De Yakitoro al primer restaurante 'speakeasy' de Vitoria

Un trocito de Nueva York aterriza en pleno centro de Vitoria-Gasteiz. En concreto, en San Antonio, 33. Allí llega 144, la nueva apuesta de Luis Ángel Pérez, que fuera chef del madrileño Yakitoro. Un restaurante que aúna la cocina viajera que le caracteriza con una coctelería que recuerda a los llamados ‘speakesay’.

Clubes clandestinos surgidos en Estados Unidos durante la Ley Seca, y que ahora son tendencia cada vez en más ciudades. Aunque todavía no en la capital alavesa. "Es un concepto que ya existe, no lo hemos inventado, y que se acabará poniendo de moda en muchos sitios. La novedad es que lo traemos aquí", explica este chef.

La iluminación sin estridencias, y su decoración urbana, recuerdan a esos locales de ladrillo característicos de la zona portuaria de Brooklyn.

Con Dabiz Muñoz y Ángel León

Nacido en Íscar (Valladolid), Luis ha desarrollado toda su vida profesional en Madrid. Allí se ha formado en los reconocidos Zalacaín o Diverxo, con Dabiz Muñoz. También ha pasado por las cocinas de Arriba, de Ramón Freixa, y de Aponiente, con Ángel León.

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144 levantará la persiana la primera semana de mayo

Fruto de su experiencia, abrió su propio local, Medea, que destacó en el panorama gastronómico madrileño. A continuación, y hasta el verano pasado, llevó las riendas de Yakitoro, tras la marcha de Alberto Chicote.

La vuelta a la Vitoria natal de su pareja ha impulsado al cocinero vallisoletano a apostar por un nuevo proyecto hostelero en la capital alavesa. Todo un reto, al implantar un concepto diferente e innovador para el que confiesa estar "muy ilusionado".

Será la primera semana de mayo cuando el 144 levante la persiana. Lo hará en el local que hasta finales de 2023 ocupara ‘Casa de Locos’, conocido también por su propuesta culinaria creativa.

Cocina de muchas influencias

Luis prefiere calificar su cocina como "viajera". "Bebe de muchísimas influencias. Está inspirada en viajes y en sitios a los que he ido a comer. Combina producto local con salsas, guarniciones y formas de comer de otras partes del mundo", explica. "Como cocinero, me hace viajar al prepararlo, y espero que al comensal, comiéndolo", insiste.

El resultado puede ser una trucha del Duero con una salsa pepitoria inspirada en un ají de gallina y unos ñoquis italianos. O una sopa de Singapur con bacalao. Por ejemplo. Tampoco faltarán recuerdos a la cocina de Castilla y León con elaboraciones de pato, perdiz y un guiso de cordero lechal que hace un guiño al "de mi madre, que prepara con alcachofas".

En total, 12 platos (luego aumentarán) de un menú que no es degustación. Y que, más que una carta, forman un listado. Porque el objetivo es "dejarse llevar". "En base a lo que te apetezca ese día, el hambre, gustos o alergias alimentarias, podrás componer tu propio menú", invita el chef.

22 comensales es el espacio máximo del comedor. Sumado a los 8 taburetes que componen la zona de coctelería. La del espíritu 'speakeasy', "que ofrece cierto halo de misterio: el no poder reservar hueco allí, mirar a ver si hay sitio...", indica Luis.

12 cócteles y 12 platos=144

Quien lo encuentre, podrá elegir su bebida favorita, por supuesto. Pero el fuerte es la propuesta ideada 'ex profeso' para esta área. 12 cócteles "muy creativos" (también los habrá sin alcohol) y otros 12 mini bocados. Un 12x12 que da nombre al local.

"Los platos de la barra no estarán disponibles en la zona de restaurante. Y al revés. No son intercambiables. Pero si estás comiendo o cenando, sí puedes pedir un cóctel de la barra", explica el vallisoletano.

Comida y bebida ideada para combinar y, sobre todo, disfrutar. Es el objetivo del 144. "Por cómo está concebido y cómo es mi cocina, es un sitio para venir y dejarse llevar. Que te pongas en mano del equipo y nosotros construyamos tu experiencia", anima Luis.

"Esto no es un museo, no buscamos un resultado muy sesudo. La gente viene a pasar un buen rato, no a pensar. Quiere que todo esté bueno y, además, sea ingenioso e interesante", promete.

Estos días apuran la puesta a punto del local. Un trajín que combina con las ganas y los nervios propios de todo estreno. Y más con algo innovador en la ciudad.

"Ser el primero marca tendencia, pero también te la juegas. Y está la duda de si este concepto no existe porque no hay demanda o, como no existe, no hay demanda. Pero estoy muy ilusionado y tengo el pálpito de que puede salir bien", desea.

Un local con historia

La apertura del 144 en San Antonio devuelve a la vida a un local con amplia trayectoria hostelera. El más reciente fue el ya mencionado Casa de Locos. La apuesta creativa de los chefs Alberto Sánchez, quien ya tuvo también el Eskolaberri de Manuel Iradier, y Andrés Llorente, quien trabajara en el extinto Prado 24.

Antes, por allí pasaron los aires caribeños de Bella Vitoria y sus recetas cubanas y españolas. También los pintxos y menús del día del gastrobar Donos, las tortillas del Txiki II, el picoteo informal del Noma Food & Bar o el bar restaurante Saboreo.