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Los tres lienzos de Ribera vuelven a su composición original en el Convento de Santo Domingo

1 marzo, 2019

Los tres lienzos son una de las piezas más importantes del Museo de Arte Sacro

Los tres lienzos pintados por José de Ribera vuelven al Museo Diocesano de Arte Sacro. Tras el viaje de la pintura del Cristo al Museo Guggenheim de Nueva York en 2007 y finalizada su compleja restauración, los cuadros de San Pedro, San Pablo y Cristo Crucificado ya se pueden admirar juntos de nuevo en una museografía inédita, ya que por primera vez en este museo comparten panel expositivo.

los tres riberas

Esta composición invita al espectador a imaginarse cómo sería la disposición que tuvieron en una de sus históricas ubicaciones, la capilla del Noviciado del convento de Santo Domingo de Vitoria-Gasteiz, tal y como los admiraron ya viajeros ilustrados del siglo XVIII.

Se exhiben en la sala dedicada al barroco de escuelas internacionales y junto a obras tan destacadas como la Lamentación sobre Cristo Muerto de Gaspar de Crayer. Las obras de Ribera y de Crayer no se exhiben juntas desde 1926, año en el que se mostraron en el hall de la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria en la Exposición de Arte Antiguo de Vitoria.

Ya en 1917 el historiador Elías Tormo las imaginó una junto a otra cuando vino a nuestra ciudad a estudiar los lienzos y escribió: "Yo iba a Vitoria a ver el maravilloso Cristo Crucificado, la obra maestra del gran Ribera, y es nada la cabeza del Cristo si se le ocurriera poner el lienzo de la Diputación de Álava al lado del lienzo de la Catedral de Vitoria”.

Los tres Riberas, propiedad de la Diputación, forman parte de la colección del Museo Diocesano de Arte Sacro desde su creación en 1999, cuando se trasladaron desde el Museo de Bellas Artes de Álava. En este museo provincial ingresaron procedentes del Palacio de la Diputación en diferentes momentos, primero los apóstoles en 1943 y más tarde el Cristo, en 1957.

Los tres lienzos pertenecieron a Pedro de Oreitia y Vergara, tesorero del reino con Carlos II, y a su muerte en 1694 los legó al convento de Santo Domingo de Vitoria, donde se instalaron en el retablo de la capilla del Noviciado hasta que en 1835, debido a la Desamortización de los bienes de la Iglesia llevada a cabo por Mendizábal, pasaron a manos de la Diputación Foral de Álava. Sin embargo, quién realizó el encargo a Ribera provoca más dudas. Es posible que las encargara el Marqués de Monterrey, virrey de Nápoles, ya que en un inventario realizado en 1653 los apóstoles se registran entre las pertenencias, pero no así el Cristo.