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Unas fiestas de altibajos. ¿Es hora de La Blanca 2.0?

10 agosto, 2023

Nuevas modas, participación desigual, tiempo loco, actividades a mejorar... Así ha sido La Blanca 2023

Todo fin de ciclo conlleva un balance. Y La Blanca 2023 no va a ser menos. Aunque este no se trata tanto de datos cuantitativos como de sensaciones, sentimientos, apreciaciones y pareceres. Y esto, como bien sabes, es subjetivo.

Tras seis días a pie de calle, hemos visto unas fiestas que, sin igualar las de 2022 con su efervescencia post pandemia y una participación sin igual, han gustado. No han sido tan redondas como las del año pasado, les ha faltado algo de chispa, pero han aprobado con buena nota. El Ayuntamiento las ha calificado de "excelentes, intensas, multitudinarias y cálidas".

Nuevas modas en el Celedón

Pero la impresión es que, como en las evaluaciones escolares, necesitan mejorar. Como si de una montaña rusa se tratara, han tenido altibajos de picos y valles. Novedades populares, días multitudinarios y otros con la batería a medio cargar, un tiempo de locos y actos a los que hay que dar un giro de guion. ¿Es hora de La Blanca 2.0?

Hay detalles que apuntan a ello. Como la moda vista en la Bajada de Celedón. Nada queda del cava y los puros de hace unos años. Ahora lo 'cool' es tirarse harina, pintura de colores y hasta camisetas empapadas de kalimotxo y sudor entre los asistentes. Una costumbre nada habitual en Vitoria-Gasteiz, que la ciudadanía ha copiado de otros festejos, y tiene pinta de que ha llegado para quedarse.

La harina y la pintura de colores han sido la nueva moda en la bajada de Celedón, aunque no han complicado la limpieza posterior de la plaza

Frente a la novedad, todo un 'revival'. El ya clásico 'Ave María' de Bisbal, que meneó las caderas y brazos de la Virgen Blanca tras el pasado 'boom' del 'Quédate' de Quevedo y Bizarrap.

Tiempo 'in crescendo' y ambiente en descenso

Precisamente el de Celedón ha sido uno de los momentos más emotivos. El fin de un ciclo. Gorka Ortiz de Urbina cumplió sus 21 bajadas y se despidió de toda la ciudadanía, a la que, aseguró, "os llevaré siempre en el corazón". Pero ahora le toca a la Comisión de Blusas y Neskak, a partir de otoño, decidir quién le sustituirá. Un puesto renovado cada 5 años. Y no cierran la puerta a que sea una mujer.

Cambios que también han afectado al tiempo, muy loco en estas fiestas. Si la Bajada de Celedón empezó con apenas 20 grados de máxima y algo pasada por agua, la despedida ha sido de lo más ardiente, con un mercurio que casi dobló esa cifra, al rozar los 40 grados.

Temperaturas in crescendo que, paradójicamente, iban al revés que la evolución del ambiente festivo. Porque al inicio, la gente tenía ganas de fiesta. El sol con nubes tirando a fresco de los primeros días invitaba a salir, saltar, cantar y disfrutar. Más que el 'aplatanamiento' final.

Claro que a ello también contribuyeron, como era habitual hasta 2019, las fechas. El fin de semana no cabía un alfiler en muchos bares, conciertos y recintos festivos. Gasteiztarrak, turistas y fiesteros de localidades limítrofes abarrotaban las calles del Casco Viejo y el Ensanche, Mendizabala, las txosnak... Y la hostelería, contenta con este inicio.

A partir del lunes 7, el planteamiento cambiaba. Al igual que en los buffet libre, tras tres días de excesos de comida, bebida, música y baile, los cuerpos necesitaban un descanso físico y mental. También los bolsillos. Así que a las mañanas costaba coger ritmo, las tardes recuperaban lustre y, a partir de la cena, eran las cuadrillas de blusas y neskak las que mantenían vivo el cotarro.

Así las cosas, ¿tocaría plantear, una vez más, el eterno debate de cuándo es mejor celebrar La Blanca? Hay quien propone que comience siempre en martes para terminar por todo lo alto en fin de semana.

Tirón musical

Lo que sí parece que ha surtido efecto ha sido la decisión del Ayuntamiento de consultar a jóvenes de entre 16 y 30 años sus preferencias musicales para La Blanca. Tras la entrada más floja de Los Fueros en 2022, este año la plaza ha recuperado esplendor.

Sobre todo con Camela y ETS, que causaron furor. Quizá habría que mirar el no programar conciertos con estilos similares el mismo día y en distintos recintos, como ocurrió con Lágrimas de Sangre y Los Chikos del Maíz.

Porque las txosnak han demostrado que mantienen intacto su tirón. También han gustado las sesiones de DJ en Falerina, al igual que los espectáculos del Machete, la plaza de la Provincia, la del Arca y, en especial, el de plaza de España. Y es que las verbenas siguen siendo una apuesta segura para todos los públicos, lo que demuestra el amplio gusto por un buen popurrí fiestero.

¿Cambios en la kalejira de blusas y neskak?

Quienes, sin duda alguna, han sido una vez más el alma de la fiesta han sido las 29 cuadrillas de blusas y neskak que han dado color y ambiente a La Blanca. Un número cada vez mayor y que se nota con creces. Para bien y para mal. Sus actos se multiplican y dan vidilla a las, a menudo, horas muertas de la tarde. Sus txarangas amenizan todos los rincones con 'hits' de ayer y hoy. Y se modernizan tuneando sus vasos y pegatinas.

Pero, como reconoce la propia Comisión de Blusas y Neskak, hay que repensar algunos aspectos. Como las ofrendas a la Virgen Blanca, con largas esperas para depositar las flores y coronas. Y, sobre todo, las kalejiras.

El que fuera uno de sus actos estrella necesita cambios, versiones nuevas. Porque hay días que resultan eternos, para los propios participantes y para el público. Como ejemplo, el día 5, el final del paseíllo de ida de la Comisión casi se juntó con el inicio de la vuelta de la Federación.

Otro punto en su lista de deberes es la posible reunificación de todas las cuadrillas. Las relaciones entre integrantes de unas y otras son, por lo general, buenas, y cada vez más voces la reclaman. El propio Gorka Ortiz de Urbina lo señaló al inicio de las fiestas. Y, al final, la Comisión ha hecho un llamamiento a la unidad para 2024.

¿Qué más mejorar?

Para entonces, tampoco estaría mal que el Ayuntamiento planteara algunas nuevas actividades, o que buscara otros espacios para algunas de ellas. Es el caso de la despedida de los gigantes y cabezudos. Cada vez más populosa, las calles San Antonio y San Prudencio se le quedan pequeñas.

Y no estaría de más que diera mayor publicidad a otros, como el Grand Prix o el Torneo de Pelota.

La conectividad no ha sido tan desastrosa como el año pasado, pero también ha fallado en horas y zonas puntuales. Y la suciedad ha llamado la atención, con papeleras y contenedores a rebosar y, a menudo, cantidad de desperdicios por los suelos.