#Urbex: aventura y riesgos entre edificios abandonados

22 agosto, 2017

La exploración de edificios abandonados se ha cobrado una vida en los últimos días en Vitoria-Gasteiz

Híper Eroski de Asteguieta

La exploración urbana, abreviada como Urbex, de pabellones industriales y edificios abandonados se ha convertido en una moda mundial, especialmente entre los jóvenes.

Esta actividad, que se suele realizar cámara en mano, data de los años 80 y cada vez cuenta con más adeptos, también en Vitoria, donde el número de personas que la practican "ha aumentado considerablemente", afirma Ekaitz Espino. Este youtuber alavés de 20 años cuelga desde 2013 vídeos de edificios abandonados.

Los vitorianos aficionados al Urbex suelen ir a las fábricas abandonadas de Gamarra y Júndiz

Entre los inmuebles vacíos de Vitoria destacan la antigua fábrica de embutidos Gorbea, el matadero de Júndiz, el Híper Eroski de Asteguieta y la vieja panificadora de El Áncora, en Abetxuko. También el colegio Izarra, en el municipio alavés de Urkabustaiz, tiene un gran atractivo para los llamados urbexers. Además, "Vitoria resulta ideal para practicar esta actividad porque en varias zonas se concentran muchas fábricas abandonadas".

Los vitorianos aficionados al Urbex (que también suben fotos a Instagram bajo el Hashtag #abandoned) suelen ir a los polígonos de Gamarra y Júndiz. Son muchas las naves, la mayoría de propiedad privada, que han quedado abandonadas y sin uso en los últimos 15-20 años.

Instagramers Gasteiz organizó en 2015 una visita guiada a las fábricas abandonadas de Ajuria y Urigoita, en Araia

También existe la posibilidad de participar en visitas guiadas a edificios abandonados, como la organizada por Instagramers Gasteiz en 2015, según explica Iker Audicana, 'ManaIger' de esta comunidad junto a Idoya Nanin. Dentro de una experiencia más amplia llamada #PaisajesIndustrialesDeEuskadi, la excursión permitió adentrarse en el conjunto fabril de Ajuria y Urigoita, en Araia.

Buena parte de los pabellones vacíos de Vitoria se encuentran en malas condiciones, por lo que el Urbex constituye "un pasatiempo algo peligroso. Son habituales los accidentes leves. Por mucho cuidado que tengas, siempre te cortas con algún cristal o escombro", advierte Ekaitz.

Pero al entrar a estos edificios no sólo se arriesgan a sufrir "accidentes leves". El pasado domingo, un joven de 17 años murió en el polígono de Ali Gobeo cuando cedió el tejado de un pabellón abandonado. El fallecido había subido acompañado de varios amigos para tomar unas fotos, según El Correo.

  • Curiosidad y aventura

Colegio Izarra

En general, a estos Indiana Jones de la jungla urbana les mueve la curiosidad, el deseo de aventura, la estética original de los inmuebles y su historia.

En su búsqueda de lo auténtico, los urbexers prefieren los edificios que se conservan lo mejor posible para descubrir de primera mano las huellas intactas de un pasado ajetreado. Por eso, respetan los lugares que visitan y evitan las construcciones que han sido desmanteladas por ladrones o están llenas de pintadas.

La filosofía del Urbex se resume en 'Toma sólo fotografías, deja sólo huellas' y se puede explicar en cuatro reglas: no ser vistos, no forzar puertas o ventanas, no robar o destruir nada y no desvelar la localización. Por eso, esta corriente se aleja de los actos vandálicos, el gamberrismo y los robos que practican otras personas en el interior de los edificios vacíos. "En el Eroski de Asteguieta se han llevado todo el cableado para sacarle el cobre".

La vieja panificadora de El Áncora, en Abetxuko

A pesar de ceñirse a estas normas, Ekaitz es totalmente consciente de que su afición es ilegal. "Nosotros dejamos de entrar en la antigua fábrica de embutidos Gorbea porque rompimos un cristal sin querer y lo oyó la policía, que justo pasaba por allí. A pesar de que no detuvieron a nadie, nos sacaron del edificio, nos cachearon y nos identificaron".

"En el caso de los menores, avisaron a sus padres. Pero no hubo denuncia ni sanción. También tuve algún problema cuando subí el vídeo del Híper Eroski a Youtube. Un vecino de Asteguieta se quejó y me amenazó para que no volviese a grabar por allí", señala este joven aficionado a la exploración urbana.

  • No merece la pena jugarse la vida

En cuanto a la seguridad, Ekaitz enfatiza la importancia de ir a explorar construcciones vacías siempre en compañía de alguien. "Yo nunca he entrado solo a un edificio abandonado. Puede pasar cualquier cosa que te impida salir o llamar por teléfono".

Y recalca "que no merece la pena jugarse la vida por acceder al interior de un edificio abandonado para ver cristales y escombros". Asimismo, recomienda evitar la entrada a través de "agujeros que están a cierta altura". Tambien desaconseja "subirse al tejado, que puede ceder fácilmente. Además, si luego no eres capaz de bajar, te puedes quedar atrapado", como les sucedió a seis menores en el Híper Eroski de Asteguieta a finales de junio.

Fábrica de embutidos Gorbea en la calle Artapadura

Y destaca la importancia de elegir edificios que "conservan bien su estructura principal, aunque por dentro estén destrozados. Noy soy arquitecto, pero si un edificio lleva una década vacío y a simple vista el techo y las paredes están como cuando fue abandonado, no creo que se te caiga encima".

También aconseja "no hacer agujeros en las paredes. En la antigua fábrica de embutidos Gorbea, alguien hizo boquetes e incluso intentó derribar muros enteros. Me pareció una locura, porque no se sabe dónde está el muro de carga y se puede desplomar el edificio".

Ekaitz empezó a explorar edificios abandonados en verano de 2013 y decidió compartir todas sus experiencias a través de Youtube. Entre sus vídeos y visitas destaca el colegio Izarra, donde estuvo dos meses antes de que un incendio destruyera el edificio principal de este complejo educativo. "Es enorme y el lugar abandonado más interesante al que he accedido".

El mes pasado entró al Híper Eroski de Asteguieta, en la que supuso su última exploración urbana hasta la fecha. Y ya tiene en mente otros edificios abandonados donde colarse para así poder difundir a través de Internet en qué estado se encuentran por dentro. Sus vídeos persiguen saciar la curiosidad de quienes no pueden o no se atreven a entrar en los lugares abandonados que ha visitado.