marinado en aliños distintos que incluyen salsa de soja y sésamo.
A la mezcla se le añaden una base de arroz o quinoa y elementos frescos como algas, aguacate, pepino, sésamo o cebolleta. Esta ensalada hawaiana cuenta ya con cuatro embajadores vitorianos repartidos en el centro y Coronación.
¿Qué hay de la cocina europea?
Ya más cerca de casa, otro país con representación en la ciudad, si bien muy simbólica, es Portugal. Como no podía ser de otra forma, en O Moinho el bacalao es el producto estrella, con gran parte de la carta para él. La cervecería Alemana, gestionada por vitorianos, es la única que remite al país germano.
En comparación, la oferta italiana resulta exuberante. La reciente apertura de la pizzería Grosso Napoletano suma un bastión más del país transalpino, que cumple 40 años en la capital alavesa con alguna que otra pérdida.
Los pioneros fueron Dolomiti y Da Enzo. El primero aún sobrevive pese a la competencia. El segundo no. Al igual que L'Oliva o Farina. Mientras, franquicias como Ginos, La Mafia o La Tagliatela atraen a los amantes de la pasta y la pizza. Aunque esta última no es indispensable en italianos como la trattoria Giovanelli.
Frente a la presencia lusa e italiana, resulta llamativa la ausencia de otras cocinas europeas. Ni rastro de platos escandinavos, rumanos, griegos, chipriotas, checos o croatas. Sí hay en Los Herrán una tienda especializada en productos de Ucrania, Rumanía y Polonia, pero para cocinar en casa.
En una ocasión, Francia tuvo un emisario fugaz, de apenas unos meses, en Dendaraba. Pero no ha vuelto. Como tampoco lo han hecho, por ahora, otros embajadores brasileños, jamaicanos y senegaleses que antes de la pandemia permitían degustar un trocito de sus países en estas latitudes.
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