'La Pinto' y 'La Zapa': de la fiesta adolescente a los pintxos, potes y cubatas en copa

1 mayo, 2019

Trokas, Desliz, Andik Ona, Four Roses, El Callejón, 180, 5.50 o Larri ya no existen, pero esos locales atraen hoy al mismo público que hace 10-15 años iba a los disco-pubs

Trokas, Desliz, Andik Ona, Four Roses, Pinto 90 o El Callejón. Estos bares de La Pinto o alrededores fueron en los 90 y comienzos del 2000 el punto de encuentro de miles de adolescentes vitorianos.

Hoy ninguno de estos bares existe y, sin embargo, aquellos chavales de entre 15 y 25 años han vuelto a estos mismos garitos, ahora reconvertidos. No es que los jóvenes de ayer quieran revivir su niñez, sino que la calle se ha adaptado a estos nuevos gustos nocturnos, más tranquilos y probablemente más rentables para los hosteleros.

El ambiente en la Pinto ha cambiado mucho en los últimos años. Y, curiosamente, quienes acuden a ella en las noches de sábados y domingos (también por las tardes) son los mismos que los que lo hacían hace 10-15 o 20 años. En la Kutxi ocurre algo parecido, aunque en esta calle sí convive gente de todas las edades.

Muchos discobares son hoy restaurantes, bares de poteo o especializados en cubatas

La situación se repite al otro lado de la Colina: en La Zapa míticos disco-bares como el el Abuelo, 5-50, 180, Nash, Totem, el Comemé-Larri, o Black Jack acogen hoy a gente de entre 30 y 50 años, en las tardes de poteo o en las mañanas de vermú. Lo que antes era una zona de pubs y de fiesta hoy ofrece también pintxos, poteo e incluso cenas. La fiesta en Vitoria es cada vez menos fiesta y los hosteleros han optado por reconvertirse y adaptarse a otro tipo de hostelería.

Y el último cambio lo ha dado este curso el tramo final de Zapa: el Abuelo es hoy un bar de pintxos, y en el 5.50 (rebautizado como Óxido) ahora sirven potes. En el 180, donde antaño te ponían meneítos, (tu boca servía de vaso al 'tumbarte' en la barra del bar) hoy sirven raciones de nachos o bocatas.

  • Especialización

Ha habido también una especialización: bares como Pinto 90, Larri, 180 o El Callejón son hoy restaurantes, mientras que Andik Ona, Trokas o Desliz se han convertido en bares de copas o de cervezas. Un cambio en los hábitos adaptado a los gustos de los clientes, y un ocio más tranquilo para los vecinos, alejados de los problemas que en ocasiones traen las juventudes cuando se juntan.

La mayoría de los bares de Santo Domingo se encuentran cerrados

En Pinto y Zapa la renovación, sin embargo, no llega por completo a toda la calle. En el caso de la Pinto el ambiente que hace una década existía en las noches es hoy inexistente en el tramo más cercano al museo Bibat. El 'negocio' parece concentrarse en la primera vecindad, aquella en la que también hay vida durante el día, con hostelería diurna y comercio.

En la tercera vecindad de La Pinto han proliferado los comercios y al supermercado se le han unido en los últimos años una jabonería, el taller de teatro Ortzai, la Escuela de Oficios o una carnicería Halal. También aquí se ubica la oficina del proyecto de Coronación.

  • Cierres en Santo Domingo

La reconversión nocturna no llega, sin embargo, a Santo Domingo. Es más: en esta calle el histórico Full Pop (también llamado posteriormente Kharma) está en riesgo de derrumbe: los vecinos de este edificio llevan más de un año sin poder entrar a sus casas por un problema en la estructura. Todo el bajo se encuentra apuntalado y donde antes se bailaba hoy solo hay puntales.

La fiesta ha desaparecido prácticamente de esta calle del Casco Viejo para tranquilidad de los vecinos, que viven con otras preocupaciones, como la presencia de los Bartolos, el mal estado de los edificios o la sensación de inseguridad. Es probablemente la zona más desatendida del Casco Viejo . Sin una buena conservación de los inmuebles la hostelería y el comercio es inviable.

  • ¿Y dónde están los adolescentes?

Esa es la pregunta que se hacen muchos de los que ahora recorren la Pinto. La proliferación de lonjas y el botellón dispersan la fiesta más allá del casco y de los bares tradicionales. En La Zapa, a medida que anochece, el público se rejuvenece.

No es el único cambio de hábitos que se ha producido en las noches vitorianas: muchos de los bares en los que los jóvenes de hace años jugaban al 'kinito' han desaparecido y no han sido sustituidos. En Coronación aún sobreviven algunos, pero apenas cuentan con clientela: "A veces viene gente más adulta a recordar cómo se lo pasaban de jóvenes".