Los restos del Vasco Navarro que aún existen en Vitoria
Judimendi, Santiago, Aranbizkarra, Betoño y Desamparados aún mantienen restos del Vasco-Navarro, 50 años después de su desaparición
Han pasado muchos años desde que el 31 de diciembre de 1967 cerró por orden gubernamental el ferrocarril Vasco-Navarro que unía Vitoria con Estella y Bergara. Aquel cierre estuvo motivado por un plan de austeridad que afectó a la red de ferrocarriles de vía estrecha y supuso el cierre de esta y otras muchas líneas. Y eso que la explotación de la línea del Vasco-Navarro no era la que peores cifras arrojaba, en un tiempo en el que el coche ya amenazaba al ferrocarril.
Hoy en día, aún quedan restos de aquel ferrocarril a lo largo de la vía verde en la que se ha reconvertido su recorrido. El cual está jalonado de antiguas estaciones reconvertidas en otros usos.
Dentro de Vitoria-Gasteiz es más difícil reconocer el antiguo trazado por el que pasaba el ferrocarril. Sin embargo, aún existen algunos detalles en fachadas. O incluso trazados de calles que siguen el itinerario que en su día hacían las vías.
El carril bici que atraviesa la zona industrial de Betoño sigue sin ningún cambio el trazado primitivo de la línea desde Gamarra hasta llegar a la altura de Portal de Betoño (junto al edificio Alas). Ahí queda más difuminado entre el entramado de calles de la ciudad.
Sin embargo, calles como Obispo Ballester y José Mardones fueron urbanizadas sobre lo que en otro tiempo era espacio ocupado por las vías.
En José Mardones con avenida Santiago algunos portales mantienen una altura superior por el firme original
La fachada de algunos edificios de José Mardones es, en realidad, su parte trasera
A la altura de la antigua estación de autobuses de la calle Los Herrán se encontraba la estación principal y playa de vías del Vasco-Navarro en Vitoria-Gasteiz. La estación dejó de funcionar con el cierre de la línea. Pero se tardó más de una década en urbanizar la zona para dar lugar a la ordenación actual.
Las instalaciones ferroviarias entre las que se encontraba el edificio de la estación y talleres estuvieron en pie hasta 1975.
Avanzando por José Mardones seguía la vieja línea del ferrocarril. Superaba la avenida de Santiago con un túnel, actualmente desaparecido e integrado en la ordenación con una cuesta. Cuesta que salva el desnivel existente entre las antiguas vías y la altura de la calle.
La zona se urbanizó, pero también hay casas anteriores. Aún hoy estas casas mantienen portales a la altura original, como recoge @unaimy en este tuit.
Beti iruditu izan zait deigarria Santiago kaleko atari hau, zergatik ez dago atea kalearen maila, zergatik eskailera horiek?
Orain ulertu dut, lehen zubi bat zegoen, Jose Mardonesetik trena pasatzen baitzen.#GasteizkoBitxikeriGeografikoak pic.twitter.com/7CF3gv24oe
— Unai (@unaimy) January 25, 2021
Tras atravesar Santiago, resulta difícil de imaginar a día de hoy que la calle Olaguibel tuviese un paso a nivel con barreras.
Avanzando por el barrio de Judimendi, el ferrocarril continuaba por la actual calle de los Arámburu, a la cual solo dan traseras de casas. Es, seguramente, la única calle que, pese al paso de los años, aún sigue estando peor urbanizada y donde más fácilmente uno puede imaginar el paso de los vagones y locomotoras.
A la altura de la Fuente de la Salud aún queda en pie un pequeño puente, transformado en paso peatonal, sobre el que pasaba el ferrocarril cuando la línea fue ampliada hasta Estella para salvar el cruce con la línea Irún-Madrid.
Con la apertura de la línea hasta la localidad navarra, se construyó una conexión con la estación de Renfe, donde se levantó un pequeño apeadero. El ramal que unía ambas estaciones seguía la actual calle Txistularis y Raimundo Olabide.
De hecho, si uno mira hacia al este desde el puente de San Cristobal, aún existe una vía muerta que indica el camino que seguía el ferrocarril.
Antes de abandonar la ciudad y emprender camino hacia Estella o Estibaliz (con la apertura del ramal en 1948) se encontraba la estación de Olárizu. Eminentemente de mercancías, ocupaba toda la zona ajardinada que existe entre las calles Heraclio Fournier y Arkatxa.
Esta zona fue desde los cincuenta el lugar elegido para el asentamiento de nuevas industrias que se localizaron en la ciudad como BH o Esmaltaciones San Ignacio.