Los 13.086 nombres de Vitoria-Gasteiz y todos sus pueblos

11 noviembre, 2024

El Ayuntamiento y Euskaltzaindia presentan ‘Dibiña II’, el último tomo del proyecto ‘Toponimia de Vitoria’

Ayuntamiento y Euskaltzaindia han presentado el volumen que cierra el proyecto ‘Toponimia de Vitoria’. La publicación ‘Dibiña II’, noveno y último tomo del proyecto,  pone fin a 30 años de un exhaustivo trabajo para recabar todos los nombres propios de la ciudad.

La base de datos de este proyecto cuenta con más de 400.000 entradas toponímicas. En los nueve volúmenes se han publicado 121.000 datos documentales y regulado 13.086 entradas toponímicas.

El trabajo de campo ha sido realizado por Elena Martínez de Madina: investigadora y miembro correspondiente de Euskaltzaindia. En los últimos años ha analizado la toponimia de todo el municipio de Vitoria-Gasteiz, que corresponde a la ciudad y 64 pueblos.

vitoria gasteiz foto aerea

Roberto González de Viñaspre, director del proyecto, ha agradecido el apoyo prestado por el Ayuntamiento en las últimas décadas y ha explicado que «tenemos en nuestras manos el volumen que pone fin a un gran proyecto. Estos nueve gruesos volúmenes que abarca este proyecto constituyen una magnífica fuente de información para la ciudadanía de hoy y un legado tan valioso como rico para los vitorianos y vitorianas del mañana".

Nueve volúmenes

Los cuatro primeros volúmenes de este proyecto se dedicaron a las merindades de Malizaeza, Ubarrundia y Nanclares. Las tres publicaciones posteriores correspondieron a la fase denominada Arrazua. La penúltima fue ‘Dibiña I’ y, ahora, ‘Dibiña II’ recoge la toponimia de Artaza, Gereña, Legarda, Mandoia/Mandojana, Martioda, Otobarren/Hueto Abajo, Otogoien/Hueto Arriba y Uribarri Dibiña/Ullíbarri-Viña.

El estudio toponímico para el trabajo ‘Dibiña II’ se ha realizado a partir de un corpus de unas 30.000 entradas. En este libro se han presentado aproximadamente 12.000 testimonios documentales y 984 entradas toponímicas clasificadas en el orden adecuado.

La investigadora Elena Martínez de Madina ha incidido en la utilidad de este proyecto “que ha tenido consecuencias prácticas, ya que los nombres que hemos recuperado se han utilizado en muchas ocasiones para designar nuevos barrios o lugares, y también ha servido para corregir topónimos que estaban distorsionados».