Viaje a las profundidades del Ibex-35
Suena el despertador y otra vez esa voz te activa el cerebro con la apertura de los mercados. Desayunas frente al periódico y vuelves a atragantarte con las previsiones a corto plazo. Llegas al trabajo y te asaltan con la incertidumbre de Grecia. Pones la radio, quieres evadirte, pero la prima de riesgo boicotea tu […]
Suena el despertador y otra vez esa voz te activa el cerebro con la apertura de los mercados. Desayunas frente al periódico y vuelves a atragantarte con las previsiones a corto plazo. Llegas al trabajo y te asaltan con la incertidumbre de Grecia. Pones la radio, quieres evadirte, pero la prima de riesgo boicotea tu objetivo. La tele, internet, el kiosco de la esquina, incluso la pescatera del barrio, todos subyugados ante el devenir económico, las previsiones, los índices...
Quizás den ganas de escaparse, de correr sin mirar atrás, de olvidarse de todo y hacer como que no sabes de qué va el euro. También estamos bastante convencidos, salvo excepciones, de que no tienes demasiados lugares para el escondite. Dicen que si no puedes con el enemigo una opción a valorar es unirte a él. También dicen que el papel lo aguanta todo. Agarrémonos pues a la sabiduría popular y conozcamos, de la mano de los gráficos, de donde venimos y hacia donde podemos caminar.
Si nos embarcamos rumbo a las profundidades del Ibex-35, con un gráfico de larguísimo plazo, la imagen se vuelve nítida, los árboles nos dejan ver el bosque y las conclusiones emergen del papel.
Seguramente la tendencia alcista de largo plazo, que lleva vigente desde el 92, no se imaginaba que a estas alturas y después de su recorrido iba a ser tentada y cuestionada de tal forma. Pero hagamos un recorrido cronológico.
Observamos cómo a partir de mediados del 96, el Ibex abandona las medias tintas y se encomienda a las alzas con gran energía. La alegría bursátil desenfrenada toca a su fin en el año 2000, pero durante esos tres años y medio, el índice pasó de cotizar en 4000 puntos a hacerlo en 13.000. Sin duda, jugosas plusvalías las de aquellos años. El globo se pinchó y el Ibex corrigió drásticamente su valor, pero no llegó a alcanzar el punto de partida del movimiento alcista y tocó fondo en 2002 en torno a los 5200 puntos.
Después de unos meses de movimiento lateral, consolidando un poco esos niveles y recuperándose del batacazo recibido, el Ibex recobró la fuerza y allá por el 2003 compró el billete hacia el infinito. Las compras generalizadas duraron en esta ocasión cinco años, hasta 2008, momento en el que el Ibex alcanzó los 16.000 puntos. A partir de ahí la historia la conocen de cerca. El índice retrocedió con virulencia, señalando que la etapa alcista había terminado. Sin embargo, como suele ser habitual, las caídas no corrigieron el 100% del movimiento alcista anterior y frenaron en Marzo de 2009 en los 6.700 puntos.
Si hacemos un alto en el camino y analizamos estos dos peridos, saltan a la vista varias similitudes:
Por un lado, tanto en el 96 como en el 2003, la cotización comienza a alejarse de la tendencia alcista de largo plazo, llegando, en algunos momentos, a dibujar subidas casi verticales. Tenemos que tener en cuenta, que cuanto más vertical es una subida más cerca estamos de la corrección. Además, ambos periodos muestran un calentamiento muy fuerte del índice, lo que se denomina burbuja. El gráfico muestra con dos circunferencias el momento cumbre de cada una de estas burbujas. En 2002 concluyó la burbuja de las “punto com”, (quién no recuerda la historia de Terra), mientras que en 2008 se pinchó definitivamente la burbuja inmobiliaria, (el ejemplo más espectacular fue Astroc).
Por otro lado, otra de las similitudes es una regla de oro en la economía e indica, que los periodos expansivos son siempre más largos que los recesivos.
Obviamente, a lo largo de estos ciclos expansivos, donde se dan grandes euforias compradoras, los políticos y los grandes mandatarios financieros pueden poner en marcha mecanismos que controlen prácticas de fondo que son la causa de semejantes calentamientos. Es cierto que la avaricia lleva a los índices a escalar posiciones y, por consiguiente, genera una riqueza que, en mayor o menor medida, nos repercute a todos. Pero no es menos cierto, que los grandes beneficiarios de estas situaciones representan a un núcleo muy reducido de gente, mientras que a los demás nos toca un poco más de refilón. Las tornas cambian considerablemente cuando la euforia se vuelve drama. Es entonces cuando las consecuencias se reparten mucho más proporcionalmente.
Si nos atenemos a lo acontecido en la última burbuja, la inmobiliaria, y excavamos para ver lo que había detrás, nos encontraremos con una tela de araña, tejida cuidadosa y concienzudamente en favor de la desregulación más feroz. Por el camino cayeron leyes establecidas después de la crisis del 29 que tenían como objetivo alejar ciertas prácticas que, quizás a corto plazo fomentaban beneficios descomunales, pero que finalmente, sumían al sistema en profundas depresiones. Muchas de las personas que promovieron este tipo de prácticas continúan hoy en día frecuentando sus puestos de trabajo, sin que las buenas palabras de la administración Obama, se conviertan en hechos diferentes a los de entonces.
No piensen que las burbujas son cosa del pasado, de hecho, la próxima está ya pronosticada y volverá a ser internet. Facebook, Twitter y Linkedin, entre otros, están preparando su aterrizaje en los mercados y en breve, acapararán la atención de buena parte de los inversores.
Por tanto, una vez conocida la historia del Ibex-35, pongamos la lupa en la actualidad del índice:
Tal y como se observa en el gráfico, en Marzo de 2009 el Ibex puso freno al desplome inmobiliario y financiero en los citados 6.700 puntos, desde donde revertió la tendencia. 2009 fue un buen año para las bolsas y todo indicaba que, una vez corregidos los excesos del periodo alcista anterior, el índice se encaminaba a un nuevo periodo de bonanza. Sin embargo, esto no está ocurriendo, llevando a la anormal situación de que el periodo de contracción se está alargando más de lo común.
El mercado cabalga hacia una figura en W que espante definitivamente el periodo de crisis y aleje los nubarrones apocalípticos. Pero hasta que esto pase, ¿qué va a ocurrir en los próximos días?.
Sobre el tablero de juego se encuentran como amenazas destructoras la situación de Grecia y el miedo atroz a una nueva recesión. Damos por hecho que Grecia va a hacer efectivo el default, es decir, va a quebrar. La cuestión de fondo es cómo. Los paralelismos con la situación de 2008 son inevitables. Entonces el sistema financiero se vio amenazado por las hipotecas subprime y ahora lo está por los bonos públicos, es decir, por la deuda que tiene adquirida y que va a ser impagada.
Si volvemos al gráfico, vemos que en las últimas semanas el índice está encerrado en un movimiento lateral que va desde los 7.700 hasta los 8.800 puntos. También se ve con claridad que los rebotes cada vez tienen menos fuerza, lo que es un síntoma evidente de que seguimos en una tendencia bajista. La tendencia alcista de largo plazo, aquella que venía desde el 92, pasa actualmente por los 7.450 puntos y sería el penúltimo soporte.
Octubre está ya aporreando a la puerta y el tiempo se le agota a Grecia. Pero no sólo a Grecia. Los políticos deben encontrar el camino para que la suspensión griega se haga de una forma ordenada, y esto pasa, en gran medida, por la creación del eurobono. Se estima que en el momento que Grecia quiebre la prima de riesgo de España e Italia aumente 100 puntos básicos de golpe. Esta presión puede hacer que el soporte de los 7.450 puntos no sea suficiente y vayamos a buscar la última parada, en aquellos famosos 6.700 puntos de 2009. Nunca se debería perder este nivel. Perderlos significaría que el fondo de la crisis no fue en 2009 y que está por escribir, lo que nos traería de la mano a una nueva recesión.
En cualquier caso, todo tiene su parte positiva. La cercanía a los mínimos y la gran probabilidad de que volvamos a verlos, constituye una gran oportunidad de compra. Es importante estar atento a lo que vaya ocurriendo y, en ningún caso, dejarse vencer por el pánico. Tengan en cuenta que la bolsa va unos 6 meses por delante de la economía real, por lo que, cuando la situación haya mejorado, seguramente el Ibex esté alejado de estos niveles.
Decía Groucho Marx que la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados. Hagamos un guiño a la probabilidad y pensemos que es ya la hora de dar en el clavo.
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