A velocidad excesiva con el urbano en Arkaiate

20 mayo, 2014

La línea 6 de Tuvisa, que une Zabalgana con Arkaiate, es una de las más usadas en Vitoria, con un recorrido para algunos excesivamente largo, lo que dificulta en ocasiones cuadrar el horario de salida y llegada a las cabeceras. Esto provoca retrasos en los autobuses y cabreos en los usuarios que acaban recriminando a los propios […]

ArkaiateLa línea 6 de Tuvisa, que une Zabalgana con Arkaiate, es una de las más usadas en Vitoria, con un recorrido para algunos excesivamente largo, lo que dificulta en ocasiones cuadrar el horario de salida y llegada a las cabeceras. Esto provoca retrasos en los autobuses y cabreos en los usuarios que acaban recriminando a los propios chóferes retrasos de los que ellos no son culpables.

Olaia viajaba el pasado jueves en esa línea de Tuvisa, a las 7 de la tarde, desde Judimendi hasta Salburua. Y ese autobús llegaba ya con 5 minutos de retraso al final del trayecto. Según la usuaria, el chófer fue consciente de dicho retraso y, para ahorrar unos segundos, optó por acelerar el autobús en cuanto llegó a la rotonda del Paseo de la Illíada.

En ese momento sólo iban dos personas en el urbano, que llegó a alcanzar una velocidad excesiva en la rotonda y en la posterior recta dirección Arkaiate, según asegura la denunciante. Aunque recriminó al chófer su actitud, no recibió respuesta alguna por su parte, que siguió a la misma velocidad.

Al bajar del vehículo esta usuaria llamó a la Policía Local para denunciar la conducta del chófer. Desde el teléfono del 092 se le comunicó que iban a intentar contactar con el conductor, pero desconoce si así fue. En cualquier caso es habitual ver a los autobuses de Tuvisa superando los 50 kilómetros por hora en la recta del Paseo de la Illiada. La falta de tiempo para ajustar el desplazamiento les obliga a menudo a superar la velocidad máxima permitida, si los conductores quieren cumplir con el horario que los usuarios reclaman y exigen. Eso sí, también los coches superan esa velocidad máxima en una recta que se ha quedado en medio de nadie, fruto de la burbuja inmobiliaria.