La violencia y los videojuegos: una relación condenada a existir ¿para siempre?

20 septiembre, 2018

Los videojuegos han estado relacionados con algunos crímenes. El psicólogo vitoriano Alain Urra no tiene tan clara esa relación

Estamos en Jacksonville, Florida. Lo que iba a ser un divertido torneo de videojuegos se transformó en la peor de las pesadillas el pasado 26 de agosto. Tras perder varias rondas consecutivas, David Katz, gamer profesional de 24 años, decidió sacar una pistola y dispararla 12 veces, la última en su cabeza. El resultado: tres muertos (incluido él) y once heridos; nueve de ellos por bala.

  • Vídeo grabado segundos antes del tiroteo (imagen y audio sensibles)

La noticia se hizo viral en todo el mundo en cuestión de minutos. Y muchas de las miradas críticas fueron a la misma palabra: videojuegos. No al hecho de que alguien hubiera colado un arma de fuego en un evento profesional. De llevar armas por la calle ya ni hablamos, porque entonces lidiaríamos con el debate histórico de un país entero.

La violencia casi siempre ha estado relacionada con el inofensivo arte de aporrear botones ante una pantalla. Incluso Donald Trump cargó contra ellos después de otro tiroteo ocurrido en Florida, esta vez en un colegio. ¿Cuántas veces se le han atribuido a los videojuegos las reacciones violentas de niños y adultos? No hay que viajar a los Estados Unidos para conseguir varios ejemplos.

No hay evidencia científica entre los asesinatos y los videojuegos

En España ocurrió uno de los casos que más repercusión generó en todo el mundo. Fue el de José Rabadán, conocido como el asesino de la katana. En el 2000 mató con una espada japonesa a su padre, a su madre y a su hermana. Las investigaciones relacionaron rápidamente el comportamiento del chaval de 16 años con el de un personaje del Final Fantasy VIII. Incluso imitaba su aspecto físico. La relación parecía clara: la culpa era del dichoso juego. ¿O no?

Volvamos un momento a Jacksonville. El torneo que originó el tiroteo era sobre el videojuego Madden NFL 19. Un simulador deportivo de fútbol americano que juegan millones de personas en todo el mundo, yo entre ellas. Igual que el famoso FIFA 19, mucho más conocido aquí. ¿Dónde está entonces esa relación entre violencia y videojuegos?

violencia videojuegos

'Manhunt 2' es de lejos el videojuego más violento y sádico que he probado. Y no, no te convierte en un asesino en serie.

Para Alain Urra, psicólogo del centro vitoriano Ediren, la clave de la cuestión está clara: "Los videojuegos no tienen por qué generar violencia. Los episodios violentos que tienen a algún videojuego de por medio se dan por otras circunstancias. Normalmente, porque los autores de estos incidentes no consiguen diferenciar la ficción de la realidad. Pueden causarse incluso por problemas genéticos".

Alain Urra: "Los autores de incidentes violentos no consiguen diferenciar la ficción de la realidad"

Es decir, el acto de jugar a un juego es solo el puente de la agresión. El origen está en la cabeza de cada uno. Última referencia al tiroteo de Jacksonville: después de ocurrir se descubrió que David Katz estuvo hospitalizado en un centro psiquiátrico. Tenía problemas mentales. Rabadán conocido como el asesino de la katana, padecía psicosis epiléptica. Una enfermedad que (¡sorpresa!) distorsiona la realidad con alucinaciones o delirios. Justo lo que comenta el psicólogo Urra.

  • No hay relación científica evidente entre los videojuegos y la violencia

Con estas evidencias queda claro que estos dos ejemplos violentos no han sido directamente producidos por los videojuegos. Realmente, si el sujeto tiene alguna enfermedad mental, una desgracia puede ocurrir en cualquier circunstancia. "Hay muchos elementos culturales que también generan violencia, como las películas o las series", explica Urra. Precisamente, un estudio de la Universidad de Stetson (Florida) ha demostrado que no hay relación entre las matanzas escolares que ocurren en Estados Unidos y los videojuegos. Y no es el primero que lo hace.

También hay un ejemplo de esto en España. En 2015, un menor de 13 años asesinó a su profesor en el colegio con una ballesta. Según las investigaciones del suceso, el asesino era un gran fan de la serie The Walking Dead. Particularmente de Daryl, un personaje que, es conocido por su ballesta. En este caso, sin embargo, pocas voces echaron la culpa a esta serie en concreto, o a las series en general.

En cambio, si el autor del crimen tiene una mínima relación con los videojuegos, las críticas contra estos estallan en cuestión de minutos. ¿Hasta cuándo durará esta relación entre la violencia y los videojuegos, más estrecha que con otros elementos culturales? O mejor dicho, ¿acabará algún día?