Tras el anuncio de Maroto, toca concretar

7 junio, 2011

A última hora, y en respuesta a la llamada desesperada del único guardacostas que podría hacer reflotar al bañista hundido,  el futuro mandamás de la ciudad ha acudido al rescate. Javier Maroto se ha comprometido a avalar con dinero público la mitad del crédito que el Baskonia había solicitado a la Caja Vital. Un anuncio que […]

A última hora, y en respuesta a la llamada desesperada del único guardacostas que podría hacer reflotar al bañista hundido,  el futuro mandamás de la ciudad ha acudido al rescate.

Javier Maroto se ha comprometido a avalar con dinero público la mitad del crédito que el Baskonia había solicitado a la Caja Vital. Un anuncio que se produce cuatro días antes de su previsible toma de posesión.

De esta forma, las tornas vuelven a cambiar una vez más. El ayuntamiento, tras el anuncio de hoy, avalará 800.000 euros del crédito de 2 millones de euros. Los accionistas se comprometerán con otro millón mientras que los 200.000 restantes estarán destinadas a una de las anualidades que la Diputación ha concedido.

Queda por ver ahora la forma jurídica que adoptará este tipo de ayudas. No se trata de una subvención ni de un crédito, sino de una garantía para responder del crédito en caso de impago.

Y pese a que ninguno lo quiere, no deja de ser una hipótesis posible que el dinero acabe siendo a fondo perdido y que no se pueda devolver finalmente el crédito.

De hecho, son numerosos los ciudadanos que critican el uso de dinero público para salvar una empresa privada. Por ello, Maroto debe asegurarse de que el aval de 800.000 no tenga que ser ejecutado. Por el bien de los vitorianos y, sobre todo, de los alavesistas. Por mucho que  el Alavés sea algo más que una empresa en el corazón de todos, no deja de ser una Sociedad Anónima, y debe acogerse a las normas contables y empresariales.

Pero, en cualquier caso, es de agradecer la situación en la que se encuentra ahora mismo el Alavés, con un nuevo milagro que no lo salva, sólo le vuelve a dar un palo al que agarrarse. Pese a todo, aún queda mucho que nadar para poder alcanzar la orilla.

Y aún pueden surgir nuevos inconvenientes. Uno de ellos es la legalidad del aval que Maroto ha confirmado que se suscribirá.

En la última legislatura, el cambio de interventor provocó numerosos quebraderos de cabeza al gabinete Lazcoz. El nuevo auditor endureció las condiciones y las exigencias en cada uno de los contratos y pliegos presentados por la Junta de Gobierno. Por ello, habrá que ver de qué forma encaja dentro de las cuentas municipales este acuerdo.

También habrá que tener en cuenta la postura de PNV, PSE y Bildu. El secretario general del PSE, Txarli Prieto ha insistido una y otra vez en que el Alavés se salvaría. Muy al contrario que Maroto, el PSE se involucró con numerosas declaraciones de apoyo al Alavés. Sin embargo, el futuro alcalde de Vitoria apenas ha hecho referencias a este tema, y ha aparecido como un salvador en el momento oportuno.

PNV ha publicado en su Twitter un tweet irónico. Poco después de conocerse la noticia anunciada por Maroto, pedía que alguien avale el arreglo de una papelera en Madre Vedruna. Con lo que parece que en el Grupo Municipal no ha hecho mucha gracia la decisión de Maroto.

Por ello, sería importante garantizar un cierto consenso en la corporación. Y ver si así es posible remar todos juntos camino de la salvación del Glorioso.  Aunque ya puestos a rizar el rizo, por qué no apostar porque Maroto no sea finalmente investido alcalde este sábado. Es inviable, pero habiéndose metido en  el mayor culebrón deportivo de la historia, todas las tramas están abiertas.

Por cierto que en Twitter también existen opiniones de todo tipo. Desde los que critican el aval hasta aquellos que quieren que se salve al Alavés. Son varios los comentarios a favor y en contra. El problema es que 140 caracteres a veces no permiten argumentar con prfundidad.

Los vitorianos, en cualquier caso, sólo quieren una cosa, la salvación del Alavés, pero no a cualquier precio. Habrá que ir viendo poco a poco si, finalmente, todos salen ganando en esta operación. O, como mínimo, que nadie salga perdiendo.