VÍDEO: De madre a hija, el relevo generacional del Dancing Team
Zuriñe Mateo formó parte del primer equipo de la historia del Dancing Team y 28 años después, su hija Sandra ha entrado en el grupo
Zuriñe Mateo y Sandra Mateo son madre e hija, respectivamente. No solo comparten parentesco, si no que ambas forman parte de la historia de Baskonia. Y es que Zuriñe fue animadora del primer Dancing Team que se creó en la temporada 1994-95.
28 años después, su hija ha entrado en el equipo y con mucho afecto y cariño charlan sobre los cambios que ha habido en el grupo de animación en este tiempo.
"Veníamos por amor al arte"
"Fue una experiencia increíble, pero no te paras a pensar si tienes que cobrar o no. Llevábamos una malla, las zapatillas y unos calentadores blancos. Las coreografías de antes han cambiado mucho respecto a las de ahora. A mí me apasiona verlas"
"Mediante la academia Traspasos. Bailábamos allí y nos propusieron participar. No tenían nada con Baskonia, acudieron a la academia para encontrar bailarines. Nos lo propusieron, hicimos las pruebas y entramos. Tenía 18 y estuve un año. Fuimos las primeras y más tarde hubo un parón en el que no hubo animadoras. No tengo ni idea, pero nosotras veníamos por amor al arte. Fue una experiencia increíble, pero no te paras a pensar si tienes que cobrar o no", explica Zuriñe.
Otra diferencia era la forma de actuar del grupo de animación durante los partidos. Si bien es verdad que tanto el antiguo como el actual bailan en los tiempos muertos, la colocación en el campo era distinta. "La mitad de nosotras estábamos en la pista y la otra mitad debajo de las canastas. Era súper emocionante verlo muy cerquita y animábamos debajo de la canasta", añade.
Por otro lado, reconoce que la ropa que llevan ahora es más moderna, al igual que la música: "Llevábamos una malla como la de gimnasia rítmica, Buckler de patrocinador, las zapatillas y unos calentadores blancos. Ahora van mucho más guapas. Evidentemente, los bailes también, las coreografías de antes han cambiado mucho respecto a las de ahora. Yo bailaba ballet y hacia contemporáneo. Intentaban meterle caña, pero lo que hay ahora no tiene nada que ver. A mí me apasiona verlas. Me pierde todo lo que sea el baile, potente y cañero, que es lo que bailan ellas".
Sandra coge el testigo
Sandra lleva el baile en la sangre. Desde los 4 años ha mostrado amor por este arte y desde esa temprana edad lleva formándose. "Tengo vídeos de pequeña con mi mejor amiga quieta, porque nunca le ha gustado, y yo he estado toda la vida bailando y moviéndome. Para mí es un método de escapar del mundo", confiesa. Y es que, con 20 años, la joven reconoce que a ella le encantaría vivir de su pasión. "Tiene demasiada personalidad para que yo le diga lo que le tiene que gustar", comenta su madre.
"Mi madre me lo lleva diciendo siempre, pero me costaba ese paso. Cuando subieron a Instagram que necesitaban animadoras, me lo envió mi padre"
Especializada en el baile urbano, Sandra detalla cómo se animó a presentarse al casting hace unos meses: "Mi madre me lo lleva diciendo siempre. Yo hacía gimnasia rítmica y mi entrenadora era una de las animadoras. He bailado toda la vida y me ha gustado siempre. Me decía, '¿por qué no te animas?' Pero me costaba ese paso. Cuando subieron a Instagram que necesitaban animadoras, me lo envió mi padre. Al principio me dio un poco de vergüenza porque había que enviar un vídeo. Pero le dije, 'me voy a apuntar'.
"Para mí fue una experiencia súper chula. Cuando vives algo así piensas que para ella puede ser bonito"
Ante esta idea, Zuriñe admite que le hizo mucha ilusión, "llevaba años diciéndoselo, ya que para mí fue una experiencia súper chula y, cuando vives algo así, piensas que para ella puede ser bonito".
A pesar de que fue Txus, su padre, quien le envió la noticia confiesa que su madre "le puso la cabeza loca mandando los vídeos, porque es un poco exigente". No obstante, Zuriñe está feliz de que Sandra haya cogido su testigo. "A mí me encanta", declara.
¿The last dance?
Aunque le gustaría retomar el baile, Zuriñe confiesa que antepone su familia a sus necesidades. Ante la pregunta de quién de las dos baila mejor, contesta, sin tapujos, que su hija. "Yo no la he visto bailar. Tiene ritmo, pero ahora hay mucho más avance y yo tengo mucha más formación que ella", destaca Sandra.
Sin embargo, algunos de los motivos por los que su madre no progresó fueron las escasas oportunidades y la mentalidad de la época: "Aquí en Vitoria no hay donde formarse. Con 10 años la lleve a Valencia, quería que tuviera la oportunidad que yo no tuve. Vitoria se queda muy pequeña. A mí me cortó que, en aquellos tiempos, los padres no entendían que se podía llegar a ser profesional a través del baile" .
"Si me llaman de cualquier sitio y me dicen: 'Sandra vas a vivir del baile'. Pago por vivir del baile"
"Hoy sí que está bien visto, pero la gente no tiene normalizado el poder vivir del baile. A mí me encantaría, si me llaman de cualquier sitio y me dicen: 'Sandra vas a vivir del baile'. Pago por vivir del baile", refuerza la joven.
Para finalizar, el pasado 7 de mayo se celebró el Día de la Madre en el Buesa. Durante el descanso del primer cuarto entre Baskonia y Gran Canaria, las cheerleader salieron junto a sus madres a bailar. Una iniciativa que quizá se repita este año.
De ser así, ¿se atrevería Zuriñe a bailar con su hija? "Claro que se animaría, sería la primera en venir aquí a entrenar. Le daría vergüenza, pero lo haría", concluye Sandra. De esta manera, continúa el legado que comenzó hace 28 años y que a día de hoy sigue vigente. Porque el baile es capaz de unir a una madre y a una hija. Un vínculo que durará para siempre.
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