Dos personas sufren robos por el método del abrazo en 24 horas

12 marzo, 2019

Uno de ellos ocurrió el domingo en el paseo Carmelo Bernaola y el otro en la avenida de Olarizu

La Policía Local ha registrado dos denuncias por hurtos mediante el método del abrazo en 24 horas. El primer caso ocurrió el domingo al mediodía en el paseo Carmelo Bernaola. Una mujer se bajó de un vehículo para abordar a una señora de 88 años que caminaba por la calle. La ladrona le preguntó por una iglesia y tras recibir las indicaciones le abrazó como muestra de agradecimiento. En ese momento le robó una pulsera de oro.

El segundo hurto ocurrió ayer, en la avenida de Olarizu, con procedimiento similar. Una mujer se insinuó a un hombre de 79 años y le robó una cadena con dos colgantes de oro en el proceso. Las dos mujeres huyeron en un vehículo tras cometer los robos, sin que los agentes hayan realizado por ahora detenciones.

  • Método del abrazo

Consiste en abordar de improviso a la víctima en la vía pública, estableciendo contacto físico con ella a la menor excusa. Normalmente suelen fingir que conocen a la afectada para abrazarse a ella y robarle joyas y objetos de valor en el proceso.

También pueden simular que preguntan sobre una institución o una dirección. Una vez les indican la información, abrazan al ingenuo a modo de supuesto agradecimiento. Incluso, si el objetivo es un hombre, llegan a proponerles relaciones sexuales con la excusa de acercarse.

La Ertzaintza distingue dos tipos de actuaciones en base a estos robos. La primera de ellas se lleva a cabo por un único ladrón, aunque en realidad suele estar acompañado de otras dos personas que vigilan la escena en la distancia, por si su compañero necesita ayuda o tiene que huir.

La segunda modalidad la hacen con un vehículo. Aquí interviene más de una persona, y normalmente va un varón al volante. El copiloto de este suele llamar la atención de una persona y atraerla hasta la ventanilla del coche. Una vez conseguido esto, le sustraen las pertenencias desde la propia ventanilla, o alguno de sus ocupantes se baja para mostrar su agradecimiento mediante un abrazo traicionero.