Zaramaga Battles mantiene viva la llama del freestyle vitoriano

21 octubre, 2023

Panto VI y Mini VI son dos de los fundadores de esta organización de batallas de gallos que cada viernes se reúnen en Arriaga para rapear

Una base musical, algo para beber, amigos, pero el rap como protagonista. No necesitan mucho más este grupo de amigos que desde 2016 se reúnen en el Parque de Arriaga para improvisar. Apasionados del freestyle desde toda la vida, 'Panto VI' y 'Mini VI' son dos chicos que fundaron 'Zaramaga Battles'. Una organización de batallas de gallos cuyo fin es que la gente disfrute del arte de rimar. Con el declive de la disciplina y los problemas que surgen para organizar, lo importante para ellos es que se siga rapeando.

"El rap murió en Vitoria, ya que hubo problemas y tensiones. Se quedaron raperos, pero no organizaba nadie"

Cada viernes, ambos acuden al anfiteatro del Parque de Arriaga. Allí se juntan con más chavales que son amigos y la plácida tarde arranca con una base y palabras para improvisar. Con nostalgia recuerdan la época en la que todo comenzó: "Llevo desde 2016, cuando todos los chavales como Mario VI o Facun venían aquí. Todos los viernes quedábamos en la bolera para echar unos 'frees'. Pero, el rap murió en Vitoria, ya que hubo problemas y tensiones. Se quedaron raperos, pero no organizaba nadie". 3 años después, Panto se presentó con 14 años y se juntó con un chaval llamado Álvaro para crear batallas. Poco tiempo después, durante la época covid, nació Zaramaga Battles.

Con el paso de los años Zaramaga Battles ha adquirido importancia en el rap vitoriano. Eso sí, con subidas y bajadas. "Los primeros 4 años fueron de crecimiento, pero en este último año hubo problemas con las pre-regionales que organizábamos. Se creó una nueva ley que prohibía hacer pre-regionales con provincias que no fueran colindantes. El panorama ha cambiado, ya que hemos pasado de hacer todas las semanas un evento, a hacer uno mensual", detallan.

De esta manera, prácticamente todos los eventos que se organizan de batallas las hacen ellos, sin ayuda externa. Lamentablemente, cada vez realizan menos, puesto que están muy quemados por la gran carga de trabajo que supone y por ciertas actitudes: "Este año nuestra capacidad ha sido la Copa de Euskadi. Empezamos muy fuerte con los eventos, pero me cansé y no por hacerlas, sino por la actitud de la gente, el público y la carga de trabajo. Te acabas quemando. Cuando organizas con organizaciones de fuera siempre hay problemas".

"Nunca se ha apoyado que la organización de sitios como Vitoria crezca. La gran mayoría se van para Bilbao. No tenemos donde crecer a día de hoy"

Y es que el panorama actual cuenta con carencias. ¿La razón? La falta de apoyo y recursos. "Nunca hemos tenido respaldo ni recursos. Quitando eventos sueltos como Gauekoak, que nos ayudaron, es imposible que hagamos nada. Nunca se ha apoyado que la organización de sitios como Vitoria crezca. La gran mayoría se van para Bilbao. No tenemos donde crecer a día de hoy", explican.

Los problemas organizativos

Poca gente vive de la improvisación. Raperos de élite como 'Chuty' o 'Skone' pueden presumir de vivir de su pasión. Sin embargo, tanto Panto como Mini se lo toman como un hobby. Rapean porque aman la disciplina, no porque quieran ganar dinero. De hecho, ambos dedican el tiempo libre que les queda después de trabajar para mantener vivo el freestyle en Vitoria-Gasteiz.

"No se dan cuenta de que somos chavales que trabajamos, tenemos nuestra vida y nos quitamos tiempo para organizar esto. Nosotros avivamos la llama e impulsamos a los chavales a que cojan la iniciativa"

Es ahí cuando surgen los problemas, ya que reciben más críticas que halagos por parte de la gente: "Lo complicado no es conseguir un respaldo, es la actitud. Hay mucha gente que se queja por el horario o por el formato. No se dan cuenta de que somos chavales que trabajamos, tenemos nuestra vida y nos quitamos tiempo para organizar esto. Hemos gastado durante 5 años tiempo, recursos y seguimos aguantando. Nosotros avivamos la llama e impulsamos a los chavales a que cojan la iniciativa. Cada vez que alguien quiere hacer batallas ponemos el altavoz o nos encargamos de difundir el cartel".

Con la profesionalización del freestyle, el rap muere. Es complicado para los chavales del parque organizar batallas ya que las altas esferas apenas les dan tiempo y recursos. "No tiene lógica que, sin recursos ni respaldos, nos digan: 'Te dejamos esta competición que es la última de todas'. Entonces te tienes que encargar de todo lo demás que lleva un enorme trabajo detrás. La organización te genera problemas, puesto que tienes que hacer un montón de movidas burocráticas que no tienen sentido que impongan a unos chavales del parque. Si tuviéramos ayuda del Ayuntamiento...", reclaman.

De esta manera y con los pocos recursos de los que disponen, el público que atraen es mínimo: "El público rapero de Vitoria es muy bueno, pero lo que nos llega es un reducto. Si el evento lo organizamos nosotros, ¿qué razones tienen para volver si este finde te sale mejor irte a una 'Gold Battle' que te de 20.000 puntos de ascenso? Como viene una organización con nombre vienes a verlo, pero luego no digas que el rap aquí se muere, porque cuando nosotros lo organizamos no tiene ese apoyo".

"Nos gustaría tener un respaldo económico para organizar algo más decente. Nosotros no esperamos vivir de esto y nunca hemos generado nada"

El futuro

panto y mini

Panto VI y Mini VI.

Mini y Panto quieren lo mejor para el rap gasteiztarra. Son conscientes de que sin su iniciativa, la improvisación podría desaparecer de la capital alavesa. Es por eso que, aunque seguirán promoviendo la disciplina, les gustaría contar con un apoyo económico para que no desaparezca: "Nos gustaría tener un respaldo económico para organizar algo más decente. Que haya dinero de por medio nos facilita hacer eventos más llamativos. Es más beneficioso para el público y participantes. Nosotros no esperamos vivir de esto y nunca hemos generado nada".

Tras 7 años en la movida, Arriaga sigue siendo el templo del rapeo gasteiztarra. Aunque se ha reducido el número de personas (antes acudían unos 20 o 30 y ahora suelen ir menos de la mitad), ellos defienden que las batallas siguen vivas en Vitoria-Gasteiz: "Todos los viernes quien quiera se viene a rapear. De cada 10 viernes quedamos 9. Yo crecí con esto y no quiero que muera".