Tánger no quiere saber nada de su palacio en el Casco Viejo de Vitoria

15 octubre, 2015

Tánger no quiere saber nada de su palacio en el Casco Viejo vitoriano. El Palacio Álava Esquivel se encuentra en un mal estado de conservación y las reclamaciones del Ayuntamiento a su propietario no han servido para que éste asuma los costes y la reforma necesarios. Según ha desvelado EH Bildu, el Ararteko recomienda ahora […]

marruecosTánger no quiere saber nada de su palacio en el Casco Viejo vitoriano. El Palacio Álava Esquivel se encuentra en un mal estado de conservación y las reclamaciones del Ayuntamiento a su propietario no han servido para que éste asuma los costes y la reforma necesarios.

Según ha desvelado EH Bildu, el Ararteko recomienda ahora en un informe que se impongan multas coercitivas a Tánger por no rehabilitar el palacio, e incluso insinúa la posibilidad de una expropiación forzosa "por la inobservancia de los deberes de conservación y mantenimiento de los inmuebles". El Palacio de los Álava Esquivel fue construido en el Siglo XV y presenta un avanzado estado de deterioro, pese a las pequeñas reformas de oficio realizadas por el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz.

La recomendación del Ararteko, expresa que en este tipo de casos, “la administración municipal debe actuar con firmeza hasta el definitivo cumplimiento de las órdenes dictadas”, y añade: “Para ello, dispone de diferentes mecanismos que le dota la legislación urbanística que van desde la multa coercitiva, a la expropiación forzosa, pasando por la ejecución subsidaria o el agente rehabilitador”.

Más aún, Felix Gonzalez, de EH Bildu, subraya la importancia de que el Ararteko se haga eco por primera vez de la “expropiación forzosa” como una posible vía. “La recomendación del Ararteko pone en evidencia la dejadez del Ayuntamiento en este tema y apunta a posibles vías de solución. De una forma u otra, lo que está claro es que el asunto necesita una solución definitiva. No podemos permitir que el patrimonio se degrade de esta forma, menos aún cuando ahí residen personas, y que el Ayuntamiento sea cómplice de la situación por su dejadez”.

El edificio ha tenido numerosos dueños. El último fue el Duque de Tovar Ignacio de Figueroa y Melgar quien, al morir en 1953 sin hijos, legó su herencia al Instituto Norteamericano del Cáncer y, en caso de que renunciara, a la ciudad de Tánger. Los norteamericanos renunciaron y el Duque de Tovar cedió en 1953 todas sus posesiones al protectorado español. En 1956 se crea el Reino de Marruecos y en 1960 Tánger se integra en él.

Es por eso que Tánger ostenta numerosas propiedades por todo el Estado, por las cuales apenas se preocupa. La mayoría de los edificios que el Duque de Tovar entregó a Tánger son de carácter histórico y con un alto valor patrimonial, lo que se traduce en un importante coste de mantenimiento. Hace unos años Madrid compró a Tánger un edificio en ruinas.