"En Vitoria, con la calefacción a 19 grados, ¿quién va a entrar a comer?"

18 agosto, 2022

Dudas, rechazo o indiferencia entre hosteleros y comerciantes vitorianos ante el plan de ahorro energético de Sánchez

Sandra sale de los probadores de El Corte Inglés asfixiada. Lleva 10 minutos dentro y el calor hace mella. "No estás a gusto, se te quitan las ganas de probarte la ropa", apunta, sudadera en mano. Al final, pese a la incomodidad, algo ha caído. "Es cierto. Nada más entrar, notas el efecto del aire, pero en cuanto llevas un rato dentro se pasa y hace calor", le reconoce una dependienta. "Y veremos en invierno", teme.

La semana pasada entró en vigor la primera batería de medidas del plan de ahorro energético del Gobierno de Pedro Sánchez. Aire acondicionado a 27 grados (25 en aquellos lugares donde se requiere un esfuerzo físico, como bares, restaurantes o almacenes), calefacción a 19, escaparates apagados a las 22 horas y puertas de cerrado automático.

"En junio mi factura de luz fue de 2.040 euros y en julio, de 3.195 euros"

Medidas cuyos efectos ya empiezan a notarse en los establecimientos de Vitoria-Gasteiz. Dudas, incertidumbre o rechazo conviven entre los comerciantes y hosteleros de la capital alavesa. Junto con cierta indiferencia de aquellos negocios que, por ahora, no se ven afectados.

La clientela, lo primero

"¿Por qué nos tienen que decir qué hacer? ¿Quiénes mejor que nosotros sabemos cómo ahorrar en nuestro negocio?", cuestiona irritado Ramón, propietario del Slow, en la calle Fueros. No comparte que estas iniciativas contribuyan a ahorrar hasta un 5% de energía en todo el país, tal y como prevé el Ejecutivo central.

"Yo solo sé que mi factura de la luz en junio fue de 2.040 euros, y en julio, de 3.195. Es una auténtica barbaridad. Y en agosto porque hemos cerrado seis días, que si no… ¿De qué me sirve que me digan que ponga el aire a esta temperatura u otra? Las eléctricas no van a perder. Es todo una mentira", lamenta indignado. "Lo del aire es siempre un problema. Y en invierno, en Vitoria, con la calefacción a 19 grados, ¿quién va a entrar a comer?", se pregunta. "Veremos cómo están las cosas en octubre, tal y como está todo, no sé qué pasará", recalca.

Ahorro energético Slow

Taberna Slow, en la calle Fueros.

Cerca de allí, en la calle San Prudencio, María apura la apertura matinal del Kea. No son las 12 del mediodía y, aunque en el exterior la temperatura ronda los 20 grados, en el restaurante el aire está a 23,2. "Es lo que yo considero óptimo y agradable. Tengo que mirar por mis clientes y, si con las temperaturas que nos dicen que hay que tener no van a comer a gusto, las cambiaré", sostiene. En su opinión, este plan generaliza, sin tener en cuenta no ya solo las peculiaridades climatológicas de cada provincia, sino también las características de los distintos locales.

Ahorro energético Kea

Restaurante Kea, en San Prudencio.

"No es lo mismo una barra de pintxos, por ejemplo, donde el cliente, por lo general, está solo un rato, que un restaurante donde se queda mucho tiempo y, si tienes calor o frío, no disfrutas y solo quieres marcharte", incide. La distribución del establecimiento, su antigüedad, la temperatura exterior… Todo suma. "Lo de las puertas automáticas, otra norma. Nosotros hemos diseñado el local de una forma y ¿ahora tenemos que cambiarlo? ¿Cómo lo hacemos?", interroga.

"Y en Vitoria, lo de los 19 grados de temperatura, no lo veo. Creo que no han pensado bien las cosas. Es que cada uno ya somos responsables y sabemos qué es lo mejor que tenemos que hacer", insiste.

"Menos quebraderos de cabeza"

Su preocupación evidente contrasta con la tranquilidad de Carlos. El responsable del Mallory, en la plaza General Loma, asegura que a ellos no les afectan estas medidas. "Ahora mismo estamos sin aire acondicionado y tenemos dentro unos 25 grados. Cuando casca bien fuera, lo enciendo y así el interior se quedará más  o menos a esa temperatura", desvela. "Es que el aparato es muy antiguo y no se puede ni ajustar”, matiza. La solera del bar contribuye también. "Sus paredes son gruesas y conservan el fresco y el calor, y como nosotros ya estamos acostumbrados, un quebradero menos de cabeza que tenemos con esto", indica con alivio.

Casi todos los locales consultados, salvo Uñas Diana, tenían las puertas abiertas

Tampoco la nueva normativa afecta en exceso a los empleados del café Plaza. "Como no paramos, no lo notamos mucho", indica Edgar. Eso sí, reconoce que, tras la barra, los grados se elevan gracias a la cafetera y el calor de los motores de las cámaras frigoríficas. Quienes sí se lo han comentado han sido los clientes. "En el comedor, como esté lleno y al tener el aire a más temperatura, lo están notando", confirma. También él lo ha vivido en un reciente viaje en tren: "Antes siempre ibas con algo para resguardar el cuello por el aire acondicionado. El otro día, en cambio, todos los viajeros estaban abanicándose".

Ahorro energético café Plaza

Café Plaza.

Con ventilador y sin aire

En la tienda de ropa Itxiar, en la calle Postas, Gloria aprovecha los segundos de frescor que le proporciona la rotación del ventilador. "Aquí nunca hemos tenido aire acondicionado, así que no nos supone un problema", señala. Un ventilador en verano y un calefactor en invierno ayudan a sobrellevar la jornada laboral. ¿Y la clientela? "Ya lo sabe y está acostumbrada", confirma sonriente.

Ahorro energético tienda ropa Itxiar

Tienda de ropa Itxiar.

También resignación es lo que transmite Diana desde su tienda de uñas en la calle Santiago. De todos los locales consultados, es el único que tiene la puerta cerrada. Eso sí, no es automática. "¿Calor? Pues sí, mi aire acondicionado es muy pequeño, así que, aunque lo encienda, no hace demasiado, lo justo para que las clientas no estén mal", detalla mostrando el aparato en cuestión.

Ahorro energético tienda uñas Diana

Uñas Diana.

Entre limado y esmaltado de uñas, matiza, "ahora porque es pronto y hoy hace más fresco, pero cuando hace más calor… Aguantamos como podemos". Risueña, admite que ella es quien mejor lo soporta. "A mí dame calor, pero es cierto que Vitoria no está preparada para soportar temperaturas muy elevadas". ¿Y en invierno, qué ocurrirá? "¿Con 19 grados? Pues veremos… Pero nos tocará ajo y agua, como siempre".