Familiares de una residencia no consiguen hablar con sus mayores por teléfono

14 abril, 2020

Denuncian que el día de su cumpleaños sus nietos no pudieron felicitar a su abuela porque la residencia no cogía el teléfono

La crisis sanitaria ha obligado a muchas residencias a cerrar sus puertas, aislando a los mayores que allí residen. Una situación que varias residencias han compensado con llamadas habituales a los familiares, y cogiendo el teléfono siempre que reciben llamadas.

Pero esta situación no es igual en todos los casos, y la denuncia llega hasta una residencia privada en Lakua, donde casi todos los usuarios están actualmente contagiados por coronavirus. Una residencia que no cuenta con el personal ni los recursos suficientes para atender por teléfono a los familiares de los mayores. Las bajas laborales por coronavirus han ahondado en la falta de recursos personales de un sector ya lastrado por la precariedad.

Son varias las familias que han denunciado las dificultades para poder hablar por teléfono son sus mayores. "Llamábamos para preguntar por la situación y hablar con nuestro familiar, y la respuesta era o que ya había realizado otra llamada con un familiar en otro momento del día (limitándose a una llamada diaria) o que la situación estaba bien a pesar de preguntarlo reiteradamente en diferentes llamadas, cuando la realidad era otra y ya había casos de coronavirus", denuncia una familiar a Gasteiz Hoy. Pero esta no es la única denuncia.

  • Denuncia en Twitter

Iñaki Landa perdió a su abuela Esperanza Ozaeta por coronavirus: "Una muerte deshumanizada", asegura en Twitter. A través de un hilo explica la situación de su abuela, que vivía en dicha residencia de Portal de Foronda. Landa denuncia la imposibilidad de hablar con ella, ni siquiera el día de su cumpleaños.

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Esperanza Ozaeta, fallecida hace unos días por coronavirus, y residente en Portal de Foronda

"Desde el 18 de marzo hasta el 30 llamé por teléfono a la residencia 44 veces, según el registro del móvil. Cogieron dos pero pude hablar con ella una sola vez". El motivo que le dio a Iñaki la residencia es que Esperanza Ozaeta Viana recibía "demasiadas llamadas".

El 28 de marzo fue el cumpleaños de la anciana, y ese día sus nietos no pudieron hablar con ella, explica Iñaki Landa: "Mi hermana llamó 52 veces a la Residencia privada Lakua. No pudo hablar con mi abuela. No cogieron el maldito teléfono. Cumplía 92 años. Yo tampoco la pude felicitar..."

"La residencia, eso sí, informó a un familiar de que habían celebrado una chocolatada por el cumpleaños. Se le olvidó indicar, en cambio, que para el sábado 28 habían comenzado ya los primeros síntomas de coronavirus". Y es que para ese día algunos mayores ya habían empezado a mostrar los primeros síntomas por Coronavirus.

La familia de Esperanza llevó a la residencia un teléfono móvil, que la mujer no pudo aprender a usar: "Tiene 92 años y sola no se apaña. Aspirábamos a que, al menos, le ayudarían a usarlo. Tampoco. Sólo pudo hablar una vez por ese móvil (la única que le ayudaron) y los whatsapps enviados están todavía sin leer".  El 1 de abril Esperanza ingresó en el Hospital, donde falleció días después.

Landa se acuerda en su hilo de las trabajadoras, con sueldos que apenas llegan a los 1.000€, pese a ser las más expuestas: "¿Por qué no ha sido esa residencia (más) humana con las usuarias y las familias? ¿por qué no cogían el teléfono? ¿por mala fe? Claro que no. Porque las trabajadoras están desbordadas, saturadas, doblando turnos, cubriendo ellas mismas las bajas de compañeras".