Una cuidadora de gatos callejeros denuncia una agresión

3 julio, 2016

Según el testimonio la mujer fue agredida este sábado a las 7, aunque no ha interpuesto aún denuncia

El proyecto Cesca para la esterilización de las colonias de gatos ha denunciado la agresión sufrida el pasado sábado por una cuidadora de gatos callejeros del Casco Viejo. En una carta hecha pública en Facebook, Cesca denuncia que un vecino del barrio le propinó dos tortazos y le arrebató el pienso con el que alimenta a los felinos callejeros.

Desde CESCA y otras asociaciones animalistas han alertado en numerosas ocasiones de la inseguridad que sufren estas mujeres, que a menudo alimentan a los gatos de noche, en momentos en los que son vulnerables y pueden sufrir ataques como éste. En el último Consejo de Medio Ambiente se trató este problema.

La mujer no ha denunciado ante la policía "por miedo a la colonia de gatos", pero sí ha publicado una carta en el Facebook de la asociación.

En la carta anónima la mujer denuncia que lleva 16 años como alimentadora "siempre en la clandestinidad, en la ilegalidad, invisible, como ladrona en la noche… Siempre desplegando infinita diplomacia, tolerancia, corrección y paciencia con todos los vecinos. Con todos, incluidos los que solo merecen desprecio". La cuidadora recuerda que estos animales, "depredadores naturales", son "los gatos de todos".

Recientemente el Ayuntamiento ha firmado un acuerdo para facilitar la esterilización de los gatos callejeros, para de esta forma controlar las colonias y evitar que causen problemas  y molestias a los vecinos.gatos

En la carta, que puedes leer completa en este enlace, la mujer se dirige a aquellos que no entienden su afición: "Históricamente, los gatos callejeros de Casco Viejo son leyenda. Siempre habían tenido su lugar en el mundo de pleno derecho. Desde la fundación de la ciudad, en la aldea de Gasteiz, en la colina…horadada de ríos subterráneos, plagada de ratas, donde a día de hoy siguen viviendo. Los vecinos siempre respetaron a los gatos, depredadores naturales, no podían vivir sin ellos, eran sus gatos. Los gatos del barrio. Hasta nuestros días. Hoy son los gatos de nadie. Orgullosos herederos genéticos de aquellos “aristogatos” del pasado, han perdido su status. Han caído en desgracia".

La carta concluye lamentando que su labor, la de cuidar de los gatos y gestionar la colonia de forma voluntaria, es "solitaria, dura, incomprendida y despreciada, tanto como los gatos con los que trato a diario en las calles".