El restaurante de El Mineral está condenado al derribo

24 febrero, 2016

El coste económico que supone la demolición de El Mineral sería menor que la recuperación del mismo, según datos del Ayuntamiento.

El Mineral VitoriaLa restaurante de El Mineral se ha convertido en los últimos años en un espacio en ruinas en el que se acumula la suciedad. El mal estado del edificio sólo aconseja su demolición.

Un informe del Ayuntamiento desvela los daños de la estructura: todos los mecanismos eléctricos, luminarias y paneles solares y fotovoltaicos de las instalaciones han desaparecido, y los cableados y tuberías han sufrido daños importantes. Han desaparecido puertas, y hay pintadas en todas las paredes. Además, los falsos techos están desmontados y rotos en buena parte de las estancias del edificio, y el suelo de madera tienen daños, lo que supone que haya goteras por toda la estructura.

Según el diagnostico encargado a un estudio de arquitectura habría que rehacer el edificio en su totalidad para que pueda volver a funcionar. Para ello se requieren trabajos de diferentes ámbitos, como albañilería, aislamiento e impermeabilizaciones, alicatados, carpintería tanto interior como exterior, vidrería y pintura, instalación eléctrica, fontanería, calefacción, etc.

Como consecuencia de todo esto el Ayuntamiento alega que es un coste "inasumible" y apuesta por la demolición de la actual estructura. El coste económico del derribo será menor que la recuperación del edificio.

En 2001 el Ayuntamiento concedió la licencia para la construcción de un restaurante bioclimático en la zona. Lo hizo con un canon anual para una explotación de 25 años, aunque esa misma empresa debería encargarse de la construcción del edificio. El edificio, del que desde el principio se incidió en su carácter bioclimático, es ahora una ruina. Apenas año y medio después de su primera apertura el establecimiento cerró debido a los altos costes, que no se cubrían con los ingresos.

El restaurante nunca llegó a funcionar, y siempre ha estado marcado por la sucesión de quiebras. En junio de 2004 se intentó una nueva reapertura, aunque apenas duró un año. Desde entonces el deterioro ha ido en aumento, pese a los intentos o los anuncios de posibles reflotes. Reflotes que en todo momento han fracasado.