"Retrato de un moribundo"

3 julio, 2012

Pocos podían creer que este periodista deportivo experto en fútbol internacional tuviese escondida una pasión por la lectura y por escribir. El Vitoriano Miguel Venegas presenta este jueves en Montehermoso su primera novela, Retrato de un Moribundo, un recorrido a la vida de un joven de 30 años que ha decidido quitarse la vida PUBLICIDAD […]

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Pocos podían creer que este periodista deportivo experto en fútbol internacional tuviese escondida una pasión por la lectura y por escribir. El Vitoriano Miguel Venegas presenta este jueves en Montehermoso su primera novela, Retrato de un Moribundo, un recorrido a la vida de un joven de 30 años que ha decidido quitarse la vida

¿Cómo llega un periodista deportivo a escribir una novela?

-Es raro la verdad. Esta obra la escribí hace un par de años. Yo soy muy perezoso para escribir una novela. Uno se da cuenta de que es más trabajoso lo que va después de escribir una novela que escribirla en sí. Es una experiencia distinta. Estoy muy contento pero estoy perdido. Todo el mundo me pregunta cómo es posible que esté todo el día hablando de fútbol y luego sea capaz de escribir sobre un chico y una novela existencialista sobre el amor y tal. Yo soy periodista deportivo pero también soy persona y siempre me ha gustado muchísimo leer. El fútbol ha sido mi pasión desde los seis años pero también la lectura. Sin mezclar ninguna de ellas son mis dos pasiones.

-¿De qué trata la novela?

-Es un chaval joven de treinta años que decide morir. Decide suicidarse. Se pasa toda la novela hablando con alguien y explicando por qué. Y uno a medida que lee se da cuenta de que su vida ha sido buena, pero la causa final es que él no ha sido capaz de ser feliz. Es verdad que parte del existencialismo pero yo he querido buscar una réplica. Que el lector le dé replica al protagonista y que se de cuenta de que la capacidad y la posibilidad de ser felices depende de nosotros mismos, que no está ahí fuera.

-¿Es un libro de autoayuda?

-Para nada. Es cierto que tiene una carga filosófica y vital. De hecho gente que lo ha leído ha sacado conclusiones muy diversas. Desde gente que le ha dejado un poco tocado hasta gente vitalista. Cada uno sacará sus conclusiones. Mi intención era que el lector buscase una forma positiva pero cada uno lo verá. Depende del cristal con el que se mire o de la empatía. Una amiga me preguntaba hace poco cómo había sido capaz de crear un personaje tan pesimista. Pero es que mi objetivo era precisamente poder refutarle en algún momento. Mi objetivo es ir quitando la razón al protagonista.

-¿Costó mucho llegar a publicar este libro?

-Tampoco me lo he currando demasiado. Al final mis amigos han tirado más de mí que otra cosa. Cuando acabé la presenté a un concurso y ahí me olvidé. En aquel entonces no tenía esperanza de publicar con 26 años. Pero un amigo me comentó la posibilidad de enviarlo a esta editorial que trabaja y publica con lectores jóvenes. La envié por mail. Y a los cuatro meses me anunciaron que les había gustado.

-En RadioEstadio tienes referentes como Taboada, que ya llevan tras de sí varias obras

-Taboada es un periodista con mucho recorrido y publica poesía. Entre nosotros es cierto que comentamos en su día el tema de las presentaciones. Pero consejos no hay muchos. En realidad no es que sea difícil sino que al final cansa. Taboada es un referente de como un periodista deportivo escribe de cosas que no tienen nada que ver.

-¿Qué tal en la Feria del libro?

-No pensé que fuera a hacer la mejor venta. Pero te das cuenta de que casi nadie vende casi nada en la Feria del Libro, ni firman. Es una forma muy agradable de pasar el día pero hay veces que tenemos muy mitificados a los autores. Hay autores famosos que igual firman dos

-¿Cómo aguardas la presentación en Vitoria?

-Hace poco pensaba que no iba a ir casi nadie. Lo miro con expectativa, quiero que sea una forma de reencontrarme con gente de Vitoria. He vivido aquí hasta los 18. Quiero volver a sentir las raíces. Cuando estas en Madrid te ves un poco al otro lado. Me da igual que vengan cien personas o que vengan veinte.