Gatos callejeros: los ciudadanos silenciosos de Vitoria-Gasteiz

27 noviembre, 2019

En la capital alavesa viven más de mil felinos agrupados en colonias

Vitoria-Gasteiz tiene más de mil gatos callejeros distribuidos en, al menos, 60 colonias diferentes. Son animales libres: no están permanentemente vigilados y se mueven por donde quieren. Solo acuden a las colonias a alimentarse o a refugiarse, en el caso de que el punto de reunión esté preparado para ello.

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Foto: Cesca

Cada colonia tiene su particular historia. La ubicación de cada una es más o menos secreta para proteger a los felinos de posibles ataques. Todas tienen su rincón con pienso y otros alimentos para gatos, y algunas poseen también casetas para que hagan sus necesidades, descansen o se refugien. Otras están integradas incluso en empresas o vecindarios, donde la convivencia entre trabajadores o vecinos con los gatos es más difícil, pero no imposible.

El colectivo Cesca es el encargado de preparar estas colonias y de controlar la población de gatos callejeros en Vitoria-Gasteiz. Está formado por miembros de las asociaciones Esperanza Felina y Apasos. Surgió en 2013 con el objetivo de esterilizar a los gatos callejeros de la ciudad, para evitar problemas de convivencia y una posible superpoblación. Aunque claro, su labor va mucho más allá de la esterilización: son los que cuidan de estos animales; de los vagabundos silenciosos de la ciudad.

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Algunos animales reconocen a los cuidadores de Cesca y se acercan cuando huelen la comida. Foto: Cesca

Porque a menudo se piensa en el gato como animal de compañía, pero también es una especie independiente y capaz de sobrevivir por sí misma. Incluso en ciudad, aunque no les venga mal algo de ayuda. "Es bueno que haya gatos callejeros en Vitoria, siempre que estén controlados. Mantienen a raya las plagas de roedores y crean más beneficios que problemas. Los gatos son territoriales: se quedarán cerca de la colonia y se encargarán de que no se acerquen a otros gatos o animales", asegura Arnaitz Garmendia, uno de los colaboradores de la iniciativa.

  • Ayuda municipal necesaria

Garmendia lleva desde 2013 en el proyecto Cesca, que cumple este noviembre seis años en activo. En todo este tiempo se han esterilizado 1569 gatos en Álava, de los cuales 900 pertenecen a Vitoria-Gasteiz. Una labor constante que nunca disminuye, porque siempre encuentran gatos nuevos que son abandonados o alguna hembra sin esterilizar para una nueva camada.

Lo que sí disminuye es el presupuesto con el que cuentan: "Teníamos un convenio con el Ayuntamiento para dedicar dinero a la esterilización y alimentación de los gatos callejeros, pero ya se ha agotado todo. Empezamos en 2016 con 30.000 euros y este año solo hemos tenido 18.000. Creíamos que el trabajo iba a ser descendente, pero no hemos parado de esterilizar gatos en cuatro años".

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Aunque haya contacto los cuidadores procuran no establecer un vínculo muy fuerte con los felinos para evitar que confíen en desconocidos. Foto: Cesca

Como consecuencia se ha agotado todo el presupuesto municipal, y únicamente pueden actuar con el dinero que reciben de las donaciones. Porque evidentemente, esterilizar y alimentar gatos cuesta dinero. Bastante, además, cuando se habla de cientos de ejemplares. Y eso que los veterinarios encargados de las operaciones las realizan sin prácticamente beneficio e invirtiendo horas extra de su propio trabajo.

En 2020 los miembros de Cesca esperan firmar un nuevo convenio con el Ayuntamiento que les dé una partida presupuestaria más grande. Así podrán seguir controlando la población callejera de felinos: "Si nos quedamos sin dinero todo el trabajo de estos años se irá al garete".

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Con la llegada del invierno es cuando más sufren estos animales. Foto: Cesca

Pero ayudar en esta labor no depende solo de los voluntarios, también de todos los ciudadanos de Vitoria-Gasteiz. "No queremos que la gente alimente a los gatos por cuenta propia. Muchas veces lo hacen con restos de comida que crean problemas de insalubridad y pueden modificar los desplazamientos y localización de los gatos, haciéndolos más vulnerables", apunta Arnaitz.

El voluntario también pide que no se abandonen gatos domésticos en la calle: "Muchas veces la gente piensa que si suelta a un gato criado en casa va a ser capaz de sobrevivir por sí mismo o se va a juntar a otros gatos. Esto no siempre es así. Algunos se acostumbran y forman parte de las colonias, pero muchos otros no. O no saben buscarse la vida o les rechazan los gatos de la colonia y acaban muriendo".

  • No hay que llevar los gatos callejeros a la perrera

Lo mismo sucede a la inversa: "Si nos encontramos un gato en la calle no hay que llevarlo a la perrera: si está acostumbrado a la vida salvaje acabará muriendo por estrés en el recinto. Si el animal está herido o enfermo lo mejor es llamarnos a nosotros, que lo llevaremos al veterinario y después lo reubicaremos o le buscaremos una casa de acogida, si es lo que necesita".