VPO en Vitoria, la decadencia de un modelo insostenible
La mayoría de las promociones construidas en Salburua y Zabalgana se realizaron en régimen de protección oficial, muchas de ellas como cooperativas
Con la llegada de la crisis económica y el recorte en las ayudas comenzó la decadencia de la vivienda protegida en propiedad, un modelo que ha copado durante años la práctica totalidad de las nuevas construcciones en Vitoria-Gasteiz, pero que ya se encontraba en entredicho. Precios regulados con unas condiciones de acceso que ponían en cuestión el concepto mismo de 'vivienda protegida'.
Entre 2007 y 2011 se vendieron en Álava 8.992 viviendas protegidas, frente a las 5.538 viviendas nuevas libres
- ¿Vivienda social o fraude y enriquecimiento?
En algunos modelos de vivienda protegida, especialmente las primeras construcciones en la zona de Lakuabizkarra, se especulaba con el dinero de todos: comprar un piso a un precio inferior con dinero público y, cuando quedara libre, venderlo a precio de mercado, con el consiguiente lucro que ello conlleva. Esto resulta una contradicción dentro del modelo de vivienda social, que se reguló posteriormente.
También se consideraba vivienda social a algo que no lo era. En la mayoría de los casos, a pesar de que los precios efectivamente eran más baratos que los de la vivienda libre (aún por las nubes), seguían resultando tremendamente elevados, por lo que no estaban al alcance de jóvenes ni de las familias que realmente lo necesitaban. La falta de controles en los solicitantes y residentes daba pie a numerosos fraudes, y se veía con la existencia de aparcamientos en bloques de VPO repletos de coches de gama alta.
La realidad es que, en los últimos años, no se está promoviendo la vivienda social, sino promoción privada encubierta bajo el régimen de cooperativas, que suponen un ahorro para los compradores y es la única forma de conseguir un hogar a precio asequible. Si analizamos las nuevas promociones, la mayoría se construyen bajo este régimen. Sin embargo no es la solución al problema de la vivienda social, ya que debe ésta estar regulada por las administraciones y responder a las necesidades reales y económicas de la ciudad.
- Calidad y patologías en VPO
Mucho se ha hablado sobre las calidades de los nuevos barrios, que han generado innumerables noticias fruto de desprendimientos y patologías en viviendas recién entregadas. Con calidades no nos referimos a materiales, sino a calidad constructiva de la edificación, que se debe garantizar con una correcta ejecución y sistemas constructivos que ofrezcan garantías.
El de VPO es un modelo cogido con pinzas: el margen con el que cuenta la constructora es tan reducido que, ante cualquier imprevisto, no existe posibilidad de subsanación. Constructivamente no pueden tener desfase presupuestario respecto a lo previamente decretado, por lo que es necesario que se construya perfecto a la primera y en los plazos previstos, algo poco probable.
La adjudicación de VPO mediante concursos llevó a las constructoras a diseñar extravagancias
Además, la adjudicación a arquitectos y constructoras mediante concurso no es el sistema más adecuado, porque empuja a innovar y a diseñar extravagancias para que la propuesta destaque sobre las demás. Para ello se emplean nuevos sistemas constructivos y materiales que pueden cumplir con la normativa, pero que no cuentan con el suficiente aval o respaldo de años de construcción. En muchos casos su ejecución e instalación difiere de las técnicas tradicionales. Esto, unido a la falta de cualificación y de formación por parte de las empresas a los profesionales de la construcción y a la falta de presupuesto, genera malas ejecuciones y patologías.
- El futuro de la vivienda social ¿alquiler?
El foco está puesto ahora en los modelos que deben desarrollarse para no volver a caer en los mismos errores, y para poder dar respuesta a las necesidades existentes. Es un hecho que el porcentaje de vivienda social en España y en nuestra ciudad es prácticamente la mitad que el de la media de los países europeos.
Pero en paralelo ha surgido un debate interesante en torno al modelo de alquiler como posibilidad para dar respuesta a esta necesidad. Francia tiene un 16,8% de pisos de alquiler social, Holanda un 30%… En nuestro país, está culturalmente más aceptado el modelo de vivienda en propiedad por encima del modelo de alquiler, lo que dificulta sobremanera este debate.
La vivienda social está destinado a personas con dificultades, y con el alquiler las instituciones siempre podrán dar respuesta
La vivienda social, por definición, surge con el fin de proveer vivienda económica a aquellos ciudadanos con más dificultades para acceder a este derecho. Parece lógico pensar que estas personas pueden prosperar económicamente con el tiempo y ya no necesitar ayudas o, por el contrario, puede darse el caso inverso.
Si estos inmuebles se destinan en régimen de alquiler barato y asequible, las administraciones siempre contarán con este recurso y podrán dar respuesta a esta necesidad. Por el contrario, nuestras ciudades cuentan con una cantidad de suelo y espacio finito, por lo que si se continúa con el modelo de construcción y venta existente, llegará un momento en que el modelo esté totalmente agotado.
El debate está servido, pero es importante que todos llevemos a cabo una reflexión sobre el modelo de ciudad existente y el que queremos transmitir a las siguientes generaciones.