Vitoria contamina con el alumbrado público

2 octubre, 2012

Los nuevos barrios de Vitoria-Gasteiz están sobreiluminados. Esa es la conclusión a la que ha llegado la empresa AAC Acústica en el estudio encargado por el Ayuntamiento, que incide en que la iluminación de los nuevos barrios se ha planificado mal, con zonas sobreiluminadas y con el uso de lámparas de luz blanca, algo inadecuado. […]

20121002-103335.jpgLos nuevos barrios de Vitoria-Gasteiz están sobreiluminados. Esa es la conclusión a la que ha llegado la empresa AAC Acústica en el estudio encargado por el Ayuntamiento, que incide en que la iluminación de los nuevos barrios se ha planificado mal, con zonas sobreiluminadas y con el uso de lámparas de luz blanca, algo inadecuado.

Además, desde el ayuntamiento aseguran que existe una obsesión de los ciudadanos por el alumbrado público y por asegurarse de que Vitoria cuente con todas sus calles correctamente iluminadas.

En un intento por solucionar estos problemas, el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz se suma a la iniciativa Starlight, respaldada por diversos organismos internacionales como UNESCO-MAB, y propone la gestión sostenible del alumbrado exterior en el término municipal, mediante la elaboración de un plan estratégico de alumbrado –PEAS- que define la puesta en marcha de actuaciones orientadas a mejorar la eficiencia energética del alumbrado en al menos un 30%, reduciendo, además, la contaminación lumínica de la ciudad

Pese a todo, los nuevos barrios no cuentan con los mejores estándares de eficiencia energética, debido al uso incorrecto de farolas (con la instalación de farolas bajas en calles anchas) y a una mala ubicación en algunos casos. Al mismo tiempo, aseguran que las farolas de luz blanca no son las más eficientes en este caso, pese a que en los últimos años abundan en la ciudad.

Además, las farolas con forma de Chupa-Chups siguen estando muy presentes en Vitoria. Farolas que iluminan la ciudad, pero también el cielo, algo innecesario según la empresa auditora. Además, aseguran que la solución no es la colocación de una boina a dichas farolas, ya que, pese a ello, siguen emitiendo cerca de un 15% de la luz hacia el cielo.

AAC Acústica también ha criticado hoy que la iluminación del barrio de Salburua alcanza incluso al Parque y al Humedal, donde "no se necesita una linterna para ver el suelo".

Los nuevos barrios son además los que mayor contaminación lumínica generan, debido a las lámparas utilizadas en estas calles. En Vitoria se ha aumentado en los últimos tiempos las farolas con luz blanca, algo inadecuado.

Los concejales han incidido también en que la mayor iluminación no debe estar ligada siempre a la seguridad. Y han puesto como ejemplo la Calle Barrancal, donde se optó por una sobreiluminación para elevar la seguridad. Es en el Casco Viejo también donde es necesaria otra adaptación de las luminarias para mejorar la eficiencia energética.

Desde el Ayuntamiento abogan también por modificar la cultura ciudadana en este sentido, y por estudiar fórmulas de ahorro y de menor contaminación lumínica.

Además, se ha visto también en los últimos años un sobredimensionamiento de puntos de luz en algunos núcleos rurales de Vitoria, algo perjudicial para la flora y fauna de alrededor.

El objetivo para los próximos años pasa por una estrategia coherente para el cambio de principios de alumbrado en todo el municipio, con el fin de evitar contrastes en el proceso de alumbrado inteligente. Se plantea así un proceso progresivo de mejora, para optimizar los recursos que se destinan y el retorno de las inversiones por el ahorro energético. Sobre esta base se ha procedido al análisis para conseguir la adecuación a los niveles máximos establecidos por la legislación, que permitirán reducir el consumo del orden de un 50%, sin contar el efecto de optimización de los diseños del alumbrado o la mejora en las instalaciones para que sean más eficientes.

De esta forma, el estudio ha señalado aspectos positivos en la ciudad como la creciente tendencia hacia el empleo de luminarias con vidrio plano horizontal o la amplia mayoría de la utilización de lámparas de sodio de alta presión (luz amarilla y por tanto más cálida y menos contaminante), con la ausencia casi total de LED blanco, que emite un tipo de luz no admisible desde criterios ambientales.