La Sidrería Asador Mendiola busca nuevo dueño
Tras 25 años al frente, Iñaki, José María, Maite e Idoia cuelgan el delantal y traspasan este mítico negocio
La Sidrería Asador Mendiola busca nuevo dueño. Iñaki Cacho, José María Rosado, Maite Herrero e Idoia Busteros cuelgan el delantal tras 25 años en este negocio, que han puesto a la venta, y cuyo futuro desean que siga ligado a la hostelería.
Los dos matrimonios adquirieron esta casona, con 125 años de historia, en 1999. Pero con Iñaki y Maite ya superada la edad de jubilación, sienten que ha llegado el momento del cambio. "Los cuatro tuvimos una charla profunda y tomamos la decisión. Y como dice Jose, entramos juntos y salimos juntos", explica Iñaki.
53 años entre fogones
Natural de Bilbao, aunque con raíces alavesas (su padre nació en Araia), Iñaki pertenece a la generación que comenzó a trabajar a los 14 años. "Era estudiar o trabajar. Estaba en un colegio de curas y los estudios no me llamaban mucho", confiesa con su desparpajo marca de la casa. Sus primeros pinitos en la cocina fueron en la sociedad de su padre, donde además de comer, trasteaba en la cocina.

Fotos: Sidrería Asador Mendiola.
La afición que surgió entonces terminó en una pasión y dedicación de por vida. Nada menos que casi 53 años entre fogones. Sus inicios en el restaurante El Cojo de Amorebieta continuaron, con la mayoría de edad, en Vitoria-Gasteiz.
En la capital alavesa aterrizó en el desaparecido restaurante Garmendia-Carey, en la calle Manuel Iradier. De ahí pasaría por Dato 6 (en el Círculo Vitoriano), el Olarizu (donde conoció a Jose e Idoia), el Zaldiaran, el Barros (a medio camino entre Logroño y Soria), el Andere y la Peña Vitoriana.
Fue en esta última, donde también coincidió con Idoia, cuando Jose (que entonces trabajaba en el restaurante del club de golf Larrabea) les avisó de que la Sidrería Mendiola estaba a la venta. "Era de la familia de Enrique, un antiguo compañero al que conocí en el Garmendia. Nos lanzamos y hasta hoy", detalla Iñaki.
Señas de identidad: chuletón y alubias
El próximo 1 de mayo se cumplen las bodas de plata de aquella decisión, que los convirtió en sus propios jefes. Intentaron cambiar el nombre de sidrería por el de asador, pero el acervo popular manda y al final quedó como en la actualidad: Sidrería Asador Mendiola.
Allí no hay kupelas al uso, pero nadie las echa en falta. La clientela sabe bien lo que quiere. Sus chuletones a la piedra "son los reyes de la casa" y las alubias con sus sacramentos "las reinas".
No faltan entre las peticiones de diario, por supuesto menos aún en las celebraciones de bodas, bautizos, comuniones o congresos. La demanda popular les ha obligado a servirlas todo el año. Sí, verano incluido.
También tienen menú de martes a viernes con tres primeros, tres segundos y tres postres a elegir. El reparto de tareas entre los cuatro socios está claro. Jose se encarga del conocido como cuarto frío: ensaladas, ventresca, puerros y parrilla de solomillos, chuletas o chuletones. Iñaki hace lo propio con el chorizo a la sidra, las morcillas, los fritos, los revueltos, el pescado al horno y las alubias.
Mientras que sus parejas, Maite e Idoia, son las responsables de la barra, el comedor y la terraza. "Hacen un montón de kilómetros al día", alaba Iñaki. Un engranaje perfecto que les ha convertido en familia. "Cuando me preguntan por mi hermano, en relación a Jose, ya ni corrijo, porque para mí lo es", confiesa.
Ya a la venta

Fotos: Sidrería Asador Mendiola.
Los años de hermanamiento, de infinidad de anécdotas, de visitas famosas y de, como es lógico, algún que otro sinsabor, también pesan en las piernas. Y eso que Iñaki está "estupendo de salud". Pero el cuerpo y la mente piden parar. Los hijos de ambas parejas, aunque algunos con formación hostelera, han encauzado su camino laboral por otras sendas.
Así que la decisión de la venta es firme. Tanto que el anuncio ya está publicado en Idealista. ¿Su precio? 950.000 euros por una parcela de más de 1.000 metros cuadrados, que incluye una vivienda con una buhardilla habitable y un comedor con capacidad para 100 comensales "según lo juntos que estén". Además de una gran terraza, su cocina ampliada hace 5 años y unas cámaras frigoríficas de gran capacidad.
Y todo "muy bien conservado", garantiza. Solo hay que ver sus paredes de piedra, sus techos elevados o las vigas de madera relucientes. Las lámparas de forja y su decoración sobria con reminiscencias rurales contribuyen a su carácter de cocina tradicional y casera.
¿Habrá continuidad?
Una seña de identidad que las dos familias confían que no se pierda. Y que, quien adquiera la Sidrería Asador Mendiola, la mantenga. "Pena me daría si la cogieran para derribarla y hacer chalés, por ejemplo. Aunque bueno, no está en nuestra mano. Pero intentaremos que el que la compre siga con la hostelería", asegura Iñaki.
Cree que la receta del éxito, por su ubicación, el ambiente, la experiencia y la gastronomía, "es lo que hay ahora. Viene mucha gente de fuera para comer esto". Por eso, en caso de que haya interés por continuarlo, el cocinero veterano promete que acompañarán, ayudarán y enseñarán a los nuevos propietarios en todo lo que puedan.
"Sus anteriores dueños, que llevaban con el negocio otros 15 o 20 años, lo hicieron con nosotros. Cuando la cogimos, fue de un día para otro. Un 30 de abril terminaron ellos y el 1 de mayo estábamos nosotros. Y con el comedor lleno. No se cerró, hubo continuidad", desvela Iñaki. Y es lo que querrían para esta ocasión.
Por ahora, y a la espera de que llegue ese momento, las dos parejas siguen incansables al pie del cañón. Por ahora, las alubias y chuletones no faltan. Así que buen provecho.
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