"Solo pedimos más seguridad en nuestro portal"
Inquilinos de Alokabide reclaman que les arreglen la cerradura del portal, estropeada desde mayo
Gente durmiendo en los rellanos de las escaleras, objetos bajo la puerta, pintadas en los ascensores, notas preocupantes... Son sucesos que en los últimos meses han ocurrido en el número 21 de la calle Portal de Arriaga. Un bloque de viviendas de alquiler social de Alokabide.
Hechos que, aislados, podrían pasar por anécdotas puntuales. Juntos, han hecho saltar la alarma entre los residentes. La culpa, en su opinión, se encuentra en el portal. Denuncian que llevan casi 9 meses con la cerradura de la puerta rota, y que nadie de Alokabide les hace caso ni la arregla.
Denuncias a la Ertzaintza
"Solo pedimos seguridad en nuestro portal y en casa porque, ahora mismo, cualquiera entra sin problema", reclama Ainara. Madre de tres hijas de 13, 9 y dos años y medio, reside desde hace casi tres en uno de estos pisos.
El verano pasado, subían juntas a su vivienda tras cenar en la de una vecina cuando se encontraron "a un señor durmiendo en el rellano. Vivo sola con mis hijas y no quiero arriesgarme a enfrentarme a nadie, así que entramos rápido en casa".
Poco después, descubrió un gancho "similar a los que se usan para colgar las cortinas", insertado debajo de su puerta. No lo dudó, llamó a la Ertzaintza y lo denunció. "Me dijeron que los objetos que suelen utilizar los ladrones son más grandes, pero que estemos pendientes ante cualquier cosa", señala.
"¿Qué tiene que pasar para que nos hagan caso?", plantean los residentes
No fue el único motivo de alarma. Una vecina suya recibió dos notas con un mensaje alarmista. "Decían que aquí viven depredadores de niños y que cuidado con vuestros hijos", recuerda Ainara. "Aquí vivimos muchas familias, algunas monoparentales como la mía, y todo esto preocupa", reconoce.

El gancho que Ainara encontró insertado debajo de la puerta de entrada a su piso.
Su hija mayor tiene miedo. "Duerme poco y mal. En cuanto oye el más mínimo ruido, me hace levantarme y mirar qué es", asegura. Tampoco sube sola a casa. "Tras el cole va a clases de baile y cuando sale son las 8 de la tarde. Al llegar al portal me avisa y bajo a buscarla. Más que nada, por precaución", añade.
Cerradura con chip
Son ya muchos meses así. Desde mayo. Fue la última vez que se estropeó la cerradura del portal. "Antes ya había pasado, al menos un par de veces. Avisamos a Alokabide y la cambiaron. Pero ahora nada. Somos personas responsables y pagamos nuestro alquiler como cualquiera. Y ellos se lavan las manos, es vergonzoso", critica.
Proponen instalar una segunda puerta o una cerradura con chip que no pueda forzarse
Con ella coincide Clara (nombre ficticio), otra de las residentes. "Al principio nos decían que si éramos los vecinos los que forzábamos la puerta", indica molesta. "En septiembre tuvimos una reunión con Alokabide para hablar sobre este tema.
Asignaron a una persona para ir casa por casa recopilando este y otros problemas", señala. Pero todo sigue igual. "Les llamas, te cogen cita, se la pasan a alguien y no te contestan", lamenta.
Tras mucho insistir, Clara consiguió hablar con un interlocutor de este servicio vasco de vivienda social. "Nos dijeron que sí que habían recibido quejas al respecto y que están en ello. ¿Pero cuándo? ¿Qué tiene que pasar para que hagan algo?", plantea.
Tanto ella como Ainara consideran que el problema, a priori, tendría fácil solución. "Les hemos propuesto colocar una segunda puerta, o una cerradura que se abra con un chip que solo tengamos los vecinos", proponen.
Ello, sumado a las cámaras con las que cuentan los video porteros, incrementaría su sensación de seguridad y solventaría ciertas dudas. "Así no sabemos si algunas de las cosas que pasan es porque se cuelan en el portal o las hace gente que vive aquí", puntualizan.
"Incluso, les dijimos que si había que subir un poco el alquiler para tener mayor seguridad, perfecto", insiste Ainara. "Es que, ahora mismo, nos dan llaves ¿para qué? Para nada", ironiza.
Versión de Alokabide
Desde Alokabide la versión es muy distinta. Indican que, efectivamente, no es la primera vez que se repara dicha cerradura "porque estaba rota". Y que la última vez fue en mayo.
"Se hizo una actuación adicional de refuerzo", aseguran fuentes del Departamento de Vivienda del Gobierno Vasco a este periódico. Desde entonces, afirman que "no ha contactado nadie con Alokabide para hablar al respecto. Hasta donde tenemos constancia, era un tema resuelto".
Gasteiz Hoy comprueba que el portal está abierto y cualquier persona puede acceder
También confirman que, cuando ha habido personas en las zonas comunes, tanto ellos como el administrador de la finca "hemos avisado a la Ertzaintza, siempre que hemos tenido constancia, claro".
Apuntan que Alokabide está trabajando ahora en convertir las lonjas de estos bloques en alojamientos dotacionales. "Y el personal está acudiendo mucho allí. Da la casualidad de que el jueves acudió una empresa de mantenimiento y tuvieron que usar la llave para entrar", desvelan.
Portales abiertos
Sin embargo, Gasteiz Hoy pudo comprobar este viernes por la tarde que la cerradura no funciona. Basta con agarrar del pomo, tirar y, sin esfuerzo alguno, la puerta de entrada al edificio se abre. Cualquiera puede acceder al interior y, por ende, a las viviendas. Y así lo hicieron varias personas que, conocedoras de la situación, no usaron siquiera la llave.
"He tenido hasta cucarachas en mi piso", denuncia Clara
Pero no solo ocurre en el número 21, también en el contiguo, el 19, otra promoción de Alokabide. Ambos edificios están conectados por un patio interior y, juntos, suman en torno a 70 residentes. "Compartimos problemas porque no hay separación", recalca Clara. "En el otro portal ha aparecido hasta un colchón y, por las escaleras, he visto basura, comida y ropa", suma Ainara.
Por todo ello, de no solucionarse su situación actual, no descarta solicitar otra ubicación. "Estoy mirando por otros medios a ver si podríamos trasladarnos", confiesa.
Clara ya se ha marchado, de momento, a casa de sus padres. "Me siento totalmente defraudada. Son pisos sociales, pero las condiciones brutales. Yo he tenido hasta cucarachas. ¿Esta es la ayuda que me ofrecen?", cuestiona.
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