Errekaleor resurge con la ocupación de varias viviendas por parte de 50 jóvenes

31 octubre, 2014

Apenas 10 propietarios mantienen su vivienda y han denunciado al Ayuntamiento por mobbing inmobiliario

10 familias viven aún en sus viviendas de "El Mundo Mejor". Son los últimos supervivientes de Errekaleor, el barrio condenado a desaparecer por las decisiones urbanísticas del Ayuntamiento. Familias que se niegan a abandonar su hogar y que han denunciado al Ayuntamiento por mobbing inmobiliario y por hacer dejación de sus funciones.

Sin embargo, desde hace un año ha aumentado la población del barrio ha aumentado con la ocupación de varios inmuebles vacíos y propiedad del Ayuntamiento. Cerca de 50 personas viven ya en esas viviendas ocupadas. Personas que buscan crear comunidad, a través de la autogestión, y que conviven con las otras 10 familias que se niegan a abandonar la que ha sido su casa desde los años 50.

  • Planes de derribo

Errekaleor entró dentro de los planes de expansión urbanística del ayuntamiento a finales de los 90, y las 192 viviendas estaban llamado a desaparecer. En el 2002 empezaron a firmar los primeros vecinos los contratos de realojo, y poco a poco la presión del Ayuntamiento fue creciendo para la expropiación de estas viviendas. Después de doce años, pese a que hayan cerrado el cine, la iglesia, el bar, el frontón, la tienda, el centro social y más, nueve familias todavía viven sus viviendas. Aún así el consistorio es titular de prácticamente todos los inmuebles, que ha ido adquiriendo tras llegar a acuerdos con los vecinos.

Aún son 10 las familias que se resisten a abandonar su hogar, "el mundo Mejor" con el que se vendía en los años 50 este barrio habitado por obreros y gente humilde. Un barrio que hizo como pocos vecindad. Un barrio en el que los edificios sociales, como el cine, la tienda o la cafetería se levantaron entre todos, en el que todos se conocían y vivían en el campo pero con las comodidades y sin los problemas de la ciudad.

  • Viviendas ocupadas

Tras unos años de decadencia y de muerte en el barrio la vida parece haber vuelto, aunque a través de la ocupación de las viviendas, por jóvenes que apuestan por la autogestión. Los jóvenes han entrado en varias de las casas municipales y conviven con la mayoría de los vecinos propietarios. Han creado una comunidad, donde su objetivo es seguir creciendo, ayudar a los propietarios de las viviendas que aún no han sido abandonadas y servir como referente para grupos sociales. Aún así Ensanche XXI mantiene un litigio judicial con los ocupantes del portal 26, el primero de los que fue habitado hace ya un año. Hoy el Ayuntamiento ha aprobado una moción para frenar esta denuncia, con los votos de Pse y EH Bildu, y la abstención del PNV.

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La mayoría de los nuevos habitantes de Errekaleor son estudiantes o trabajadores: tienen ocupaciones e ingresos, aunque también han acogido a alguna persona que se ha visto azotada por la crisis y sin vivienda. Quienes no tienen trabajo contribuyen en mayor medida al mantenimiento del barrio. También ofrecen cursos de Pintura o clases particulares en el Centro Social, y están trabajando en una programación para resucitar el antiguo Cine del Barrio, ubicado frente a una iglesia completamente tapiada. Además han tenido que intervenir en varias ocasiones para evitar el saqueo de las viviendas tapiadas por parte de ladrones o chatarreros.

Durante los últimos meses los jóvenes han reparado el frontón (uno de los más grandes de Vitoria), cuentan con una decena de gallinas y la parcela más cercana se ha convertido en una huerta en la que brotan berzas o puerros. Al mismo tiempo han comenzado a dar color al blanco de las viviendas con varios graffitis. El pasado 3 de marzo realizaron un homenaje a Romualdo, uno de los asesinados en 1976, ya que era del barrio, y para ello colocaron una placa y un mural.

La población va poco a poco aumentando. La pasada Primavera llegaron al barrio los jóvenes que ocupaban la casa de San Francisco y el comienzo del curso universitario ha atraído a nuevos estudiantes, procedentes de otras provincias pero que estudian en el Campus de Álava.

Su futuro depende de lo que haga el Ayuntamiento. En el consistorio está la decisión de solicitar la orden judicial para el abandono de estas viviendas. Mientras tanto la vida sigue en el barrio.

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